Eran aproximadamente las 8:34 según el reloj en mi pared, no se leerlo bien, lo que significa que era hora de alistarme.
Dios, que sueño tengo.
De milagro no me quedé dormida, ya que no puse alarma porque mi cel se quedó abajo. Hice un ademán para levantarme pero algo me detuvo. Alguien, o mejor dicho, ese alguien, tocó mi puerta.
¿Qué?
—Está abierto.
La puerta se abrió y pude ver la figura de Lee asomándose.
—Buenos días, Aly.
—B-buenos días. ¿Pasa algo?
—¿Puedo pasar?—No sé para que preguntó si entró antes de yo poder responder.
—Ya entraste.—dije entre dientes.
—¿Acabas de despertar?
—Sí.
—Toma.—Extendió la mano como si me fuera a dar algo. Mi teléfono.—Lo encontré en el estudio.
—Ah. Sí. Lo dejé ahí anoche. ¿Ya vas al trabajo?
—Iba.
—¿Ya no?
—¿Quieres ir a desayunar?
¿Por qué de la nada era tan pendiente? Y desayunar suena una gran idea, pero mi agenda- ir a tomar un café con Eliza y contarle lo de anoche e ir donde el abogado- me lo impide.
—Estoy ocupada.
—Claro que sí. Bueno, entonces te veo al rato.—Salió de mi habitación, dejándome en un silencio inmenso.
Hay mucho, mucho que quiero discutir. Uno. ¿Por qué estaba en el estudio? Dos. ¿Por qué entró a mi habitación sin decirle que podía? Tres. ¿De verdad quería que desayunáramos juntos? Cuatro. ¿A donde iría si no al trabajo y por qué no va a ir? Decidí ignorar las preguntas e ir al baño a alistarme. Hoy era un día importante. La decisión final. O bueno, no final final, pero sí muy influyente.
Media hora más tarde terminé de alistarme y fui directo a Cookie's Café, el café en el que me reunía a diario con Eliza. Opté por ponerme un suéter de colores abajo de un overol. Me até el cabello en un moño y me puse calcetines de colores. Estaba sentada en una butaca al lado de una ventada cuando llegó Eli. Llevaba puesto un vestido rosado a la rodilla que combinaba perfecto con su cabello rojo.
—Pareces una fresita.—bromié.—Tengo tanto que contarte.
—Hola.—Tomó asiento al frente mío.—Ya estuvieras, hoy tenemos mucho que hacer. Para empezar tenemos que ir a esa cita con Roxy, ver la pintura-con nombre patético- de Maxwell, tenemos que ir a la oficina de Lee y también hay que-
—¿Donde Lee?— la interrumpí.
—Sí, donde Lee. También tenemos que ir al museo a revisar unas cosas.
—Y la cita con el abogado, no se te olvide.
—Y la cita con el abogado.—repitió.—¿De verdad aún piensas divorciarte?
—Sobre eso te quería hablar. Ayer pasó algo raro. Como muy raro.
—Te escucho.
—Ayer, Lee me mandó un mensaje. Me dijo que lo llamara. Así que lo llamé.
—¿Ahora le haces caso a tu esposo?
—Eli, eran las nueve de la noche. Algo le pudo haber pasado.
—Entonces aún te importa, huh.
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Ámame Como Nunca
Teen FictionDicen que la mejor etapa de una relación es cuando se conocen, que las cosas en el matrimonio cambian. Amely lo confirma, después de cinco años de matrimonio con el que pensó ser el amor de su vida. ¿Será que habrá un posible divorcio?