Capitulo 13

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Los días pasan, casi no ve a Felipe en todo el día, ya que esta trabajando en la organización de la exposición de los últimos modelos, empresas de todo el mundo, especializadas en fabricación de autos van a estar presente.

Letizia también está organizando todo para la empresa Ortíz, es una gran oportunidad para obtener inversores y poder salir de la quiebra.

Hace días que esta sintiéndose mal, el embarazo va avanzando y por más que aún no tiene un vientre abultado, las náuseas matutinas no dejan de hacerla sentir indispuesta, gracias a que Felipe se va muy temprano por la mañana, no se ha dado cuenta, aun de su estado.

Dentro de unos días tendrá la primera ecografia, podrá conocer a su bebé por primera vez y espera que todo esté bien y venga sano y fuerte. Sin embargo, aun no se lo dirá a su esposo, se enojara si, pero como él puede vivir con su odio, ella podra vivir con su enojo, llegado el momento del divorcio tomará a su hijo y desaparecerá de la fax de la tierra, sin dejar rastros.

Como lo hace a menudo, desde que esta en Italia, se levanta muy temprano, se toma un baño y baja a desayunar con el abuelo Francesco, al que le tomó mucho cariño.

—Hola abuelito —dice Letizia saludando al anciano, con un beso en la mejilla.

—Hola mi querida Leti, eres tan dulce, ahora veo porque mi nieto se caso contigo, eres un amor — saluda Francesco con una hermosa sonrísa reflejada en su rostro, hay días que su enfermedad le da tregua y hoy se lo ve radiante.

—Me gusta demostrar lo que siento abuelo. Y a usted aprendí a quererlo mucho en poco tiempo.

—Tu sabes que me queda poco tiempo de vida ¿verdad? — le pregunta Francesco.

—Si abuelo, Felipe me lo ha contado.

—Si, me lo imagine y mi nieto está sufriendo mucho por eso, aunque no sea demostrativo como tu, el es muy sensible y sufre mucho, se que lo apodan el demonio sin corazón — si supiera que la misma Letizia es una de las personas que lo piensa — pero Felipe no es así. Es una buena persona amable, que daría su vida por las personas que ama. No sabes todo lo que ha hecho por mí, para encontrar un tratamiento para esta enfermedad.

—Felipe lo quiere mucho, es como un padre para el.

—Lo sé, mi niño sufrió mucho la muerte de sus padres, el iba en el accidente ¿ sabes? Muchas noches lo encontré llorando preguntándose porque el había sobrevivido, que quería irse con sus padres, el creo una coraza alrededor suyo para no volver a sufrir, pero en el fondo tiene el corazón más puro y dulce que puede haber, así como tu — ¿ será cierto? se pregunta Letizia, ¿habrá sido el verdadero Felipe en las vacaciones en Italia? Nunca lo sabrá, porque el no se abre a ella. Solo le importa el dinero y no se cansa de decírselo.

—Lo se abuelo y por eso lo amo — las palabras de ella son sinceras y Francesco se da cuenta de ello.

—Lo veo en tus ojos, se que lo amas y lo veo en sus ojos también, se que te ama. Eres la indicada para despertar al viejo Felipe, hazlo feliz querida Leti, que — le súplica el anciano —se que quedará devastado después de mi muerte.

—Lo haré abuelo — dice Letizia sintiéndose culpable por mentirle, sabe que Felipe no siente nada por ella, que solo está fingiendo para que su abuelo no se de cuenta de que todo esto es una farsa, para cobrar su maldita herencia.

Durante la tarde, después de recostarse un momento, el embarazo la tiene muy agotada, habla con su madre por teléfono, mientras lo hace, Felipe aparece en la habitación y se acerca a la cama a darle un beso en los labios, un beso que no sabe que pensar, una mezcla entre frío y dulce, un beso al fin. Un beso que ella no responde.

—¿Algún día responderás a alguno de mis besos? — le pregunta Felipe enojado.

—¿Te importa que no lo haga? Te recuerdo que esto es una mentira, si quieres que finjamos que estamos enamorados tiene que ser en el comedor cuando esta el abuelo presente.

—eres insoportable Leti, lo sabes —acota Felipe furioso.

—Lo sé, te dije que no sería una esposa fácil y sumisa.

—Y no lo eres, necesito que te pongas este vestido — dice Felipe arrojando una caja en la cama — esta noche tengo una cena de negocios y necesito que tu vengas conmigo.

—¿Que podría hacer yo en una cena de negocios? — pregunta desconcertada.

—Acompañarme Leti, quiero que te conozcan. Eres mi esposa.

—¿Cuantas veces voy a decirte que no me digas Leti?

— Antes dejabas que te llame así — confiesa su esposo

—Antes cuando pensaba que eras Francesco, ahora no quiero que lo hagas.

—Esta bien, eres insoportable.

—Gracias por el cumplido., es lo que mejor me sale contigo y no pienso cambiar.

Cuando Felipe sale de la habitación cerrando la puerta de un golpe enojado, Letizia se levanta de la cama, se toma una ducha para relajarse y luego se prueba el vestido, un vestido magnífico, bien pegado a su hermoso cuerpo, marcando su figura, una figura que está empezando a cambiar poco a poco, pero espera que Felipe no se de cuenta tan rápido, Letizia tiernamente acaricia su vientre y le dice a su hijo.

—Te protegeré mi amor de toda esta familia. Especialmente del demonio de tu padre.

A los pocos minutos ingresa Stella a la habitación con una joven que no había visto nunca, una estilista llamada Isabela, que la ayudara con el maquillaje y el peinado, ella nunca necesito ayuda para hacerlo, esto seguro es obra de Felipe, sin embargo, Isabela es una joven muy dulce y no puede rechazarla.

—Usted está realmente bellísima señora Borbón — la elogia, una vez terminado su trabajo.

—Muchas gracias Isabela — Letizia le dedica una tierna sonrisa — puedes venir por aquí cuando quieras. Aún no tengo amigas así que me gustaría que juntas tomemos un té estos días.

—Claro que si señora, será un gusto —responde Isabela, muy contenta

—Por favor solo dime Leti, tuteame, así me sentiré más cómoda.

—Esta bien Leti —en ese momento la puerta de su habitación se abre sin tocar antes y entra Felipe, Letizia lo observa hecho una furia e Isabela sale huyendo de allí.

—Podrías haber tocado antes de entrar ¿no te parece ? — pregunta enojada

—¿Donde has visto que un esposo toca la puerta de su habitación para entrar? — sabe que tiene razón, pero esta será una excepción.

—Nunca, pero tendrás que hacerlo, podría haber estado sin ropa.

—Leti te recuerdo que estuvimos juntos, conozco cada rincón de tu cuerpo — se sonroja.

—Eso no tiene nada que ver, yo quiero mi privacidad, y por favor deja de llamarme Leti. ¿Cuantas veces voy a decírtelo?

—Te llamare como yo quiera, además acabas de conocer a esa muchacha y ya dejas que te llame así, yo que soy tu esposo y lo haré.

—Ella será mi amiga muy pronto, tu eres un demonio sin corazón

Un Matrimonio Por Conveniencia (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora