5| Ya todos saben

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—Perdón.

—No.

—Aly, por favor.

—Que no.

—¡No fue plan de uno!

—Justo por eso. Solo te lo he dicho a ti y ahora resulta que toda la oficina sabe. Ah y no solo eso, si no que intentas hacer que no pase. Digo, intentan.-me corregí.

—Ya, no fue mi intención. Lo siento, de verdad. No pensé que te molestaría tanto.

—No tanto como a Lee, eso seguro.—de la nada lo pensé. ¿Él sabía?— ¿Lee sabe?

—¿Saber qué?

—Di... Del divorcio.

—¡No! No se lo diría si no lo haces tú.

—Bien. ¿Por qué crees que reaccionó así?

—¿Así cómo?

—Cuando gritó que apagaran La Maldita Música.

—No sé. Creo que pensó que te incomodaba y por eso. ¿Por qué no le preguntas a Dylan? Él tiene que saber. O a Hanna.

—¿Hanna?

—Sí, se llevan bien.

—Lee me dijo que casi no hablaban.

—Ah. Entonces no tanto supongo.

—¿Qué tan bien se llevan?—Ah no. No. No mis celos raros otra ves.

—Amm ¿bien? No sé.

—Huh. ¿De verdad?

—Y-yo creo. No estoy segura.

Íbamos de camino al trabajo, en el edificio de Lee para ser exacta. Ahí es donde tenía mi estudio, el otro aparte del que tengo en casa. Con Eliza siempre vamos a pintar o a crear nuevas ideas. Hoy solo vamos a planear la exhibición.

Me detuve en medio de la calle mientras la cruzábamos.

Carajo.

—Ok.—suspiré y seguí caminando.

—No, ah este... Hanna no es, no es. No se llevan tan bien. Digo, bien como amigos normales. Como relación entre asistente y jefe.

—No es por arruinar tus intentos de hacer que suene bien, pero casi siempre los jefes se cogen a sus asistentes. O secretarias. Da igual.

—¿Huh? Ahh. Sí pero Lee no es-

—Claro.—Subí al ascensor sintiéndome algo molesta.

—No, Aly de verdad. ¿Crees que Lee haría eso?

—A este punto ya ni sé de qué sería capaz.

—Pregúntale.

—¿Qué?

—Pregúntale que pasa con Hanna y lo vas a entender.

—Ajá.—ambas llegamos al estudio, el cual quedaba dos pisos más abajo de la oficina de Lee.

Me senté en el escritorio que estaba al lado de una enorme ventana.

Sí, amo sentarme junto a las ventanas. Donde sea.

Había un relajo. Papeles por todas partes, dibujos, lápices, pinturas. La última vez que vine fue antes de ir donde Roxy.

—Que relajo.

—Habla con Lee.—siguió insistiendo.

—Sí, claro. Pero lo hago después.

Tomé la libreta amarilla que se encontraba en una de las gavetas y empecé a hacer garabatos.

Ámame Como NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora