7| Papeles

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Ya habíamos salido del café. Nos encontrábamos de camino al edificio.

—Entonces así quedamos. Luces, show, y rosas. Muchas rosas.

—Sí. Gracias por ayudarme, Lee.

—No te preocupes por eso. De hecho me alegra que me hayas pedido eso.

—¿De verdad?—sonreí.

—Sí.—Llegamos a el lobby y nos detuvimos antes de llegar al ascensor. Nos paramos frente a frente, sonriendo.—Gracias.

—Yo soy quien te debería de dar las gracias.

—También.

—Idiota.—Reí mientras subíamos al ascensor.

—¿Qué hacen?

—¿Quién?

—Todos. Roxy, Maxwell, Eliza y no sé quien más.

—Sarah

—Sí, ella.

—Estamos trabajando en los proyectos.

—¿Tú que vas a hacer?

—Aún no lo sé.

—Deberías hacer un dibujo. Se te dan muy bien.

No debió mencionar eso. De pronto todos los malos recuerdos inundaron mi mente una vez más.

—Claro. Para que la gente vuelva a hablar mal de mí.

—¿Quién habló mal de ti?

—No te hagas Lee.

—Ah, esos idiotas.

¿Esos idiotas? ¿Qué, vas incluido? Porque según yo sí.

—Da igual.—las puertas del ascensor se abrieron y caminamos por el pasillo.

—Por cierto, Aly-

No pudo continuar lo que iba a decir ya que una voz lo interrumpió.

—¡Preciosa!—ambos volteamos la cabeza hacia dirección del sonido. Era Maxwell.—Te estaba buscando. Todas te están esperando.

—Ah, ya voy solo-

—¿Tú eres Maxwell?

—Sí.

—Claro.—la expresión en su rostro era fría. Tenía el ceño fruncido y no apartaba la mirada de Maxwell.

—¿Y tú eres?

—Él es-

—Creo que no hace falta decir quien soy. ¿O sí?—su mirada seguía sin despegarse de Maxwell, lo cual era raro, ya que, a mi parecer, cada vez se notaba más amenazante.

—Lee. Es un gusto.—le estrechó la mano en forma de saludo.

—No puedo decir lo mismo.—dijo entre dientes, en forma en la que no se le escuchara tanto. Aunque fue en vano, lo dijo casi tan alto como normalmente habla. Lee no tomó su mano, al contrario, solo la vió de forma extrañada.

—Bueno, creo que debería de... Sí.—dije para tratar de calmar el ambiente.

¿Por qué de la nada Lee fue tan frío con él?

—Sí. Vamos, preciosa.

—Maxwell.—el tono que usó hizo que el nombrado diera la vuelta de golpe.—¿Podemos hablar? A solas.—remarcó el "solas".

—Claro. Te veo luego, linda.

¿Por qué y para qué quería Lee hablar con él? Bueno, que importaba. Ya iba de camino hacia el estudio. ¿A lo mejor quería conocerlo más?

Ámame Como NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora