Capitulo 29

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Los días para Leti, y transcurrían a una velocidad vertiginosa. Entre los preparativos para la boda y la exposición, apenas tenía tiempo para nada. Sin embargo, no podía dejar de pensar en la llamada de Felipe, quien, por suerte, no volvió a comunicarse. Justo cuando estaba en su mejor momento personal y profesional, él venía a alterar su vida.

Tampoco podía olvidar lo que le había dicho sol. Aunque amaba a John, ¿sería cierto que aún albergaba algún sentimiento por Felipe? La única forma de averiguarlo era enfrentándose a él.

Letizia no pudo confesarle a John que su exesposo la había llamado, pero tampoco quería ocultárselo. Así que, durante el desayuno, se armó de valor y comenzó a hablar:

-Amor, tengo algo que decirte... se sentía insegura y temía que él se enojara. No quería causar una pelea, pero sentía que debía ser honesta. En esos cinco años, nunca se habían ocultado nada.

-Dime, mi amor-respondió él con la dulzura habitual, lo que hacía que le diera pena causarle un mal rato. Las palabras de Sonsoles, "no te cases con John", le daban vueltas en la cabeza y no la dejaban pensar con claridad.

-Ayer recibí una llamada de Felipe...

-¿Qué dices? ¿Cómo consiguió tu número?-preguntó, incómodo. Aunque aún no conocía al exesposo de Letizia, sabía quién era y lo que sería capaz de hacer para recuperarla. No lo permitiría.

-En las invitaciones que envié por correo electrónico estaba el número de la empresa. Seguramente una de las secretarias dio mi número privado.

-Maldito Borbon... ¿por qué hace esto? Está casado y tiene un hijo con su esposa. ¿Por qué viene a complicarnos ahora, justo cuando estamos a punto de casarnos?-John estaba furioso y se sentía el hombre más inseguro del planeta.

-Tranquilo, mi amor. Él ya no me interesa. Solo necesitaba decírtelo porque vendrá a la exposición de Empresas Ortiz

-Lo hace a propósito. Todo el mundo sabe que Letizia Ortiz está a punto de casarse comentó, sin poder ocultar su cólera.

-Además, creo que se separó de Eva. En una ocasión le dije que me dejara en paz, que él estaba casado, y me respondió: "Estaba, Leti, estaba".

-Hablaré con él, amor. Necesito su número de teléfono para decirle que te deje en paz, que somos felices con nuestras hijas y que no se interponga.

-No vale la pena, John. Además, has vuelto a lanzar tu candidatura. No quiero que tengas problemas por mi culpa-comentó Letizia, preocupada por que John tuviera problemas en su carrera política por culpa de su exesposo.

-No te preocupes, Leti. No creo que Felipe de Borbón sea tan imprudente como para llevar esto a las noticias.

-Lo siento, John. No quiero que te sientas mal, pero sabíamos que esto podría pasar con la participación de las concesionarias Borbon en la exposición.

-No tienes la culpa de nada, amor-John la besó en los labios y la abrazó con ternura-. Él fue el idiota que te dejó por dinero. Ahora eres mi futura esposa, y ni él ni nadie te separará de mí.

Después de desayunar, Letizia dejó a las niñas en la escuela y se dirigió a la empresa.

Al llegar, las secretarias estaban agitadas y no sabía qué ocurría.

-Hola, Lucía, ¿qué pasa? preguntó, intrigada.

-No vas a creer quién está en tu oficina, Letii-dijo la secretaria-. Felipe de Borbón

-¡¿Quién?!-exclamó, atónita.

-Tu exesposo-comentó sol  con una sonrisa burlona. Parece que no puede vivir sin ti.

-Sol, cállate-la reprendió, sintiendo vergüenza delante de las secretarias.

-Ve a verlo, Leti. Hace tiempo que está esperándote.

Abi tomó aire y entró en la oficina. Lucca estaba mirando por el ventanal hacia la calle. Al abrir la puerta, él se dio la vuelta y la miró a los ojos, con una intensidad que le recordó tantas cosas, desde las vacaciones en Italia hasta las discusiones dolorosas.

No podía creer cómo el tiempo había transformado a Felipe. Estaba increíblemente atractivo, con esos ojos azules idénticos a los de las gemelas, su barba bien cuidada y el cabello corto. Estaba radiante. Su corazón latía con tanta fuerza que no pudo ocultar su nerviosismo; Felipe seguía provocando efectos en ella, y él lo notó.

-Hola, mi querida Leti. Tantos años sin vernos-saludó con una voz tan suave que ella sintió que iba a derretirse. Pero se obligó a mantener la compostura.

-Hola, Felipe. ¿Qué haces aquí?

-Necesitaba verte. Estoy de viaje de negocios en Estados Unidos y quise aprovechar para saber cómo estabas.

-No tenías por qué venir. ¿No sabes que me traes problemas con mi pareja?

-¿Tu pareja? Me encantaría conocerlo. ¿Sabe que aún me amas?

-¿Quién ha dicho que aún te amo? ¿Cómo estás tan seguro?-preguntó, claramente irritada.

-No necesitas decírmelo. Esa reacción lo dice todo. Además, tu cuerpo y tu mirada no me mienten. No puedes ocultármelo. Te conozco mejor de lo que te conoces a ti misma.

-¡No tengo ningún sentimiento hacia ti, Felipe! ¡Entiéndelo! No sé qué pasó con tu matrimonio, pero no voy a permitir que te inmiscuyas en el mío con John.

-Eva se fue con su amante... Y yo que te dejé a ti por ella-comentó Felipe, visiblemente angustiado.

-Tú me dejaste por dinero, ¿o no lo recuerdas? Preferiste tu herencia y las empresas antes que tu matrimonio conmigo. Pero no te culpo, porque gracias a ti conocí a John y soy muy feliz con él.

-Y me arrepiento profundamente, Leti... Pero lo hice también por mi hijo, además del dinero.

-Lo hecho, hecho está. Nuestra oportunidad de ser felices juntos ya se perdió. Yo ya no te amo, entiéndelo.

-Por más que digas lo que digas, no te creo. Letizia Me amas, yo lo sé. Pero vayamos al motivo real de mi visita. Estoy aquí por negocios. Quiero formar parte de Empresas Ortiz y participar en la exposición.

-¿Estás loco?-preguntó, asombrada. ¿Qué pretendía hacer? ¿Se había vuelto completamente irracional? El abandono de Eva lo había dejado claramente afectado.

-Estoy loco por ti, pero quiero que me vendas acciones de la empresa.

-De verdad, te has vuelto loco. Mis acciones no están a la venta. Empresas Ortiz son solo mías.

-Te recuerdo que las empresas resurgieron gracias al dinero del abuelo.

-¿Y siempre me recriminarás eso? No sé por qué el abuelo quiso dejarme ese dinero. Yo no lo quería, pero no me dieron otra opción.

-Lo sé,  y no te estoy recriminando nada. El abuelo te quería mucho, por eso puso la cláusula de que no podías rechazar el dinero.

-Jamás lo quise y, en realidad, nunca lo usé confesó, sorprendiendo. Letizia había guardado ese dinero para el futuro de sus hijas; la empresa la fundó con el fideicomiso de su madre.

-¿Y qué has hecho con el dinero? ¿Por qué no lo has usado? Pensé que Empresas Ortiz estaba en la ruina hace cinco años.

-Estábamos en la ruina, pero mi madre tenía un dinero guardado que utilizamos para reconstruirnos.

-¿Y qué has hecho con el dinero del abuelo?-preguntó nuevamente, por curiosidad.

-Está guardado en un fideicomiso. Mira, Felipe, no sé qué intentas con todo esto. Solo quiero que te vayas. No quiero volver a verte fuera del ámbito empresarial. Te lo dije hace cinco años y te lo repito: no quiero verte más.

-No podrás deshacerte de mí tan fácilmente, mi querida Leti -exclamó Felipe, saliendo de la oficina y dejándola devastada

Un Matrimonio Por Conveniencia (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora