Capítulo 6

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El verano había sido un torbellino de nuevas emociones, aventuras y momentos compartidos. Junto a Mateo habíamos creado un lazo especial, uno que floreció en la calidez del sol y el murmullo de las olas, donde podía ser yo misma. Me llevaba muchos recuerdos y dibujos hechos en cada lugar que visitamos, y le dejé otros más a Mateo y a mi tía.

Sin embargo, a medida que los días pasaban, comencé a sentir una punzada de tristeza al pensar en el final de las vacaciones. La realidad de regresar a mi ciudad y a mi vida anterior se cernía sobre mí como una nube oscura. Sabía que debía volver a la rutina del colegio, a las inseguridades y a la frialdad que había construido para protegerme. 

El último día llegó sin previo aviso. El cielo estaba despejado y el aire fresco traía consigo un ligero aroma salado. Mateo y yo decidimos pasar nuestra última tarde juntos en el bulevar donde todo había comenzado. Nos sentamos en un banco junto a un árbol.

—¿Te imaginas si pudieras quedarte aquí para siempre? —dijo Mateo con una sonrisa melancólica mientras dibujaba algo en el árbol con un pedazo de metal. 

—Sería perfecto,— respondo mirándolo con nostalgia, sintiendo cómo mi corazón se encogía ante la idea de separarnos.

—Pero esto no será un adiós definitivo —dice él suavemente continuando con su obra. —Podemos escribirnos, nos mantendremos en contacto.

—Sí, —respondí, sintiendo una chispa de esperanza al imaginarme recibir sus mensajes durante el año escolar.

Con esa promesa flotando entre ambos, el sol comenzó a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpura. 

-Esta terminando - me dice el - ven a ver!

Me levanto y camino hacia él. No puedo evitar sonreír ante su obra. Un corazón con nuestras iniciales dentro. 

—Este será nuestro lugar —me dice mirandome con una mezcla de ternura y tristeza. - Puedo…?

Cuando volteé a verlo él estaba muy cerca de mí. Mi corazón dio un vuelco; reuní toda mi valentía para asentir. 

Acercándose levemente con un suave movimiento, él se inclinó hacia mí y nuestros labios se encontraron en un beso dulce e inocente; un beso lleno de promesas y esperanzas para el futuro. Era un beso que capturaba todo lo que habíamos vivido juntos durante ese verano mágico: la alegría, la complicidad y ese primer amor que nunca olvidaría. 

Cuando finalmente nos separamos, ambos sonreímos tímidamente mientras nuestros corazones latían con fuerza.

—Te voy a extrañar —murmuró él mientras miraba mis ojos llenos de emoción.

Yo también —respondí sinceramente.

Con esas palabras resonando en nuestros corazones, comenzamos a caminar hacia la casa de la tía Julia para preparar mis maletas. Cada paso era pesado por la inminente despedida, pero también estaba impregnado de esperanza por lo que vendría.

Al llegar vemos una camioneta frente a la casa de mi tía. Entramos y allí estaban mi hermano y mi madre. 

¡Hey! —me dice Tomás en forma de saludo; —¿Qué te parece? —mostrando la camioneta. 

—¿Es tuya? —preguntó asombrada. 

Él se hecha a reír. Mientras mi madre observa a Mateo de pie a cabeza. Él se presentó con cortesía a mi madre y se despidió de todos para retirarse. No quería que se fuera; pero vi lo incómodo que se sintió bajo el escrutinio de mi madre. 

A la mañana siguiente, mientras nos alejabamos en la camioneta de mi hermano hacia nuestra ciudad, pude verlo en las afueras del pueblo, esperando para despedirse de mí; agitando su mano, sentí una mezcla de tristeza y emoción burbujear dentro de mí. Sabía que aunque las vacaciones habían terminado y debíamos separarnos, nuestra conexión seguiría viva a través de los mensajes y los recuerdos compartidos.

Y así fue como dejé atrás aquel verano lleno de magia e inocencia. No tenía ni idea de la desgracia que me esperaría al regresar a casa. 



🗣️ Qué lindos son los Amores de Verano...! 🥰🥰🥰
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