𝟙𝟙- 𝑴𝒖𝒔𝒆 𝒐𝒇 𝒂𝒏 𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍

14.9K 792 1.2K
                                        



↷  ♡̷̷ Advertencia: Smut, mención de trastornos, mención de violencia, Nsfw. 18+

Leer con responsabilidad.



 Leer con responsabilidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentada debajo del esponjoso colchón de mi dormitorio, no puedo simplemente evadir las ideas que se arremolinan en mis pensamientos como tornados dentro de mi cráneo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Sentada debajo del esponjoso colchón de mi dormitorio, no puedo simplemente evadir las ideas que se arremolinan en mis pensamientos como tornados dentro de mi cráneo.

Deplorables, perversas y sin embargo, no puedo encontrar fuerza de voluntad para detenerlas, ellas continúan rebotando dolorosamente.

Recuerdo la sensación de sus muslos duros contra las partes bajas de mis glúteos, encajando como si estuvieran hechos para eso, para moverme sobre ellos, exclusivamente para él.

Después de esa noche, no he parado de pensar en otra cosa que no sean sus toques rozando mi útero, en lo más hondo de mi. Odiaría admitir que intente masturbarme al llegar a mi habitación, cuando no sucedió absolutamente nada más luego de besarlo sobre el terciopelo.

Él bromeó un poco más conmigo, haciéndome sentir su creciente erección que por ese momento llame internamente como "un buen asiento".

Yo fui quien lo abandonó después, porque no quise otorgarme un placer que trasciende las normas de mis principios. Tampoco es que sea moralista, en todo caso soy asquerosamente masoquista, pero no quiero seguir alimentando mi posible síndrome de Estocolmo.


.....

Al regresar a la mansión luego del día libre con mi pequeño hermano, me recibieron los ecos serenos del ostentoso palacio ligeramente reducido, digno de la época del romanticismo.

Dejé mi chaqueta color jade oscuro en el vestíbulo y me dirigí al comedor de servicio, donde una cena ligera me recibió por parte de la servidumbre. Realmente eran las pocas cosas que apreciaba y agradecía de esta jaula; la dulce hospitalidad que nunca creí merecer.

La soledad me envolvió como una manta silenciosa, contrastando con mis oídos acostumbrados a escuchar botellas crujir en medio de la madrugada mientras mi padrastro hacía un desastre en la casa, culpándome de todas las cosas que no había hecho pero quería hacer, porque los barrios bajos no están hechos para cultivar dulces chicas buenas.

𝑫𝒂𝒓𝒌𝒄𝒚𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora