Capítulo 76

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El amanecer se filtraba incluso por las gruesas cortinas blancas de la habitación, llenando el espacio con una suave luz dorada. Tu mente comenzó a despertar lentamente, como si emergieras de un sueño profundo y confuso. Parpadeaste un par de veces, ajustándote a la luz, mientras una sensación de desorientación te invadía, tu cabeza martilleaba de manera insoportable.
La habitación te resultaba familiar, era habitación, pero... Había algo en el ambiente, en el silencio que te rodeaba, que te hacía sentir incómoda, como si algo importante se te hubiera escapado.
Al moverte un poco, sentiste un ligero dolor en el cuerpo, una molestia que no podías explicar del todo. Intentaste recordar cómo habías llegado allí, pero tu memoria estaba borrosa, fragmentada. Sabías que algo había ocurrido, pero por más que te esforzabas, los detalles se te escapaban, en su lugar sólo había una sensación persistente de inquietud, de que algo malo había pasado, aunque no podías precisar qué.
Tu mirada se desplazó por la habitación, buscando respuestas, hasta que lo viste: Sunoo, sentado en un cómodo sofá al otro lado de la habitación, con un libro entre sus manos, leía atentamente cada página, sumido profundamente en su trama.
Su presencia te produjo un alivio inmediato, calmando la ansiedad que amenazaba con apoderarse de ti. Sunoo siempre había sido un punto de calma en tu vida, alguien en quien confiabas sin reservas.

—Sunoo… —murmuraste apenas audible, pero lo suficiente cómo para que él levantara la vista.

Al notar que estabas despierta, Sunoo cerró el libro con una suave sonrisa en su rostro y apartó el objeto a un lado, se levantó y caminó hacia ti con pasos tranquilos y medidos. Se sentó en el borde de la cama, a tus pies, sus ojos brillaron con una preocupación genuina, paternal, y extendió una mano para tomar la tuya.

—Buenos días ___, me alegra verte despierta —saludó con una voz suave, casi como si estuviera cuidando de no alterarte — ¿cómo te sientes?

Tomaste un momento para evaluar tu estado, antes de responder con un pequeño suspiro.

—Me siento... Bien , supongo, me duele un poco el cuerpo —dijiste entrecerrando los ojos al sentir las molestias — pero... No recuerdo qué pasó, todo está muy borroso.

Sunoo asintió comprensivamente, sin soltar tu mano. Sus ojos, siempre tan expresivos, reflejaban una mezcla de preocupación y consuelo.

—Ayer no te sentías muy bien después de la cena. Sunghoon, preparó curry y no se percató de que contenía un ingrediente en mal estado, te sentó mal así que decidiste descansar —hizo una pausa, asegurándose de que sus palabras te calmaran — me preocupé cuando te vi tan pálida, así que me quedé para asegurarme de que estuvieras bien.

Su explicación fue tan tranquila y convincente que no pudiste evitar sentirte aliviada. La historia tenía sentido, y la manera en que te lo dijo te dejó sin razones para dudar.

«¿Por qué Sunoo te mentiría?»

Sonreíste con suavidad, agradecida por su cuidado.

—Vaya, no pensé que fuera algo tan simple… —dijiste con una risa nerviosa, llevándote una mano a la frente — gracias por cuidarme Sunoo.

Sunoo sonrió con una calidez que parecía irradiar desde su interior y negó con la cabeza, restándole importancia.

—No me lo agradezcas princesa —respondió con suavidad — quería asegurarme de que te recuperaras, así que me quedé aquí toda la noche, es lo menos que podía hacer por ti
—Siempre tan bueno conmigo —dijiste sinceramente — sabes cómo hacerme sentir mejor.

Sunoo bajó la mirada, con una ligera sonrisa en sus labios.

—Sólo quiero que seas feliz —dijo en un tono tranquilo, pero con un brillo de satisfacción en sus ojos —, ademas no podía dejar que nadie más se ocupara de ti. Me aseguré de que estuvieras en buenas manos.

Te recostaste un poco más en la cama, sintiendo cómo la tensión se disipaba por completo.

—Agradezco mucho que te quedaras —dijiste, esta vez con una voz más relajada — realmente me siento feliz de tenerte aquí.

Sunoo asintió, dejando que el silencio reconfortante los envolviera por un momento. Luego, su tono se volvió un poco más ligero, casi juguetón.

—Siempre cuidaré de ti —respondió, sus ojos fijos en los tuyos, transmitiendo una seguridad que lograba disolver cualquier rastro de duda o temor que pudiera haber quedado en tu mente.

Con esa tranquilidad reconfortante, el momento de incertidumbre pasó, y la sensación de normalidad volvió a asentarse en tu interior. No había más preguntas, no había más sospechas. Solo la calma de saber que, en todo momento, Sunoo estuvo allí para protegerte.
Sentiste un calor en el pecho al escuchar sus palabras. Él siempre había sido amable y atento, pero en ese momento, su cuidado y preocupación te parecieron especialmente reconfortantes.
Un silencio cómodo se instaló entre ambos, la calidez de la conexión que compartían se sentía en el aire. Antes de que pudieras decir algo más, se escucharon unos suaves golpes en la puerta.

—¿Puedo pasar? —preguntó Sunghoon detrás de la puerta.

Ambos cambiaron su semblante a una situación más seria, el rubio te observó atentamente esperando tu aprobación ante el llamado, asentiste lentamente y Sunoo se levantó caminando hacia la puerta, abriéndola para revelar a Sunghoon, quien estaba de pie con una expresión de preocupación y arrepentimiento

—Adelante —respondió Sunoo, dejándolo entrar.

Sunghoon se acercó a la cama y con una leve reverencia extendió su mano pidiendo la tuya a lo que accediste, con delicadeza tomó tu mano y la acercó a sus labios para depositar en el dorso, un suave y caballeroso beso, levantó la cabeza fijando su mirada en la tuya, sus ojos reflejaban su pesar mientras se incorporaba.

—___, quería asegurarme de que estuvieses bien —comenzó, su tono lleno de culpa — lo siento mucho por lo que pasó, fue un error fatal — Sunghoon hablaba con nerviosismo, enredandose en sus palabras —. Nunca debería haberte dado esa comida, no me di cuenta de que el vegetal estaba en mal estado, y… No volverá a pasar, te prometo que seré más cuidadoso en el futuro.

El arrepentimiento en su voz era claro, y sus ojos se mantenían fijos en ti, esperando una señal de que lo perdonabas.

—No te preocupes, Sunghoon —le dijiste con una sonrisa tranquilizadora — estoy bien ahora y sé que no fue tu intención.

Sunghoon asintió, sus hombros relajándose un poco al escuchar tus palabras.

—Gracias... De verdad, gracias —murmuró, todavía algo inquieto, pero aliviado por tu entendimiento y aceptación.

Sunoo, observando la interacción, mantuvo una mirada serena, permitiendo que el momento entre tú y Sunghoon se desarrollara sin interrupciones.
El pelinegro finalmente dio un paso atrás, dedicándote una última mirada de disculpa antes de despedirse.

—Descansa, ___ —dijo antes de salir de la habitación — si necesitas algo, un té o lo qué sea, estaré cerca.

Una vez que Sunghoon se fue, Sunoo volvió a acercarse a la cama, colocándose a tu lado una vez más.

—Ves, todo está bien —dijo en un susurro, sus ojos reflejaron una calma profunda.

Asentiste, confiando en que, con Sunoo cerca, nada malo podía pasarte.

—Bueno, ahora que estás mejor, creo que deberías descansar un poco más —dijo — pero, si te sientes con ánimo más tarde, podemos salir a caminar por el jardín. El aire fresco siempre ayuda a despejar la mente.

Sonreíste ante la sugerencia, asintiendo con la cabeza.

—Me encantaría, Sunoo. Gracias por todo… De verdad.

Sunoo le devolvió la sonrisa, levantándose del borde de la cama con una elegancia natural, caminando hacia la puerta para tomar el picaporte.

—No tienes que agradecerme, ___ —repitió, esta vez con un tono de afecto — siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase.

Sin nada más que decir, salió de la habitación.

—Muchas gracias... Niki.

𝕸𝖔𝖔𝖓𝖘𝖙𝖗𝖚𝖈𝖐 - 𝕰𝖓𝖍𝖞𝖕𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora