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Bill.

- No me jodas, no, otra vez no, no, no. -No podía ser verdad. El coche no arrancaba, por mucho que lo intentara. Y Tom me miraba con cara de confusión desde el suyo. Simplemente negué con la cabeza señalando hacia abajo, pero él seguía con la misma cara. -Que no me arranca el coche. -Grité sacando la cabeza por la ventanilla.

Entonces salió de su coche, y vino directo mí, con aún la erección ahí. Habían pasado más de cinco minutos, y no se le bajaba. Y yo no podía apartar la mirada. Y él lo sabía, por eso ni medio intentaba disimular lo duro que estaba.

- A ver, quita, deja que lo intente yo. -Abrió la puerta de mi coche, dejándome su erección a la altura de los ojos, maldito sea el día que decidieron comprarme un coche tan bajito. Como pude acabé en el asiento del copiloto. Y Tom entró. -Joder, que coche más pequeño, muñeco que mides casi dos metros, ¿no había un coche menos pijo pero algo más grande?

- Fue un regalo.

- ¿Quién cojones regala un puto deportivo? Bueno, no me lo digas, no quiero saberlo. -Dio por hecho que fue Derek.

- Simone y Gordon, cuando acabé la carrera de Derecho. -Corregí sus pensamientos antes de que se pensara que yo estaba con Derek por ser un mantenido.

- Tengo tantísimas preguntas... -No paraba de meter y sacar la llave en el contacto, intentando arrancar el coche, pero este no quería. -No hay manera, muñeco, te lo has cargado.

- Puedes preguntar lo que quieras, a lo mejor esto va para largo. Voy a llamar a la grúa. -Comencé a buscar en Google.

- ¿Por qué te casas con Sparky? -Y me quedé petrificado con esa pregunta, bloqueé el móvil y lo miré directamente a los ojos.

- Me esperaba otro tipo de preguntas, la verdad.

- No has respondido. -Echó un poco el asiento hacia atrás, para estar más cómodo y poder mirarme mejor. Lo imité.

- Vale, juguemos. Pregunta por pregunta. Por primera vez en nuestra vida vamos a tener una conversación normal, de hermanos.

- No somos normales, muñeco. -Rio por lo bajito. -Pero vale, ahora responde.

- Pues me caso con Derek porque... me lo pidió, ¿no? Por eso se casa la gente.

- Entonces si yo te lo pido... -Lo miré con la boca abierta, porque hablaba totalmente en serio. ¿A qué juegas Tom? -Además me esperaba alguna cursilería tipo que le quieres y tal, pero no lo has dicho.

- Tom, se da por hecho que si me caso con él es porque le quiero.

- Pero no lo has dicho. ¿Le quieres? -Le costó hacerme esa pregunta porque bajó la mirada.

- Sí. -Susurré tan bajito que no sabía si me habría escuchado.

- ¿Y a mí me quieres? -No sé porque, pero habíamos empezado a hablar en susurros, sin mirarnos a la cara, aguantando quizás las ganas de llorar, de besarnos o de salir corriendo.

No contesté. No era un silencio incomodo, porque tanto él como yo sabíamos la respuesta a esa pregunta. Solo que yo ya no podía decirlo en voz alta, y él lo entendía, creo.

- Bueno, has hecho muchas preguntas, me toca a mí hacer alguna. -Carraspeé mi garganta antes de volver a retomar la conversación. -Aparte de tu guerra... ¿qué has hecho estos siete años?

Muñeco encontrado (5ª temporada MUÑECO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora