Pacto de Sangre (Completa)

Capítulo 29

CAPÍTULO 29

>A R I A R O D R Í G U E Z<

Todos fijan la vista en mí y parpadeo saliendo de mi trance.

—¿Nos puedes acompañar para que nos guíes hasta allí? —Le pregunta Hilary a la expectativa de su respuesta.

—Sí, por supues...

—Yo sé dónde es —Dejo salir todo el aire que retenía—. Sé dónde queda la casa en la que vivía.

~P~D~S~

No creí volver aquí, y menos por algo tan inútil como esto. No me atrevo a abrir las rejas oxidadas con los años, por lo que Hilary y Roxana lo hacen al darse cuenta de que no tengo intenciones de hacerlo.

Habíamos dejado a un inconsciente y recuperado Geo en su habitación, bueno, fue obra de los vampiros. Me aseguraron de que no recordaría el acontecimiento de lo que pasó en el departamento.

Entramos los cinco, yo de última, mirando las flores marchitas del jardín, hierbas bien crecidas casi queriendo ocultar el camino, pintura desgastada y rayada, con pedazos faltantes. Mis ojos recorren cada rincón de este lugar mientras llegamos a la entrada, pero no evito que mis ojos logren recaer en aquella habitación abandonada, sombría y apartada de la casa, esa es la habitación donde la vi morir.

>P A S A D O<

—Mami. —Llamé desde un rincón bajo la mesa de escritorio.

—¿Ariadne? —La veo fruncir el ceño, mirando a todos lados mientras cargaba papeles en sus manos— Cariño, ¿dónde estás?

—Aquí estoy, mamá, debajo de la mesa.

—¿Qué haces ahí escondida, princesa? —Deja su papeles en la mesa y se agacha para encontrarse de frente a mí.

—Él vendrá por mí —Susurré con voz quebrada—. Lo hará, mami, lo hará.

—Ya, mi pequeña. —Me acoge en su brazo y enseguida siento mi seguridad regresar.

—No dejes que me lleve, mami.

—Tranquila, pequeña, no dejaré que te lleven.

—¿Tú si me crees? —Me separo un poco para mirarla, limpiando mis mocos y lágrimas con el dorso de mi mano.

—Por supuesto que sí, nunca dudes de eso, pequeña —Besa mi frente con amor y me sonríe—. Siempre te amaré.

—¿Siempre siempre?

—Siempre siempre.

—Eleanna. —La voz varonil de aquel hombre que nunca me cayó nada bien, se hizo escuchar dentro de la oficina.

—Señor Austen.

¿Qué hacía él aquí? ¿Cómo logró pasar sin haber sido aceptado por nosotros y la seguridad?

>C A M B I O D E E S C E N A 1<

—Mi esposo no está, será mejor que se marche.

Sigo escondida bajo la mesa, (aunque ya supongo que sabe que estoy aquí), y siento unas ganas enorme de abalanzarme contra ese hombre sólo para caerle a puñetazos por atreverse a tocar a mi madre de esa forma.

—¿Y perderme de su presencia?

—Ya váyase, señor Austen.

Tengo miedo, tengo un mal presentimiento.