15. Adaptándose

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Victoria:


Mi mano se desliza suavemente sobre las plantas a mi alcance, teniendo especial cuidado con aquellas que tenían flores en la punta de sus tallos.

— Disfrutas estos lugares, ¿no? — Después del desayuno, Silvia propuso irnos de compras para regalarme algo para mi nuevo departamento. Yo le pedí ir a un vívero porque mi casa podía estar sin muebles pero no sin plantas.

— ¿Ve como muchas personas sueñan con tener una cafetería o una librería? No por el dinero, si no por la satisfacción de tener algo pequeño, tranquilo y que sea suyo. — Ella asintió. — Bueno, mi sueño sería un vívero.

— Suena como algo muy pacífico.

— ¿Verdad? — Me emocionó que pudiera entenderlo. — Sería un excelente plan de retiro.

— Me estás haciendo considerar seriamente el mío. — Rió un poco.

— ¿Cuál es? — Pregunté sin pensar si podía ser una pregunta muy personal.

Se encogió ligeramente de hombros.

— Solo quisiera poder estar cerca de mis hijos y mis futuros nietos.

— Y sé que así será.

Volteé a ver a mi mano que se había detenido sobre un helecho y estaba jugando con sus hojas.

— ¿Esa te gustó? — Asentí. — Muy bien, iré a decirle a la señorita.

Se alejó caminando y me quedé observando mi nueva plantita, podía imaginármela en la estancia, colgada de un macramé, que pensaba comprar más adelante y la luz del sol dándole directamente.

Saqué mi teléfono y entré a Instagram. Había desactivado mis notificaciones de todas mis redes porque desde que Humberto dio esa entrevista me han estado llegando notificaciones y solicitudes de a montón en todos lados, resultaba bastante agobiante honestamente. Mis redes están privadas pero desafortunadamente eso no me hace inrasteable.

Entro a mis mensajes y veo un mensaje: "Silvia Terrazas te mencionó en su historia".

Una selfie que nos tomamos al llegar, ella estaba frente a la cámara y yo estaba un par de pasos atrás, sosteniendo una pequeña maceta en las manos. Pensé que solo se la mandaría a Humberto.

Le di a su siguiente historia y veo una foto mía, caminando sobre los pasillos. No me di cuenta de cuando la tomó, los rayos del sol atraviesan un poco la malla sombra y aterrizan en mi cara, mis manos están colgadas y juegan cada una con una flor en su respectivo lado. Tengo una sonrisa en mi rostro y me veo feliz. En calma.

No me agradaba que me tomaran fotos desprevenidas, me hacía sentir expuesta y poco agraciada. Pero Silvia hizo un gran trabajo, no solo conmigo, sacándole provecho a la luz y todo lo que había alrededor, todo eso y sin que ni siquiera la notara.

Intenté buscarla con mi vista, quería darle las gracias por tan preciosa foto, pero no la vi.

Para perder el tiempo, le di al botón de +99 notificaciones. Cientos de menciones y solicitudes de mensajes. Los veo por encima y veo que me están etiquetando en el mismo vídeo, una y otra vez.

Entro al vídeo y está Humberto con una chica rubia con el pelo corto, saliendo de un café con su bebida en la mano. Ella le dice algo y él le da un abrazo afectuoso. No se escucha lo que dicen, el vídeo está siendo grabado desde el otro lado de la calle.

En los comentarios no paraban de arrobarme, jurando que estaban coqueteando, diciéndome que tuviera cuidado, que hablara con él, que me respetara. Otros deseaban que me dejara por ella porque él era "mucho para ella".

𝑹𝑬𝑴, solo es un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora