𝕋𝟛-𝟝 𝑩𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝒂𝒔𝒔𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕

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Un niño albino apila fragmentos de hierro con el ingenio de un inventor, piezas extrañas que murmuran violencia

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Un niño albino apila fragmentos de hierro con el ingenio de un inventor, piezas extrañas que murmuran violencia. Detrás de él, Alice avanza con cautela, atrapada en la niebla opaca del ático, un territorio desconocido que la recibe con el aliento gélido de un depósito de cadáveres.

El pequeño le da la espalda, entretenido en su juego de ensamblar artefactos que parecen más ruinas de armas que juguetes. Su silueta es inocente, de facciones angelicales y piel intacta, pero la risa que brota de su garganta suena parecida a la de un demonio.

Percibe a Alice detrás de sí, un ligero estremecimiento lo delata. Ella se inmoviliza, confundida por esa reacción esquiva. El niño se incorpora y la dureza invade su terso rostro. Exhala un aliento áspero, inadecuado para su corta edad, y pasa de largo rozándola con desprecio.

Alice lo reconoce sin esfuerzo. Lo había visto antes en los retratos ocultos de la mansión Gojo.

La piel pálida, el cabello blanco y los ojos de un azul inexpugnable, lo sellan como Satoru en su infancia. Pero el aura que emana de él no se retrató en lienzo alguno.

—No toques mis cosas —Espeta, su voz seca, cortante, impropia de un niño.

Los párpados de Alice se agitan, incrédula. La escena respira en la línea frágil de un sueño, pero cada detalle se siente vivido. Un ático oscuro, y un niño que no llega a los ocho años jugando con piezas letales. La lógica se derrumba.

—No iba a hacerlo —Se frota ambos brazos, el frío le cala en los huesos—. Pero tampoco deberías hacerlo tú. Luce peligroso...

El pequeño se gira con brusquedad, el ceño se le crispa y sus pestañas lechosas revolotean con irritación. —Y tú luces como una tonta entrometida. Fuera de mi vista.

Alice se sorprende por la gravedad de su voz, tan rocosa en una garganta infantil. Es consiente de que está dormida y descubre que su entorno responde a sus acciones.

La joven levanta el mentón, el disgusto le tiñe los ojos de orgullo agrio. —El intruso eres tú, apareciste en mi sueño.

Él aprieta el labio inferior entre los dientes con rabia, como si estuviera realmente enfadado.

𝑫𝒂𝒓𝒌𝒄𝒚𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora