Capitulo 7

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Ambos pasaron unos días inolvidables juntos. Cada noche, Felipe la llevaba a cenar, luego paseaban por la ciudad, y finalmente la acompañaba de regreso a su hotel. Sin embargo, lo bueno siempre dura poco, y Letizia debía volver a España al día siguiente, separándose de él para, probablemente, no verlo jamás, o eso es lo que ella pensaba.

Como todas las noches, Felipe la llevó a cenar. Esa noche le regaló un precioso vestido que debió costarle una fortuna, ya que el restaurante era extremadamente exclusivo, reservado solo para gente adinerada y de renombre. Letizia estaba muy sorprendida por todo el dinero que había gastado en ella estos días, pero se sentía tranquila porque sabía que se lo devolvería una vez que llegara a España. Aun así, ella estaba intrigada por saber a qué se dedicaba y por qué tenía tanto dinero.

—Este restaurante es maravilloso, Francesco. ¿Vienes seguido aquí?

—Sí, es mi lugar favorito. Todos me conocen — Felipe había recordado decirle al encargado que por nada del mundo lo llamara por su apellido; no quería arruinar su última noche con ella, ya que después de ese día, Letizia sería su esposa y nada volvería a ser igual

—Dime, ¿a qué te dedicas? Tienes mucho dinero, ¿verdad? — sabía que tarde o temprano ella le haría esa pregunta, así que no tuvo otra opción que contarle la verdad, pero a medias.

—Trabajo en la industria automotriz

—¿De verdad? — preguntó sorprendida. No podía creerlo. "Hasta en eso somos parecidos. Si él trabaja en la industria, debe conocer a Felipe de Borbón", pensó Letizia, quien no pudo resistir la tentación de preguntar — Conoces a Felipe de Borbón, ¿verdad?

—Sí — contestó, titubeando —En realidad, mi empresa trabaja para él. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque mi familia también está en la industria automotriz y mi padre cayó ante la maldad de Felipe de Borbón. Mi familia está en la ruina.

—Lo siento mucho. Dicen que él es implacable, que no tiene compasión por su competencia.

—Así dicen. No tengo el agrado de conocerlo. En realidad, no quisiera hacerlo, pero no tengo otra opción — contestó, muy triste.

—¿A qué te refieres con que no tienes otra opción?

—Mi padre le pidió un préstamo y no pudo pagarlo — explicó Letizia  —Perdimos todo. Nuestra empresa, que con tanto sacrificio creó mi bisabuelo, nuestras propiedades, todo. Mi padre nunca sirvió para los negocios, pero es una buena persona y no se merece lo que le está haciendo.

—Ay, Leti, no sé qué decir...

—Sin embargo, Felipe de Borbón me ofreció un trato.

—¿Un trato? — preguntó, haciéndose el sorprendido.

—Sí, me pidió que me casara con él durante un año y perdonaría nuestra deuda. ¿Puedes creer la clase de demonio que es? — Felipe sabía que Letizia pensaba muy mal de él, pero no imaginó cuánto. ¿Qué pensaría si se enterara de que él, en realidad, es la persona que tanto odia?

—¿Casarte con él? ¿Y tú aceptaste?

—Sí, Francesco, acepté. No puedo permitir que todo mi patrimonio se pierda, que tantos empleados se queden sin trabajo. Debo sacrificarme por un año y recuperaré todo.

—Eres muy valiente, y más si odias a ese hombre.

—No lo odio, no lo conozco, simplemente no me gusta que se abuse de las pequeñas empresas que confían en él.

—Ten mucho cuidado. Dicen que él no tiene sentimientos a veces le dolía que la gente hablara así; sin embargo, se lo había ganado con sus actitudes.

—Lo tendré, aunque no quiera casarme con él.

—Dime, ¿cuándo vuelves a España? —  preguntó. No quería separarse de ella; la echaría mucho de menos, ya que cuando se enterara de quién era, lo odiaría por mentirle.

—Mañana, Francesco. No quiero irme, pero debo hacerlo. Te echaré mucho de menos; ha llegado el momento de despedirnos — manifestó Letizia, con mucha tristeza en su voz.

—Yo también voy a extrañarte y no sabes cuánto. Esta semana contigo ha sido increíble — exclamó Felipe, tomando la mano de ella entre las suyas. Por primera vez, era sincero con una mujer y con sus sentimientos.

—Quisiera seguir manteniendo contacto contigo; sin embargo, no creo que mi futuro esposo me lo permita.

—Y lo entiendo, Eres demasiado hermosa. Si fuera él, sería muy celoso.

—¿Puedo pedirte un favor, Francesco? — preguntó. Quería que él la acompañara hasta el aeropuerto y se quedara allí con ella para despedirse.

—Dime, Leti — dijo Felipe, apretando delicadamente su mano.

—Quisiera que me acompañes al aeropuerto y te quedes conmigo hasta que salga el avión — Letizia se sonrojó, y él tuvo unos deseos inmensos de besarla.

—Por supuesto que sí, mi bella Leti. Yo mismo te llevaré.

Cenaron en paz y pasaron varias horas hasta que se dieron cuenta de que se había hecho tarde. Después de pagar la cena y subirse al auto, dieron unas vueltas por la ciudad. Finalmente, la dejó en la puerta del hotel; sin embargo, Felipe no quería dejarla ir.

—Leti... No te vayas, quédate conmigo — le rogó.

—Francesco, yo... No quiero irme, pero debo hacerlo. Si estuviera en mis manos, me quedaría contigo. Creo que me he enamorado de ti ,— le confesó, entregándole su corazón, algo que lo hizo sentir un poco culpable, por estar engañándola

—Yo también me he enamorado de ti. —contestó Felipe, siendo completamente sincero con ella. Nunca imaginó que en una semana podría enamorarse de una mujer y menos con esta intensidad; sin embargo, lo hizo y ahora no había vuelta atrás. Ella lo odiaría cuando se enterara de toda la verdad.

Sin pensarlo, Letizia se acercó a él y le dio un tierno beso en los labios, pero él lo profundizó. Felipe la acercó a su cuerpo y comenzó a besarla con pasión, besó su cuello, el lóbulo de su oreja y volvió a besarla en los labios. Introdujo sus manos bajo el vestido de Letizia y acarició sus pechos, haciendo que emitiera un pequeño gemido. Sin embargo, ella reaccionó y se separó de él, haciendo que Felipe se sintiera mal; no debería haber llevado las cosas tan lejos.

—Lo siento, Fui demasiado lejos — se disculpó.

—Está bien, Francesco. Si quieres, podemos ir a tu casa — contestó ella, sin pensarlo. Si era la última vez que lo vería, al menos quería entregarse a él.

—¿Estas segura? — preguntó sorprendido.

—Si, nunca he estado tan segura de algo en mi vida. Si es la última noche que nos veremos, quiero que sea especial...

Un Matrimonio Por Conveniencia (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora