Capítulo 70

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La tensión en el aire era palpable mientras Jungwon te sostenia la mirada, sus ojos brillaban con una intensidad que te hacía sentir atrapada. Su sonrisa se tornó en algo más oscuro, más calculado, mientras daba un paso más cerca, inclinándose hacia ti.

—Me alegra que reconsideres mis palabras — murmuró, su voz suave como terciopelo, pero con un filo que provocaba escalofríos — pero sabes que no me conformo con simples promesas... Quiero más que eso.

Su mano se deslizó delicadamente por tu brazo, bajando lentamente hasta tomar tu mano, sus dedos jugando con los tuyos. La calidez de su toque era desconcertante, y su proximidad te envolvía en un aroma que resultaba intoxicante.
Intentaste apartar la mirada, pero te encontraste atrapada en sus ojos oscuros, como si una fuerza invisible te mantuviera allí. Sentías cómo tu piel se erizaba bajo su intensa observación, una sensación que te hacía ver expuesta, vulnerable.

—¿Por qué tan nerviosa? No tienes por qué tenerme miedo ¿sabes? Puedes confiar en mí —dijo suavizando su mirada — incluso más de lo que crees.

Tu corazón latió más rápido, tu nerviosismo incrementó con cada segundo que pasaba bajo la intensa mirada de Jungwon. Tu garganta se secó, y el calor subió hasta sus mejillas. No sabías cómo responder, atrapada entre el deseo de alejarse y la atracción innegable que él ejercía sobre ti.
Sentiste un escalofrío recorrer tu espalda, tus pensamientos se encontraban nublados por la cercanía de Jungwon ¿a qué estaba jugando? Algo en su manera de verte hacía que fuera difícil resistirse, aunque el temor de lo que podría pasar te mantenía en guardia.
El silencio en la biblioteca se volvió asfixiante, cargado de una energía densa. El pequeño gato negro que la había guiado hasta allí había desaparecido, dejando atrás solo a Jungwon, cuya presencia llenaba el espacio de una manera abrumadora.
Él te observó con una calma perturbadora, cada movimiento calculado, cada palabra medida. Se acercó despacio, su andar felino contrastando con la rigidez en tus hombros. Podías sentir tu respiración hacerse más rápida, una mezcla de ansiedad y una emoción más profunda que luchaba por salir a la superficie.

—Escucha, olvida lo que dije —dijo con un tono dulce — no tienes que decidirlo ahora, solo piénsalo. Deja que esta idea te acompañe, que madure en tu mente... Y cuando estés lista, podemos seguir adelante.

Su otra mano subió lentamente, rozando la línea de tu mandíbula, haciendo que te tensaras. El simple gesto te hizo sentir que el suelo bajo tus pies se desvanecía, atrapada entre el deseo de alejarse y la inexplicable atracción que él ejercía sobre ti. La proximidad de Jungwon, su calidez, su aroma, todo combinaba para envolverte en un hechizo al que te resultaba difícil resistirse.

—Si alguna vez decides confiar en mí por completo —continuó, su voz transformándose en un murmullo íntimo — te prometo que no te arrepentirás, pero recuerda, en este juego, una vez que entras, ya no hay vuelta atrás.

Sentiste el peso de sus palabras como una advertencia y una invitación al mismo tiempo. Tu corazón latía desenfrenadamente en tus oídos, tu respiración acelerada te traicionó, mostrando el nerviosismo que te invadía. Era algo tan peligroso y tentador, y sabias que Jungwon tenía ventaja. Pero el desafío en sus ojos, la promesa en su tono, te hizo preguntarte si podrias resistirse por mucho más tiempo.

—Te guiaré —dijo en un tono más neutral, pero todavía con un destello de esa energía seductora — lo prometo.

Sentiste su mirada penetrante meterse debajo de tu piel, como si pudiera ver a través de tus dudas, manteniendo su tono bajo y seductor, susurró:

—Sé que tienes muchas preguntas, pero a veces, es mejor no pensar demasiado y simplemente dejarse llevar por lo que sientes en el momento...

Jungwon te ofreció su mano, fué un gesto simple pero cargado de intención, y tú dudaste, tu mente se encontró llena de advertencias silenciosas.

—¿Y si me arrepiento? —preguntaste, tu voz era apenas un suave y tembloroso susurro.

Jungwon sonrió con un destello de diversión brillando en sus ojos mientras entrelazaba sus dedos con los tuyos. Su toque era cálido y seguro, disipando parte de tu nerviosismo.

—No vas a arrepentirte conmigo... ¿O si? —dijo Jungwon con un tono burlón.

Negaste con la cabeza.

—No te arrepentirás, te lo prometo —murmuró, inclinándose más cerca de ti, dejando que su aliento roce tu piel — confía en mí.

Sentiste el calor subir por su cuerpo, tu resistencia se desvaneció lentamente. Jungwon te atrajo más cerca, su voz se transformó en un susurro tentador. Con cada palabra, con cada caricia suave de su mano, la tensión entre ambos crecia. Sentiste su control desmoronarse, hasta finalmente ceder .
Asentiste, aceptando los encantos de Jungwon y permitiéndote ser arrastrada por la corriente que él había creado. Tu cuerpo se relajo cuándo le permitiste que te guiara, tu mente rendida a la intensidad del momento. Jungwon te observó con sus ojos oscurecidos por un deseo voraz que había estado guardando desde que supo que Sunghoon había estado contigo, y complacido, sabiendo que había conseguido lo que quería.
Aquella idea le había carcomido la cabeza, envenenadolo por dentro, alimentando un fuego de celos que apenas lograba contener. Cada vez que te veia, solo podía pensar en el cómo se le había sido arrebatado algo que él consideraba suyo, generandole una frustración que se mezclaba con una necesidad insaciable de poseerte.
Sentiste el deseo ardiente en la manera en la que Jungwon te mantenía cerca, en cómo sus dedos se apretaban ligeramente sobre tus caderas. Había una urgencia en sus movimientos, una desesperación que te hacía temblar por dentro. Sabias que Jungwon estaba luchando por mantener el control, pero la intensidad de sus ojos le indicaba que estaba perdiendo esa batalla interna.

—Dime… —susurra él, acercándose aún más, su voz baja, llena de una pasión contenida — ¿pensaste en mí cuando estabas con él?

Te tensaste inmediatamente, sus palabras te desconcertaron. Trataste de responder, pero Jungwon no te dió el tiempo. Con un movimiento rápido te arrinconó contra una estantería, su cuerpo estaba a centímetros del tuyo. Su repentina cercanía explotó tu burbuja, y aunque una parte de ti quería resistirse, otra parte más profunda, más primitiva, sentia la atracción irresistible de la oscuridad que él representaba.

—No puedo soportar la idea de que alguien más… —la voz de Jungwon temblaba ligeramente, sus palabras sonaban cargadas de un dolor crudo — haya estado contigo, que te haya tocado de la manera en que yo debería hacerlo.

Sus palabras eran una mezcla de celos y posesividad, una confesión que revelaba cuánto la deseaba; y a pesar del miedo que le provoca esa intensidad, tú también sentías un anhelo inexplicable hacia él. Como si la oscuridad en Jungwon llamara a la tuya, arrastrándola hacia un abismo del que no estabas segura de poder salir.

—Jungwon… —susurraste.

El pelinegro no respondió, pero sus ojos lo decian todo. Era una lucha entre ceder a sus deseos más oscuros y protegerte, una protección que lo volvería loco, y más cuando sus celos lo estaban devorando por dentro.
Aunque a final de cuentas, la necesidad de tenerte superaba cualquier remordimiento, sencillamente primitivo.
Jungwon se inclinó hacia ti, dejando que sus labios rocen apenas los tuyos, con un toque que era tan tentador como peligroso.
Dudaste un instante, atrapada entre la razón y el deseo, entre el temor y la pasión que Jungwon despertaba en ti. Tu corazón latia con fuerza, cada parte de tu ser era consciente del poder que Jungwon tenia sobre ti y comenzaste a dejar de resistirte.
Lo dejaste acercarse, lo dejaste ser el que tome el control, el que marque el ritmo. Sentías la intensidad del momento, la electricidad en el aire mientras Jungwon te envolvia con su presencia. Sabias que no debías, que había algo peligroso en ceder de tal manera, pero el deseo en ti era más fuerte, inevitable.
Jungwon te sintió caer al infierno junto con él.

—Baila para mí por siempre...

𝕸𝖔𝖔𝖓𝖘𝖙𝖗𝖚𝖈𝖐 - 𝕰𝖓𝖍𝖞𝖕𝖊𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora