Victoria:
El pasillo hacia el patio de la casa parece alargarse dos metros por cada metro que camino. Tomo del brazo a Humberto para que no note que mis palmas se encuentran empapadas de sudor.
Al salir al exterior, un olor a plantas y flores me invade, lo que me transmite una paz.
Una mujer de alrededor de 1.60 se acerca a mi con los brazos abiertos y me envuelve en ellos, de la manera más afectuosa y maternal, como si ya me conociera, como si desde ya me quisiera. Me quedo unos segundos extrañada, quieta, sin saber como responder, hasta que por fin mis brazos cedieron y correspondí.
— ¡Me da tanto gusto conocerte al fin! — Me dijo con una sonrisa enorme en el rostro.
— Igualmente. — Le conteste sonriendo mientras me tomaba de la mano y me acercaba hacia el resto de la familia, Humberto nos seguía de cerca.
Primero me acerqué a su papá que estaba junto al asador, también me recibió con un saludo de mano y una palmada suave en el hombro. Junto al asador, estaban sus hermanos sentados en una mesa de cristal, las sillas eran de metal con cojines blancos en el asiento.
Rafael se levanta de su lugar y se acerca a darme un abrazo también, Emi se queda en su lugar y su mamá le llama la atención.
— Emi, salúdala.
— La saludé cuando llegó. — Se defendió alzando sus manos mostrando inocencia.
Su mamá entonces relajó el rostro y volvió a buscar mi mirada para sonreírme.
Humberto me acercó una silla y me senté en medio de él y Emi. La noche no estaba tan fría pero los nervios hacía que mis dientes temblaran.
Su papá empezó a tomar platos para servir y me quise levantar para ayudar, como todos los demás.
— No, siéntate. — Me dijo Humberto. — Yo te sirvo.
Volví a sentarme en el mismo lugar y empecé a jugar con mis dedos, me sentía inútil ahí sentada mientras todos estaban ayudando acomodando los platos o sirviendo la cena.
— Y, ¿qué te ha parecido Monterrey hasta ahorita? ¿Ya conocías? — Me pregunta Rafael mientras se sienta con su plato de comida frente a mí.
Negué.
— Es la primera vez que estoy aquí y realmente no he visto mucho. Del aeropuerto nos fuimos directamente al deparamento y dormimos prácticamente toda la tarde.
— Un viaje cansado, supongo. ¿Dónde vivías antes? ¿Chiapas?
— No... — Hice una pausa mientras Humberto ponía un plato frente a mí y el resto de la familia se sentaba. La cena era un corte de carne en termino medio, puré de papa y espárragos. Hasta ese momento no había sido consciente del hambre que tenía. De pronto recordé que estaba en medio de una conversación y devolví mi atención a Rafa. — No, era en una playa en la costa de Oaxaca.
— ¿Tienes familia allá? — Preguntó Emi.
— No, vivía allá sola. — Le contesté con una sonrisa en la cara, para que Humberto supiera que no me molestaba el comentario, sé que probablemente le estaba haciendo miradas a Emi para que no me preguntara nada.
— ¿Es bonito? — Preguntó su papá.
— Precioso. — Respondí sonriendo, recordando los atardeceres.
— Podemos ir algún día, ¿no? Todos. — Dijo Humberto sonriendo y mirándolos.
— Por supuesto, nos encantaría. — Dijo su mamá y el resto estuvo de acuerdo.
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𝑹𝑬𝑴, solo es un sueño
FanfictionVictoria descubrió la música de Humbe en el momento que más lo necesitaba. La depresión siempre había estado presente en su vida pero cuando más bajo estuvo, cuando no veía salida, lo encontró. En sus letras encontró la tranquilidad y el acompañamie...