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"tulips, camellias and lotus flower"
MAL SE DEJÓ CAER PRIMERO, estirándose en la hierba y cerrando los ojos por un momento, dejando que el silencio y la tranquilidad la envolvieran. Los demás la siguieron, encontrando cada uno su lugar en el césped. Jay se recostó con las manos detrás de la cabeza, observando las nubes con una mirada pensativa. Evie se tumbó a su lado, jugueteando con una flor que había arrancado del suelo, su expresión tranquila pero reflexiva.
Los cinco decidieron ir hasta el campo de Turney para acostarse en el suelo mirando al cielo, buscando un momento de paz después de toda la tensión. El sol comenzaba a ponerse, bañando el campo con una cálida luz dorada que creaba un ambiente sereno y casi mágico.
Carlos y Rouge se acomodaron juntos, Carlos con su muñeca lesionada descansando sobre su pecho, y Rouge con la cabeza apoyada en su hombro. Ambos miraban al cielo, sus mentes llenas de pensamientos y emociones que no necesitaban ser dichas en voz alta.
—¿Qué están pensando? —preguntó Mal finalmente, rompiendo el silencio. Su voz era suave, pero había una intensidad subyacente, una necesidad de saber si sus amigos compartían sus dudas
—¿Alguna vez pensaron que estaríamos aquí? —preguntó Rouge, rompiendo el silencio con una voz suave pero cargada de significado—En Auradon, bajo este cielo, juntos, como amigos—
Jay soltó una risa suave—No en mis sueños más locos—admitió—Pensé que siempre estaríamos en la Isla, sobreviviendo día a día—
—Pero aquí estamos —dijo Evie, sonriendo mientras giraba la flor entre sus dedos—Y estamos haciendo lo mejor que podemos
Carlos miró a Rouge, notando la tranquilidad en su rostro—Nunca imaginé que estaríamos acostados en un campo de Auradon, mirando las estrellas y hablando de nuestro futuro—dijo con una sonrisa ligera—Es... surrealista—
Rouge asintió, sin apartar la vista del cielo—Es como si estuviéramos viviendo en un sueño. Un sueño que nunca creímos posible—
—esto es algo confuso—dijo Mal
Rouge permaneció en silencio, sus pensamientos eran un torbellino de emociones. Había aprendido a apreciar cosas en Auradon que nunca creyó posibles. La seguridad, la amistad, la posibilidad de un futuro diferente.
—Quizás—dijo Mal, después de un largo rato—Quizás deberíamos reconsiderar nuestro plan. No digo que lo abandonemos, pero... tal vez, no lo se—comenzó a contradecirse —digo...miren que formas tan curiosas se forman en el cielo—
—Si, este tipo de vista no existe en la isla—comentó Evie, mirando las estrellas.
—Cierto, la contaminación no permite verla—rió Jay, su risa llena de una mezcla de tristeza y nostalgia.
