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"Ben Was Kidnapped"
ROUGE SE ENCONTRABA SENTADA en el borde del pequeño muro. La humedad de la noche había cubierto el lugar con una fina capa de rocío, haciendo que la piedra bajo ella se sintiera fría y un poco resbaladiza. A su lado, Carlos se mantenía en silencio, con la mirada fija en el lugar donde Ben había desaparecido momentos antes, perdiéndose en la oscuridad.
El tiempo parecía alargarse en un tenso y eterno compás. Rouge comenzaba a mover su pie inquietamente, tocando con él el zapato de Carlos de manera involuntaria. Ambos estaban lo suficientemente cerca como para sentir la tensión del otro, pero ni tan cerca como para que sus preocupaciones se disiparan con el simple contacto. Rouge miraba de reojo a Carlos, quien mantenía los labios apretados y los puños cerrados sobre sus rodillas, como si intentara aferrarse a la calma en medio de la incertidumbre.
Pasaron unos minutos más antes de que Rouge no pudiera soportarlo más y dejó escapar un suspiro profundo, cargado de impaciencia. Sus pensamientos se arremolinaban sin cesar, cada uno compitiendo por ser escuchado en su mente. La ansiedad la golpeaba en oleadas, llenándola de preguntas para las que no tenía respuesta: ¿Y si algo había salido mal? ¿Y si Mal no estaba dispuesta a regresar? ¿Y si Ben…? El último pensamiento la hizo estremecerse, como si de pronto el aire se volviera mucho más pesado.
—Está tardando demasiado —murmuró, apenas un susurro que se perdió en el eco de la noche.
Carlos pareció no haberla escuchado al principio, tan inmerso en sus propios pensamientos. Pero entonces, lentamente, desvió su mirada hacia ella. Sus ojos reflejaban la misma inquietud que ella sentía, aunque Carlos intentara ocultarla tras una expresión seria. Era evidente que su paciencia también comenzaba a agotarse, aunque intentaba mantenerse firme por el bien del grupo.
—Tal vez… —comenzó a decir Carlos, pero no terminó la frase. Parecía que estaba buscando las palabras correctas. Finalmente, solo dejó escapar un suspiro largo, como si con él pudiera liberar algo de la tensión acumulada.
El viento sopló con más fuerza, levantando una leve brisa que agitó los mechones de cabello oscuro de Rouge, que caían rebeldemente sobre sus hombros. Ella se llevó una mano al rostro, apartándolos con un movimiento brusco, mientras sus dedos jugaban nerviosamente con los bordes de su chaqueta de villana. Aunque había llevado esa chaqueta durante años en la Isla, ahora se sentía extraña sobre sus hombros, como un vestigio de una vida que intentaba dejar atrás.
—Esto no me gusta… —murmuró de nuevo, esta vez más para sí misma que para Carlos. Había algo en el aire, una sensación de que las cosas no iban a desarrollarse como habían planeado. La Isla tenía esa habilidad de envolver todo en un aura de desconfianza y peligro latente, como si el mismo lugar estuviera conspirando en su contra.
