Capítulo 55

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«El destino está en tus manos una vez más»

Despertaste de golpe, sobresaltada, observando rápidamente hacia todos lados, creyendo haber oído un susurro distorsionado. Al confirmar que estabas sola, suspiraste aliviada, sólo había sido un sueño.
La noche se había pasado de golpe, y antes de que te dieras cuenta, el amanecer comenzaba a despuntar en el horizonte. La calidez del sol matutino se filtraba a través de las ventanas de la mansión, inundando la habitación con una luz suave y dorada. Te pusiste de pie investigando tus alrededores, no recordabas cómo habías llegado a aquella habitación femenina con aires victorianos, los pisos eran de un lustrado parquet, las paredes estaban empapeladas de color blanco, la cama al estilo "princesa" en la que yacías tenía los edredones de colores lila y rosa pastel, al igual que el tapizado de los sofás que estaban situados en el medio de la habitación. A tu izquierda tenias un enorme y amplio ventanal con balcón que daba al jardín principal y al fondo de la habitación un enorme closet, la habitación contaba con un amplio baño. Te observaste en el espejo a un costado de tu cama, vestías el mismo vestido blanco que habías llevado horas atrás, no notaste ningún cambio extraño en tu cuerpo más allá de los tonos apenas más claros de tu piel.
Los eventos de la noche anterior aún rondaban tu mente: la conversación con Jungwon, sus promesas y la chispa de esperanza que había encendido en tu corazón ¿podrías realmente confiar en él? ¿Qué significaba todo lo que había dicho sobre Sunoo y las decisiones que habían tomado?
Necesitabas respuestas, y sabías que la única forma de obtenerlas era enfrentándote a la verdad, por más extraña y dolorosa que fuera.
Abriste cuidadosamente la puerta de la habitación, asomandote encontrandote con un corredor que parecía interminable, caminaste través de él, encontrándote con unas escaleras las cuales bajaste con una sensación de determinación renovada.
Te topaste con una puerta doble, la atravesaste sin dudar, al entrar en el comedor, viste a los demás ya reunidos: Jungwon, Sunoo, Jay, Jake, Heeseung, Sunghoon y Ni-ki. La tensión en el aire era palpable, pero decidiste enfrentarte a ello de frente.
Sunoo levantó la vista al verte entrar y sus ojos se suavizaron ligeramente.

—Buenos días, ___ —dijo con un tono vacilante.
—Buenos días... —respondiste, tomando asiento en la mesa. El silencio era incómodo, y podías sentir las miradas de todos clavadas en ti.
—___, creo que es hora de que hablemos sobre todo lo que ha estado ocurriendo —Jungwon, que estaba sentado a tu lado, te dio una sonrisa alentadora.
—Sí, necesito respuestas —asentiste, sintiendo un nudo de nerviosismo en tu estómago — yo... No puedo seguir así, sin saber quién soy y qué está pasando.
—Entiendo, ___ y lamento mucho lo que ha sucedido y las formar en las que se dieron —Sunoo suspiró, pasando una mano por su cabello — Todos cometimos errores, y quiero que sepas que mis intenciones siempre fueron protegerte.
—¿¡Protegerla!? ¡Nos borraste de sus memorias! ¿Cómo puedes llamarlo protección? —Jay intervino, su voz estaba cargada de frustración.
—Sunoo, sabíamos que esto podría salir mal, pero decidiste seguir adelante de todos modos —Jake asintió, su expresión era de desaprobación.
—Repito... Ningúno hizo nada para evitarlo —dijo Sunoo.
—¿Ahora intentarás poner a ___ en nuestra contra? —dijo Jay.
—Jamás hablé de ponerla en contra de nadie, Jay —dijo Sunoo con calma y un tono bajo para no alarmarte — por favor no confundas las cosas delante de ella.
—Todos fuimos cómplices Jay... Ya lo hablamos y estuvimos todos de acuerdo —Sunghoon se unió a la conversación, sus palabras eran un susurro amargo — tienes razón Sunoo, no hicimos nada para detenerte. Nos dejamos llevar por el miedo y la desesperación.
—Yo no estuve de acuerdo en nada —replicó Jay.
—Jay... Basta —lo calló Jungwon.
—¿Por qué... ? —preguntaste, sintiendo una mezcla de ira y tristeza—. ¿Por qué hicieron algo tan terrible?
—Porque teníamos miedo de perderte, ___ —Heeseung, que había estado en silencio hasta ahora, finalmente habló — pensamos que al borrar tus memorias, podríamos protegerte de algo peor. Pero fue un error, un grave error.

La habitación quedó en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos y arrepentimientos. Finalmente, Sunoo levantó la mirada, sus ojos reflejaban un dolor profundo.

—___, lo siento. Sé que las palabras no pueden arreglar lo que hemos hecho, pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para ayudarte a recuperar tus recuerdos y que te entiendas a ti y a tu entorno.
—Solo quiero... Quiero saber quién fui —Tomaste un respiro profundo, sintiendo el peso de sus palabras — quiero saber quién soy ahora  y... Creo que necesitaré su ayuda para hacerlo.

Los demás asintieron, cada uno mostrando su disposición a apoyarte en tu decisión. Jungwon te dio un apretón de manos alentador, y por primera vez desde que todo esto comenzó, sentiste que tal vez, solo tal vez, podrías encontrar la respuesta.
Lo qué tu no sentiste fué la oscura mirada de Sunoo sobre Jungwon, algo en su cercanía le obligó a apretar fuertemente la mandíbula.

—Bien... Escucha ___ —dijo Sunoo, su voz era firme pero suave —, Antes de ser transformada en vampiro, eras una persona increíblemente especial.
T

rabajabas como enfermera, dedicando tu vida a cuidar de pacientes con enfermedades terminales —continuó Heesung.

Sentiste un nudo en la garganta mientras procesabas esta información. Recordabas vagamente un sentimiento de empatía y consuelo, aunque los detalles seguían siendo borrosos.

—Eras una enfermera maravillosa, siempre dispuesta a ayudar a quienes más lo necesitaban —dijo Heeseung, su voz cargada de admiración—. Pero hay algo más que debes saber.

Jungwon apretó tu mano suavemente, animándote a escuchar con atención.

—___, tú no solo eras una enfermera —continuó Jungwon—, fuiste la reencarnación femenina del Arcángel Gabriel.

La habitación quedó en silencio mientras procesabas esta revelación. Las palabras de Jungwon resonaban en tu mente, una mezcla de incredulidad y asombro llenaban tu corazón.

—¿Arcángel Gabriel? —murmuraste, tratando de comprender—. ¿Qué significa eso?
—Significa que tuviste un propósito más grande del que imaginabas —Jake, quien había estado en silencio hasta ahora, te lo explicó—. Tu alma es especial, y por eso te protegimos y te transformamos en vampiro. Queríamos mantenerte a salvo de aquellos que te harían daño.
—Esos que te querían ver muerta —dijo Jay con ira en su voz —. Eres parte de algo mucho más grande, ___.
—¿Quiénes? —preguntaste, aún tratando de comprender.
—Los que sabían quién eras realmente —Niki tomó la palabra, su voz era seria y profunda —. Aquellos que temían el poder y la luz que llevas dentro.
—Nos hemos enfrentado a ellos para protegerte, y lo seguiremos haciendo —finalizó Jake.

Sentiste una mezcla de emociones, desde el miedo hasta la gratitud. La revelación de tu verdadera identidad y propósito era abrumadora, pero también te llenaba de una nueva fuerza y determinación.

—___, sabemos que esto es mucho para asimilar —dijo Jay, su voz era reconfortante —. Pero estamos aquí para ayudarte a descubrir quién eres.
—Lamento profundamente haberte borrado los recuerdos —dijo Sunoo, su expresión era sincera y llena de arrepentimiento —. Creí que era la mejor manera de protegerte, pero entiendo ahora que fue un error.

Te quedaste en silencio, asimilando sus palabras.

—No estás sola en esto, ___ —dijo Jungwon, su voz era un susurro lleno de promesas.

Sunoo, al ver que estabas empezando a aceptar la situación, sacó una fotografía de su bolsillo y te la mostró. En la imagen había una niña de unos seis años con una sonrisa radiante.

—Esta es Yoon-ie —dijo Sunoo con voz temblorosa—. Era una de tus pacientes, te encariñaste mucho con ella y ella contigo. Cuidaste de ella con todo tu corazón.
—Yoon-ie...

Te quedaste mirando la foto, sintiendo una oleada de emociones. La pequeña te resultaba familiar, en tu cabeza se oyó el eco de una risa contagiosa e infantil que te hizo sonreír.

—Yoon-ie falleció debido a una enfermedad terminal —continuó Sunoo —. Hiciste todo lo posible por cuidarla, por darle amor y consuelo en sus últimos días.
—No la mató el cáncer... —susurraste.

𝕸𝖔𝖔𝖓𝖘𝖙𝖗𝖚𝖈𝖐 - 𝕰𝖓𝖍𝖞𝖕𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora