24. Volviendo a la realidad

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Victoria:


Mientras el carro se alejaba de la cabaña sentía como un hueco crecía en mi corazón, ¿por qué nuestros días no podían ser siempre así?

Desde el segundo que subimos al carro y encendimos los celulares la realidad nos golpeó de vuelta. 

Me dio mucha alegría que se me esté reconociendo mi esfuerzo y talento pero también me preocupa llegar al punto de no retorno, justo ahora que estoy dudando si realmente una vida pública es lo que deseo.

Lo veo a él y me doy cuenta que hasta la más mínima decisión que toma tiene repercusiones. Se subió a cantar conmigo porque así lo quiso, quiso ayudarme. Y tuvo que pasar quince minutos al teléfono con quién sabe quién mientras lo reprendían. Incluso yo que me encontraba a unos dos metros de él cuando se bajó del carro a tomar la llamada pude escuchar la voz gritando.

Me siento impotente, no quiero que tenga problemas por mi culpa. En su momento se vio como algo tan inocente: dos personas enamoradas cantando juntos. Ahora tienen miedo de tener que invertir más en publicidad para que genere los números esperados, dado que es una colaboración con otra disquera tienen que tenerlos satisfechos.

Lo tomé de la mano para darle un poco de apoyo. No habíamos hablado desde que salimos a la carretera.

— ¿Estás bien? — Me apretó ligeramente la mano y me sonrió en respuesta. — ¿Quieres escuchar música?

— ¿Qué música escuchas para subirte el ánimo?

— La tuya. — Reí por su pregunta, ¿cómo se atrevía a preguntar? 

— ¿Y cuando estás triste?

— Misma respuesta. 

Abrió la boca para hablar pero lo interrumpí:

— Para cualquier cosa que preguntes la respuesta es igual, ni te desgastes.

Él empezó a reír.

— Quiero escuchar algo que me haga sentir bien pero algo que no sea mío.  

— Tengo una playlist que se llama "canciones que me regresan las ganas de vivir", — solté una risita nerviosa al ver su mirada divertida con el nombre de mi playlist — la mayoría de las canciones son tuyas pero creo que hay algunas que pueden ayudarte.

Empecé a reproducir "Feeling good" de Nina Simone.

— It's a new dawn, — empecé a cantar en su dirección — it's a new day. It's a new life for me. And I'm feeling good.

— Me gusta, me gusta. — Dijo moviéndose en su asiento con el ritmo de la música.

Cuando terminó la canción, se empezó a reproducir la siguiente canción de mi lista.

Humberto me miró extrañado.

— ¿Es la canción de Lilo y Stitch? — Alzó una ceja al escuchar Hawaiian Roller Coaster Ride.

Solté una carcajada de la vergüenza, por algo no le compartía esta playlist a nadie.

— También tengo la de Spirit.

— ¿Nadie me va a nominar?

— ¡Si! — Me sorprendí que la conociera.

— ¡Ponla! Me encanta.

Cuando la canción inundó el carro, Humberto cantaba la canción riendo y hasta cerraba los ojos por unos segundos para cantar más fuerte.

Hacerlo reír se había vuelto en mi hobbie favorito.

𝑹𝑬𝑴, solo es un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora