A la mañana siguiente, después de sufrir sus náuseas matutinas, Letizia se sintió un poco mejor y bajó a desayunar. Allí se encontró con Felipe, que ya estaba desayunando y listo para irse a la empresa. Por lo visto, anoche no volvió a dormir; seguro se quedó con su amante. ¿Cómo podía lastimarla de esa manera? Ella, que se entregó a él, que fue su primer hombre, que está esperando un hijo suyo. Sin embargo, debía entender que esto era un matrimonio por conveniencia, que no tenía que haber sentimientos de por medio, por más que los hubiera, y él tenía todo el derecho de seguir con su amante. Al fin y al cabo, esto solo era un trámite que duraría un año.
—Buenos días, Letizia, te ves mucho mejor que ayer.
—Buenos días, Felipe — saludó, con poco interés —¿El abuelo no bajará a desayunar?
—No se siente bien, prefirió desayunar en su cuarto — mintió Felipe; temprano le pidió a su abuelo que los dejara desayunar solos, ya que hoy cumplían un mes de casados y él mismo había preparado el desayuno.
—Entonces, iré a desayunar con él — tomó la bandeja en sus manos e intentó irse, pero la voz de Felipe la detuvo.
—Leti, preparé este desayuno para nosotros por nuestro aniversario.
—Primero, no me llames Leti. Segundo, qué romántico: el hombre sin corazón se acordó de nuestro aniversario. Pues ve a festejarlo con tu amante, como lo hiciste anoche.
—Terminé con ella, Leti — confesó Felipe
—¿Acaso no entiendes que no quiero que me llames así? Solo las personas que son importantes para mí pueden hacerlo, y tú no eres una de esas personas. Así que, si me permites, me retiro. Y por favor, vuelve con Eva o en un año tendrás que buscarte otra diversión — acotó, tomando la bandeja y retirándose a la habitación del abuelo. Allí lo encontró mirando la televisión, muy animado. Otra vez, Felipe le había mentido.
—Hola, abuelo Francesco — saludó muy amablemente al dulce anciano, con un beso en la mejilla.
—¿Cómo está hoy mi nieta favorita?
—Muy contenta y feliz de verlo bien.
—Y ahora al verte me siento mucho mejor, mi niña. Ven, siéntate a desayunar con este viejo.
—Claro que sí — Letizia se acomodó al lado de su cama con la bandeja de desayuno; sin embargo, apenas probó bocado porque las náuseas volvieron y tuvo que correr al baño desesperada. Cuando salió, se encontró con el rostro preocupado de Francesco
—¿Estás bien, mi niña?
—Sí, abuelo, no se preocupe. Anoche en la cena de negocios comí algo que me cayó mal — intentó mentirle, sin éxito.
—No le mientas a este viejo; sé cuando estoy frente a una mujer embarazada. Además, tu cuerpo cambió mucho desde que llegaste.
—¡Abuelo! — exclamó, sorprendida —No lo puedo engañar a usted. Por favor, no le diga nada a nadie, hasta saber que todo está bien. Hoy debo ir a la ginecóloga.
—Imagino que mi nieto te acompañará.
—No lo sabe aún, porque este bebé es... de antes que nos casáramos. Se lo diré cuando él tenga menos trabajo y sepa que el embarazo está bien.
—Mi primer bisnieto, qué emoción, mi niña. Ojalá pueda llegar a conocerlo — los ojos de Francesco se llenaron de lágrimas.
—No se ponga triste, por favor. Por supuesto que lo conocerá.
—¿Sabes que ese bebé será el heredero de toda mi fortuna, verdad?
—No, abuelo, ¿a qué se refiere? — Como siempre, Felipe le ocultaba cosas
—Mi testamento es muy claro; lo redacté en vida y en presencia de mis nietos. El primero que se case y tenga un hijo será el heredero de todo. Obvio que mis demás nietos no quedarán desamparados; ellos ya tienen sus propias fortunas, pero el verdadero dueño de todo no será mi nieto, sino mi bisnieto. Hice eso para evitar que haya una pelea entre primos por la herencia — ahora entendía todo: por qué Felipe estaba tan apurado por casarse, por qué quería tener un hijo y por qué quería quedarse con él. Es un maldito manipulador —Felipe se pondrá muy contento; ya está feliz contigo. Me dijo que te amaba con locura — maldito cínico, pensaba Letizia —No te dejes llevar por las apariencias, mi vida. Felipe tiene un corazón más grande que esta casa; simplemente, los traumas de su vida lo han hecho lo que es, pero supongo que contigo es diferente. Si no, jamás te habrías enamorado de él.
—Le contaré la verdad, abuelo. Felipe y yo nos conocimos en mis vacaciones en Italia. En realidad, él estaba haciendo negocios con mi padre y luego nos encontramos en el avión cuando él volvía para su país. Creo que fue amor a primera vista, pero yo no sabía quién era él; me dijo que se llamaba Francesco Capelli. Pero yo me enamoré a primera vista de él. Hablamos muchísimo en el avión y luego nos despedimos. Desafortunadamente, camino al hotel, un taxista me robó todas mis pertenencias y me quedé sin nada, sin dinero, ni siquiera para comer.
—Mi niña, menos mal que no te hizo daño.
—Gracias a Dios, pero yo quedé desolada. Salí a dar vueltas por la calle tarde por la noche y Felipe me encontró llorando en una plaza. Cuando lo vi, no podía creerlo; me llevó a comer, estaba muerta de hambre, y luego nos vimos todos los días. Me llevó a hacer paracaidismo, que fue para lo que había ido de vacaciones. Me enamoré tanto de él.
—Y él se enamoró de ti, mi niña; lo puedo ver en sus ojos — Letizia pensaba lo bien que disimulaba Felipe para que su abuelo no se diera cuenta de todo —Pero termina de contarme cómo fue que descubriste que él era un Borbón
—Cuando nos despedimos, dijimos que nos volveríamos a ver en un año. Él tenía muchas cosas que hacer y yo tenía un matrimonio arreglado con otra persona. Pero nuestro amor fue más fuerte; unas semanas después, apareció en casa pidiendo mi mano y nos casamos una semana después, muy enamorados. Y aquí está el fruto de nuestro amor — Letizia no sabía si reír o llorar; quisiera que todo fuera real, sin embargo, no lo era. Podría amarla, pero el dinero, para él, era más importante.
—Mi niña, siento que su amor será para toda la vida y este bebé será la unión definitiva de ustedes.
—Sí, abuelo — en ese momento, la puerta de la habitación se abrió y entró Felipe, con un ramo de rosas para su esposa. Los ojos de Abi se iluminaron y se llenaron de lágrimas de la emoción, pero luego recordó que todo era una farsa.
—Mi querida Leti, esto es para ti por nuestro primer aniversario — manifestó Felipe, entregándole las rosas y dándole un tierno beso en los labios. Esta vez no pudo evitar responderle al beso.
—Son hermosas, mi amor, gracias. Ven, acompáñame; yo también tengo un regalo para ti. Nos vemos, abuelito. Descansa.
—Disfruten su aniversario y cuídate mucho —saludó Francesco, guiñándole un ojo.
Cuando ambos se retiraron de la habitación y se encontraron lejos de la puerta, Letizia tomó las rosas y se las arrojó por la cabeza. Felipe, desorbitado, no podía creer lo que veían sus ojos; ¿dónde quedó su dulce esposa?
—¿Sabes dónde puedes meterte estas rosas? ¡Llévaselas a tu querida Eva! -gritó despechada.
—Letizia , ¿cuándo dejarás de comportarte así?
—¡Cuando se termine este maldito año!
La ira de Letizia era palpable, y Felipe, sorprendido, no supo cómo reaccionar. Sabía que debía manejar la situación con delicadeza, pero sus propias emociones estaban desbordadas.
—Leti, por favor, escucha... — intentó Felipe
—¿Escuchar? ¡Estoy cansada de escuchar tus mentiras, Felipe! — lo interrumpió, con la voz quebrada por la frustración
Una disculpa por no actualizar rápido he estado ocupada pero mañana les subiré más 💕
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Un Matrimonio Por Conveniencia (Adaptación)
FanfictionLetizia Ortíz, hija de una adinerada familia, debe contraer matrimonio con el frío y maléfico Felipe de Borbón, para así salvar a su familia de la ruina. Sin embargo, las cosas con Felipe empiezan muy mal, a pesar de enamorarse a primera vista, a se...