—¿Te quieres divorciar?
—Sí.—asentí.
—¿Pero por qué? ¡Amely, llevan cinco años casados!
—Lo sé, pero ya no es igual.
—¡OBVIO NO, SON CINCO AÑOS CASADO PERO Y ESO QUÉ! ¡EL AMOR SE PIERDE CON LOS AÑOS CARAJO!
—Oye, cálmate. Es mi divorcio, no el tuyo.
—¡Pero, Amely! Mierda, quiero llorar.
—¿Llorar por qué?
—Es que.—dijo en medio de sollozos—Ustedes llevan como... Llevan una vida entera juntos. Han pasado por tantas cosas.
Me acerqué a ella y le ofrecí una servilleta. Mi asistente y yo estábamos en un café, hablando sobre algunas cosas del trabajo. Nos sentamos en una de las mesas de al fondo al lado de la ventana, parecía que iba a llover.
—Ya deja de llorar, Eli.
—¿Como voy a dejar de llorar? ¡Hasta el día está sombrío!
—Niña, ya deja de llorar.—Mordí mi labio inferior. Estaba pensando en como decirle lo otro.—Aunque bueno, tal vez decida no hacerlo.
—Bueno, pero decídete. Mira que tú has jugado más con mis sentimientos que mi ex. Entonces, ¿no se van a divorciar?—Sonrió.
—Tal vez. No es seguro.
—Amely, te digo una cosa, linda. Si tienes dudas sobre el divorcio es porque aún lo amas. Lo que significa que no, no te quieres divorciar.
—Oye, ¿desde cuando pasaste de ser mi asistente a mi mejor amiga psicóloga?
—Desde que me contaste que querías arruinar tu vida.
—Mi vida ya está arruinada.
Hace cinco años que me había casado con el amor de mi vida. Al inicio, como toda relación, fue todo mágico. Él siempre hacía cosas para conquistarme, me daba regalos o simplemente pasábamos tiempo juntos. Pero, al cabo de los años, esa luz se perdió. Ahora lo miraba rara vez, vivimos en la misma casa pero dormimos en habitaciones separadas. Él se despierta antes que yo, lo cual significa que desayuna antes que yo, entonces no nos vemos por las mañanas. En las tardes, el siempre pasa en la oficina firmando contratos o controlando al personal. Mientras tanto, yo me la paso en mi estudio dibujando o en el museo, el cual era de mi esposo. Él siempre llega tarde a casa porque es El Jefe. Se queda a supervisar o a hacer papeleo. Aveces se queda en reuniones con sus empleados, revisa documentos, planea nuevas ideas, etc. Gracias a eso, no nos vemos por la noche tampoco.
—No digas eso Aly.
—No importa.—Aclaré mi garganta.— Bueno, estábamos hablando sobre la pintura de Maxwell.
—Ah, cierto. Como te decía, Max quiere poner una de sus pinturas a nuestro museo. Dice que se llama La Roca.
—Déjame adivinar, la pintura es sobre una roca.
—Exacto. No entiendo porque tiene que ser tan literal con sus nombres, es un asco. —Eliza seguía hablando sobre lo estúpido que son los títulos que le ponía Maxwell a sus obras, pero yo la dejé de escuchar.
Me sumergí en mis propios pensamientos. La frase de Eliza cruzó por mi mente. "Si tienes dudas sobre el divorcio es porque aún lo amas." No, no lo amo, Eliza. Simplemente tengo algunas dudas, pero no tiene nada que ver con lo que siento por él.
¿Verdad?
Sí, llevamos mucho tiempo casados. Sí, en algún momento lo amé más que a nada en este mundo. Sí, es cierto. Pero no, no me gusta. Al menos ya no. Él no es el mismo, yo no soy la misma.
Entonces está claro, ¿no? Te vas a divorciar.
Ajá, claro. Eso. Me voy a divorciar.
Por una parte quería hacerlo. Me sentía tan mal por dentro. El saber que al lado de mi habitación había otra en la que él dormía. El saber que estábamos tan cerca pero tan lejos a la vez. Todo era un tormento para mi. Mi vida era un tormento. Era hora de salir de ahí. Y solo hay una forma de hacerlo, con el divorcio.
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Ámame Como Nunca
Teen FictionDicen que la mejor etapa de una relación es cuando se conocen, que las cosas en el matrimonio cambian. Amely lo confirma, después de cinco años de matrimonio con el que pensó ser el amor de su vida. ¿Será que habrá un posible divorcio?