❦ 𝐁𝐮𝐬𝐢𝐧𝐞𝐬𝐬, 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚.
Satoru Gojo controla el inframundo de los negocios ilícitos, con un alma excéntrica y una caótica naturaleza que desencadena lo peor de aquello que lo rodea.
"Él es la encarnación del diablo en piel de ángel, con len...
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Con los párpados fuertemente cerrados, ardiendo frente a la crudeza del sol matutino infiltrándose por los ventanales, mi mano explora el colchón, buscando el rastro fantasma de Satoru, ese calor que me acompañó durante toda la noche. Pero nunca lo alcanzo, porque no hay huella de que su cuerpo estuvo aquí.
Somnolienta y con las pestañas revoloteando al intentar resistir la luz implacable, me froto los ojos con los nudillos forzándome a abrirlos por completo. Al moverme un dolor sordo asciende desde mi intimidad, serpenteando por mi columna y extendiéndose hasta mis piernas.
Prueba suficiente de que nada fue un sueño.
Recorro mi entorno con la mirada: ventanas enormes desprovistas de cortinas, muebles de tonos sobrios, paredes con tapiz amaderado, varias puertas incluida la que conduce al corredor del penthouse, y en la esquina un espejo alto reflejando la ausencia. Solo falta él.
Me desprendo de las sábanas satén, y me esfuerzo por salir de la cama. Las extremidades entumecidas protestan con un pequeño gemido que se escapa de mis labios al intentar caminar. Desnuda, avanzo hasta el perchero dorado donde una bata femenina descansa y la deslizo entre mis dedos antes de cubrirme con ella.
Anudo el lazo blanco de la bata alrededor de mi cintura, y con un pequeño cojeo me apresuro por la habitación. Abro el baño, el clóset, voy a la otra habitación, luego lo busco en la sala, en la cocina y en cada rincón del lugar mientras pronuncio su nombre con un matiz ansioso.
Con un latido frenético regreso a la cama en busca de mi teléfono, pero un suspiro áspero me rasga la garganta al recordar que lo olvidé en su auto junto con el resto de mis cosas. Me llevo una mano al rostro y exhalo frustrada. Mis ojos recorren una vez más la habitación solo para confirmar lo inevitable: ni un rastro de G.