Capítulo 86

314 30 5
                                    

Lo que Sunoo vio, lo dejó helado. Te encontrabas en la cama, tus ojos estaban abiertos, pero había algo en tu mirada que lo hizo detenerse. Era un vacío, un odio que no había visto antes, una furia que parecía fuera de lugar, a tus ojos les faltaba brillo.
Al ver a Sunoo, tu expresión cambió instantáneamente, tu rostro se torció en una mueca constipada.

—¿¡Que haces aquí!? ¡Vete! —gritaste, tu voz estaba llena de un repugnante odio — ¡no quiero verte Sunoo! ¡Déjame en paz!

Sunoo dio un paso atrás, completamente desconcertado por tu reacción. Nunca antes habías hablado con tanto desprecio, y menos hacia él, que siempre había estado contigo.

—___, ¿qué te pasa? —preguntó Sunoo, su voz cargaba confusión y preocupación.

Nunca había imaginado que llegarías a verlo como una amenaza, como alguien de quien debías huir. Sunoo avanzó un paso hacia ti, extendiendo una mano como si quisiera calmarte, pero te encogiste, apartándote como si su toque te quemara.

—¡No te acerques! —gritaste, con la voz temblorosa pero firme — no quiero saber nada de ti ¡solo vete!

Sunoo sintió como se abría un hueco dentro de él, de su corazón. Era evidente que algo había cambiado drásticamente en ti, algo que no podía entender, pero que sentía profundamente.

—___, por favor, solo escúchame —insistió, volviendo su voz más suave, implorante — sé que estás confundida, yo tampoco entiendo que está ocurriendo, pero te prometo que no estoy aquí para herirte, no quiero hacerte daño, solo quiero asegurme de que estás bien.

Pero tus ojos, que alguna vez lo miraron con confianza y calidez, ahora estaban llenos de frialdad e indiferencia. Cada palabra suya parecía envenenarte más, alejándote de él.

—¡No necesito tu protección! —gritaste, tus palabras eran afiladas, cortantes — ¡ eres el problema, Sunoo! ¡Eres tú quien está tratando de controlarme!

Sunoo sintió que el suelo se abría bajo sus pies. No podía comprender cómo habías llegado a esa conclusión, cómo el amor y la confianza que siempre habías tenido en él se habían convertido en un odio tan feroz. Intentó avanzar otro paso hacia ti, con la esperanza de que la cercanía pudiera recordarte quién era él realmente, pero tu reacción fue devastadora.

—¡Ya no te acerques! —volviste a gritar, levantando las manos como si quisieras detenerlo con una barrera invisible. Tus lágrimas, que comenzaron a brotar, no eran de tristeza, sino de una mezcla de ira y desesperación — ¡No quiero verte más, Sunoo! ¡Solo vete y déjame en paz!

Cada una de tus palabras era como un puñal que se clavaba en él, dejándolo cada vez más herido, más confuso. El dolor que sentía era casi insoportable, pero sabía que no podía rendirse, no cuando algo tan terrible había sucedido entre ustedes.
Debía luchar por ti, por lo que sea qué estabas pasando, debía intentar llegar a lo más profundo de tu mente y descubrir qué te habían hecho.

—___, no soy tu enemigo —dijo, su voz era baja pero cargada de emoción — no sé qué te han dicho, no sé qué está pasando en tu mente, pero te juro que no estoy aquí para hacerte daño. Por favor, confía en mí.

Tus ojos, llenos de rabia, se encontraron con los suyos, y por un instante, una sombra de duda cruzó por tu rostro, pero fue rápidamente reemplazada por aquel odio que sentías.

—¡No voy a confiar en ti! —gritaste, con la voz rota pero decidida — ¡solo quiero verte más!

Sunoo sintió como si una losa de desesperación cayera sobre él. Estaba claro que tus palabras no eran simplemente una reacción momentánea; algo más profundo te había afectado, algo que había sido plantado en tu mente y que ahora florecía en forma de desconfianza y odio hacia él.
Por un instante, el silencio se instaló entre ambos, un silencio lleno de tensión, de dolor, y de la sensación de que algo irreversible había sucedido. Sunoo intentó buscar en tus ojos alguna señal de la persona que conocía, algún vestigio de la confianza y el amor que habían compartido, pero todo lo que encontró fue un muro impenetrable de ira y miedo.
Pero justo cuando estaba a punto de hablar nuevamente, notó algo en la habitación, un leve movimiento, casi imperceptible, como una sombra que se deslizaba por el rincón más oscuro. Sus sentidos, agudizados por la tensión, captaron ese detalle, y aunque no pudo identificarlo del todo, una sospecha empezó a crecer en su mente.

«¿Heesung?» Pensó Sunoo

¿Había estado allí todo el tiempo? ¿Con qué propósito? Sunoo sabía que seguir presionándote en momento podría ser contraproducente. Si Heesung realmente estaba allí, si él y Jungwon habían logrado inculcarte ese miedo y odio hacia él, entonces necesitaba un nuevo enfoque, uno que no te empujara más hacia ellos.
Con el corazón hecho pedazos y la mente llena de dudas y temores, Sunoo dio un paso atrás. Decidió que la mejor opción en ese momento era retirarse, para no provocar más daño, y encontrar un modo de revertir lo que fuera que te habían hecho.

—De acuerdo, ___ —dijo finalmente, con un tono suave pero cargado de tristeza — me iré, si eso es lo que quieres, pero quiero que sepas que aún estaré aquí para ti, sin importar lo que pase. Si alguna vez necesitas a alguien en quien confiar, sabes dónde encontrarme.

Esas últimas palabras resonaron en el aire entre ustedes, pero en lugar de provocar un cambio en ti, parecieron solidificar tu odio.
Sin decir una palabra más, Sunoo se giró, se dirigió hacia la puerta y salió de la habitación, cerrando la puerta con suavidad tras de sí, dejándote sola con tu odio.
No se alejó demasiado, se quedó en el pasillo, apoyado contra la pared, con la mente llena de pensamientos oscuros y preocupados. Ahora estaba más decidido que nunca a descubrir qué te habían hecho, y cómo podía revertirlo antes de que te perdiera para siempre. Mientras intentaba planear su próximo movimiento, no podía evitar sentir que el tiempo se estaba acabando, que cada segundo que pasaba te alejaba más de él y te acercaba más al abismo.
Dentro de la habitación, te quedaste en silencio, sintiendo la rabia aún vibrando en tu interior. Pero una pequeña parte de ti, enterrada muy profundamente, sentía una punzada de dolor, una incomodidad que no podías ignorar, aunque no supieras de dónde venía. Era como si, en lo más profundo de tu ser, una voz débil intentara advertirte, decirte que algo estaba mal, que todo lo que acababa de suceder no tenía sentido.
Pero esa voz fue rápidamente ahogada por la marea de emociones que Heesung y Jungwon habían plantado en ti. El odio, la desconfianza, la sensación de que Sunoo era una amenaza, todo eso seguía ardiendo en tu pecho, sofocando cualquier intento de razón o duda.
Heesung, oculto en las sombras, sonrió con satisfacción, habia logrado lo que se había propuesto. Sabía que te tenía completamente bajo su control ahora, ahora tus emociones hacia Sunoo eran casi irreversibles.
Mientras te sumías en la confusión y el dolor, Heesung desapareció, satisfecho con lo que había logrado. No había razón para seguir manipulando tus sueños por esa noche. El trabajo ya estaba hecho, y ahora solo quedaba esperar a que las semillas de odio germinaran completamente en tu corazón.

𝕸𝖔𝖔𝖓𝖘𝖙𝖗𝖚𝖈𝖐 - 𝕰𝖓𝖍𝖞𝖕𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora