Capitulo 26

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-Te equivocas, Felipe -manifestó el abogado. Por más que se divorcien, le corresponde el dinero.

-¡No puedo creerlo! ¿Qué hiciste, Letizia? -gritó furioso. ¡Era yo quien interponía el dinero entre nosotros!

-¡No hice nada, no quiero nada! Se lo dije a tu abuelo y no me escuchó. Puedes quedarte con el dinero, yo no lo quiero.

-No puede hacer eso, señora. Tiene que aceptarlo -acotó Ricardo.

-Pensé que eras diferente, Letizia  ¿Acaso le coqueteaste al abuelo? ¿Le prometiste algo a cambio de dinero?

-¡No te lo voy a permitir! -gritó furiosa, fuera de sí, dándole una cachetada. - ¡No quiero volver a verte nunca más, Felipe se Borbón! ¡En mi vida quiero volver a verte! - Letizia sintió que todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas y se desvaneció. Phillip, que estaba cerca de ella, la tomó en sus brazos y la llevó hasta el sofá.

-¡Leti! -exclamó Felipe preocupado. Intentó acercarse a su esposa, pero Phillip lo detuvo.

-¡Déjala en paz! Todo esto es tu culpa - gritó su primo, sentándose al lado de Letizia para ayudarla a reponerse. Felipe, furioso, salió de la habitación, cerrando la puerta de un golpe- ¿estás mejor? -preguntó preocupado.

-Sí, por favor, llévame a la habitación -le rogó leti

Phillip le hizo caso y la ayudó a llegar a su habitación. Allí, se arrojó a la cama y comenzó a llorar. El joven se acercó y la abrazó con cariño, conteniendo su llanto.

-Tranquila, Leti , por favor. Puedes hacerle daño a tus bebés -intentó tranquilizarla, sin éxito.

-No quiero el dinero. No quiero nada que venga de esta familia.

-Fue la última voluntad del abuelo. Debemos aceptarla.

-¿Escuchaste lo que dijo Felipe? Insinuó que yo me había acostado con el abuelo por dinero ya no soportaba más dolor y humillaciones viniendo de su esposo.

-Mi primo es un idiota. No puede aceptar que te perdió, que lo abandonas. Aun así, todo esto es demasiado para él. Está sufriendo mucho la muerte del abuelo, quizás más que nosotros.

-Y hoy lo abandono más que nunca. No lo defiendas, Phillip. Es un ser tan despreciable. ¿Por qué tengo que amarlo tanto? Y sus hijos deben quererlo también porque no han parado de moverse en todo el día confesó con lágrimas en los ojos.

-Oh, ¿ya se mueven? -preguntó Phillip con una tierna sonrisa.

-Sí, los embarazos múltiples se sienten antes, por tener menos espacio. - Eso me dijo la ginecóloga.

-¿Te irás sin decírselo?

-Quiero que mis hijos vivan en paz. Solo tú sabrás de ellos. Te daré mi dirección en Estados Unidos solo si prometes no decir nada a nadie sobre dónde estoy.

-Te entiendo, mi querida Leti, Por eso, más que nunca, acepta el dinero del abuelo. Tómalo para tus hijos, no para ti.

-Lo haré, Phillip. Tienes razón -en ese momento, sus padres entraron a la habitación preocupados, interrumpiendo la charla.

-Leti, ¿estás bien? -preguntó paloma, preocupada por su hija y sus nietos.

-Sí, mamá, estoy bien. Se me bajó la presión. Solo queda empacar mis cosas para irnos-acotó con tristeza en su voz.

-No puedo creer que vengas a casa con nosotros - comentó Jesús muy emocionado

-felipe nos dijo que te cuidemos mucho.

-Maldito cínico. No quiero volver a verlo nunca más en mi vida -manifestó enojada.

-Hija, te ayudaré a empacar. Tú descansa.

-Gracias, mamá.

A los pocos minutos, golpearon la puerta de la habitación y, cuando Phillip atendió el llamado, se sorprendió al ver que era Felipe quien entraba y pedía a todos que, por favor, lo dejaran solo con su esposa.

-Déjenme hablar a solas con Letizia

-Basta, Felipe, Deja de humillarla. No lo voy a permitir-la defendió Phillip, poniéndose en contra de su primo, sin darse cuenta de que se había enamorado y no iba a permitir que la siguiera lastimando.

-Solo quiero hablar con ella, si Leti me lo permite. Así que no te metas, Phillip. Te recuerdo que aún es mi esposa.

-Lo sé, por desgracia. Solo le has hecho daño y es cuestión de tiempo para su divorcio.

-Exacto, Phillip. Aquí traigo los papeles. Ricardo ya los preparó, así que solo queda firmar. ¿Les puedo pedir por las buenas que se vayan?

-Por favor, déjennos solos. Estaré bien -pidió Letizia, que quería terminar lo más pronto posible con esto.

Cuando todos se fueron de la habitación, Felipe se sentó en la cama al lado de su esposa, con los papeles en mano.

-¿Cómo estás, Leti? -preguntó preocupado al ver la palidez en su rostro.

-Estoy mejor. Solo se me bajó la presión.

-Y otra vez es culpa mía. Fui un idiota, Letizia, y lo lamento. Lo único que hago es hacerte sufrir y humillarte.

-Sí que eres un idiota por pensar que yo podría haberme acostado con el abuelo por dinero. ¿En qué estabas pensando? ¿Crees que somos todos iguales que tú? - nunca iba a olvidar esa humillación; le dolió más que la noche en que intento abusar de ella.

-Es verdad y perdóname por creer eso. Solo estoy dolido porque te vas y me dejas. Me abandonas a pesar de que nos amamos -  manifestó Felipe muy triste.

-Sabes que siempre te amaré a pesar de todo. Pero no soporto más estar a tu lado y mucho menos que interpongas el dinero entre nosotros. Date cuenta de que este matrimonio es un infierno para los dos, nos hacemos mal, mutuamente. Ve y cásate con Eva , Ella está esperando un hijo tuyo.

-Lo sé, Leti. Sé que debo cumplir con ella y darle un padre a su hijo, pero qué más quisiera que te quedes aquí conmigo. Te podría dar una casa y, con el dinero del abuelo, podrías crear tu propia empresa.

-¿Y pasar de ser tu esposa a tu amante? Ni lo sueñes, Felipe. Tengo dignidad y me ofende lo que estás diciendo.

-Por última vez te pido, Leti, no me dejes le rogó su esposo.

-Y por última vez te pregunto: ¿dejarás de interponer el dinero entre nosotros? -aun así, sabía cuál era la respuesta.

-No puedo. Es lo único que me queda del abuelo.

-Entonces, no quiero volver a verte nunca más y te deseo toda la felicidad del mundo con Eva y tu hijo.

-Si es así, terminemos con esto, Letizia, Firma aquí y estaremos divorciados -  exclamó Felipe, entregándole un bolígrafo y señalándole dónde debía firmar.

Después de leer el documento de divorcio, con un gran dolor en el alma, Letizia firmó, separándose para siempre de su esposo y dejándole el camino libre a Eva

Felipe tomó el papel en sus manos y salió de la habitación, pero no sin antes decirle:

-Espero que seas muy feliz, Leti. Mereces encontrar un hombre que te respete, no un idiota como yo.

Esas palabras la entristecieron mucho más, que comenzó a llorar nuevamente. ¿Por qué tuvo que enamorarse de Felipe? ¿Por qué él tenía que ser así? ¿Y por qué, a pesar de amar a sus hijos, tenía que estar embarazada de su ahora exesposo? Eso le recordaría su amor para toda la vida.

Estaba terminando de empacar sus cosas cuando su teléfono celular comenzó a sonar insistentemente. Al atender, escuchó la voz, con acento italiano, de una mujer.

-Gracias por firmar el divorcio, Letizia. Ahora  Felipe es mío. Te gané-manifestó Eva del otro lado del teléfono.

-Qué feo que pienses así de él, como un trofeo, pero creo que se merecen el uno al otro. Que sean muy felices.

Un Matrimonio Por Conveniencia (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora