—¿Está bien?
No puedo responder correctamente al pequeño lobo, me mira con mucho miedo mientras sigo acostado en el suelo. Las lobas me devolvieron a ese lugar para que Agatha descansara, pero no me encuentro en las mejores condiciones, todavía estoy mareado por lo que sea que me han dado. Además no se han ni preocupado de devolverme la ropa, solo me dieron una frazada sobre los hombros y me arrastraron hasta aquí. El cachorro debe estar asustado pero necesito ser fuerte por él. Se que si me viera asustado él estaría con una mayor carga anímica de la que tiene, recién ha comenzado a hablar nuevamente, no quiero que retroceda.
—Comida - digo tratando de forzar una sonrisa.
Había una canasta de alimentos que dejaron las lobas. El cachorro me da de comer y de alguna forma logro recuperarme poco a poco, al menos mentalmente. Lo que me permite articular mejores frases y darle tranquilidad al pequeño.
Me arrastraban adonde estaba Agatha todos los días, y me obligaban a tomar una droga antes de llevarme con ella. Si me rehusaba, era amenazado con hacerle daño al cachorro.
—¿En serio crees que le haría algo como esto al niño?- sus ojos azules estaban clavados en los míos mientras ella se hundía en mi - No soy tan monstruosa como quieres creer Velkan. Es un fruto verde y sin sabor en este momento. Puedo retenerlo hasta que tenga una edad correcta para que una de mis niñas tenga el placer de usarlo.
Odiaba sentirme así con ella, mi cuerpo reaccionaba a sus caricias, a su lengua y boca. Mi mente buscaba desaparecer de ahí, pero mi cuerpo me arrastraba a esta casa y no podía quitarle la mirada, dejando que esos ojos azules se rieran de mí como quisiera. Y cuando terminaba ,ella se daba el tiempo de limpiarme y tocarme. Cada vez que lo hacía sentía más asco y ganas de morir.
¿Es esto lo que sentías Lucía? ¿Ese es el verdadero daño que te cause?
— Estas algo sentimental Velkan- hablo Agatha a mi oído para luego secar una lágrima que comenzaba a aparecer por mis ojos - Ya es hora que vuelvas a dormir. Repetirémos mañana hasta saber que mi llegada de sangre está interrumpida- agregó con un pequeño beso en la mejilla.
Las lobas me alzaron con la frazada entre los hombros nuevamente, mientras mi cabeza giraba por todas partes. Ya había perdido las veces de este ritual, pero ese día fue distinto. Apareció un olor distinto que reconocía bien.
Tierra, hierbas, flores y esencia de plata lo que hizo alertar de algo distinto y peculiar. Como pude, levanté mi mirada y la reconocí.
Mailen hablaba con una loba en ese momento.
Mi boca intentó hacer un ruido el que sea, pero le era muy difícil procesarla por la droga, busqué la energía de donde no se pero grite.
— Len... Mai... Len! - Mi voz comenzó como un susurro y luego un ronquido que molestó a las lobas que me llevaban.