Aún quedaba una semana para el inicio de clases, y me encontraba atrapada en un limbo emocional. La conversación explosiva con mi madre seguía resonando en mi mente, y mi orgullo herido me impedía dar el primer paso hacia la reconciliación. No había vuelto a hablar con ella desde aquel día; simplemente me limitaba a ignorar su presencia.
Cada tarde, cuando mi madre llegaba a la casa del trabajo, me encerraba en mi habitación. Ponía música a todo volumen, dejando que las melodías ahogaran mis pensamientos y emociones. Era mi forma de escapar de la tensión palpable que había llenado la casa desde aquella discusión. Las letras de las canciones se convertían en mis confidentes, mientras me sumergía en un mundo donde no existían los juicios ni las expectativas. También le escribía a Mateo por mensajes. Aunque casi no me respondía, era difícil comunicarme con él por temas de señal.
Durante esa semana, también aproveché para ponerme al día con las cosas que necesitaba comprar para el colegio. Con Tomás a mi lado, recorrimos tiendas buscando útiles escolares y ropa nueva. Aunque disfrutaba de esos momentos con mi hermano, siempre había una sombra de incomodidad flotando entre nosotros; la falta de comunicación con mi madre pesaba sobre el ambiente familiar.
El último fin de semana antes del regreso a clases llegó. Mientras organizaba mis cosas en mi habitación, Tomás entró con una sonrisa amplia y una propuesta inesperada.
- Paula! Tengo una salida de campamento con mis compañeros de trabajo este fin de semana. ¿Te gustaría venir? —preguntó emocionado.
- ¿En serio? ¡Sí! No quiero pasar todo el fin de semana encerrada aquí —respondí rápidamente, sintiendo que esa escapada era justo lo que necesitaba.
Tomas comenzó a explicarme los detalles del campamento: actividades al aire libre, fogatas por la noche y la oportunidad de desconectar del estrés cotidiano. La idea de estar rodeada de la naturaleza era tentadora; era un respiro necesario antes del inicio del nuevo año escolar.
Esa noche, mientras empacaba algunas cosas para el campamento, sentí una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que alejarme por un tiempo podría ayudarme a aclarar mis pensamientos sobre lo ocurrido con mi madre. Tal vez incluso me daría la perspectiva necesaria para abordar la situación cuando regresara.
Cuando finalmente llegó el momento de partir hacia el campamento con Tomas y sus amigos, sentí una oleada de libertad recorrerme.
El auto se detuvo en un claro rodeado de árboles altos y frondosos, donde el aire fresco y limpio llenaba mis pulmones. Al salir, fuimos recibidos por el bullicio de risas y conversaciones animadas. El campamento estaba lleno de vida; grupos de jóvenes se movían entre las cabañas, preparando sus cosas para la primera noche bajo las estrellas.
Tomás me guió hacia un grupo de chicos que parecían ser sus compañeros de trabajo. Todos eran mayores que yo, lo que me generó una mezcla de nerviosismo y emoción. Me sentí un poco fuera de lugar al principio, pero pronto me di cuenta de que eran agradables y acogedores.
—¿Entonces eres la hermanita de Tomás? - preguntó uno de los chicos, sentándose a mi lado. Él era un chico alto con el cabello rizado, una sonrisa deslumbrante y energía contagiosa. - Soy Diego.
—Paula —respondí tímidamente.
- Encantado de conocerte, Paulita. Espero que estés lista para un fin de semana lleno de diversión —dijo mientras me ofrecía una mano para saludarme con una actitud amigable.
—Gracias, estoy emocionada —sonreí tímidamente mientras estrechaba su mano.
A medida que el grupo se dispersaba para organizar sus cosas, Diego permaneció cerca de mí.
—¿Es tu primera vez en un campamento? —preguntó él mientras caminábamos juntos hacia la zona donde estaban armando las tiendas.
- Sí - admiti - Nunca he estado en uno antes. Pero siempre he querido hacerlo.
—Te va a encantar —aseguró Diego con entusiasmo—. Hay muchas actividades planeadas: senderismo, fogatas y juegos nocturnos. Es una gran oportunidad para desconectar y disfrutar del aire libre.
Le sonrei, sintiéndome cada vez más cómoda en su compañía. La forma en que Diego me miraba y me trataba, con atención genuina, me hacía sentir especial; era diferente a cómo me trataban otros chicos de mi edad.
Mientras ayudabamos a armar las tiendas, noté cómo Diego se aseguraba de incluirme en todas las conversaciones y actividades del grupo. Se reía fácilmente y hacía bromas que hacían que todos se sintieran relajados. A medida que pasaba el tiempo, comencé a disfrutar no solo del ambiente del campamento sino también del interés sincero que Diego mostraba hacia mí.
Cuando llegó la hora de la cena, todos nos reunimos alrededor de una gran mesa al aire libre. Las risas resonaban mientras compartían historias sobre sus trabajos y anécdotas divertidas del pasado. Yo escuchaba atentamente, riendo junto a ellos, mientras sentía cómo la tensión acumulada durante la semana comenzaba a desvanecerse.
Diego se sentó a mi lado durante la cena y continuó conversando conmigo sobre mis intereses: música, películas y sueños futuros. Cada palabra parecía crear un puente entre nosotros; no puedo negar que disfruté cada momento en el que él me prestaba atención.
—¿Tienes algún plan para después de que te gradúes? —me preguntó Diego mientras servían malvaviscos asados sobre el fuego.
—No estoy segura aún —respondí honestamente. - Me gustaría explorar algunas opciones… Tal vez algo relacionado con el arte o el dibujo.
- Eso suena genial. Soy de los que piensan que siempre es bueno seguir tus pasiones —dijo mirandome fijamente. Luego hizo una pausa antes de agregar: —Si alguna vez necesitas ayuda o consejos sobre eso, no dudes en decírmelo.
Sentí cómo mi corazón latía más rápido ante esa oferta desinteresada; había algo reconfortante al saber que alguien mayor estaba dispuesto a apoyarme sin ningún tipo de juicio ni expectativa.
La noche avanzó entre risas y juegos alrededor del fuego; las llamas danzaban iluminando los rostros sonrientes del grupo. Mientras miraba las estrellas brillar en el cielo despejado, sentí una oleada de gratitud por haber decidido venir al campamento. Era justo lo que necesitaba. Mis manos hormigueaban por plasmar este momento en un lienzo. Estaba lista para abrirme a nuevas experiencias sin miedo ni reservas.
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LIENZOS DEL SILENCIO
Storie d'amoreLienzos del silencio es una historia desgarradora sobre la lucha de Paula por encontrar la voz propia en medio del caos y el dolor. A través del arte y las conexiones humanas, Paula deberá enfrentarse a sus demonios y decidir si puede perdonar a aqu...