Capítulo 46 (+18)

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CAPÍTULO 46

>A R I A R O D R Í G U E Z<

Enredo mis piernas en su cintura mientras siento su lengua invadir mi boca con desespero. Mi espalda impacta contra la cama con dureza pero al contrario de sentir dolor, me llena de placer.

—Ah... sí... —Jadeo, arqueando mi espalda cuando su boca se dirige de mi cuello al inicio de mis senos— Aaaah...

Mis manos son llevadas por encima de mi cabeza y luego siento como me las amarra con mis bragas que. Con la respiración agita, lo veo a los ojos.

—Que creativo, colmillito.

—Oh, espera a ver cuanta creatividad poseo.

Su ropa desaparece en un pestañeo e inconscientemente suspiro extasiada al mirar su miembro, con un hambre voraz.

Mami te extraña, cariño, ven y fóllame de una jodida vez.

—Aún no te voy a follar, pequeña. —Dice con su sexy voz ronca y excitada, gateando hacía mí en cuatro, quedando su generoso miembro en el medio de mis senos.

«¿Por qué?» Quiero preguntar y quejarme como una nena chiquita, pero en cambio, digo:

—¿Me leíste la mente?

—No me hace falta leer la mente cuando con tus ojos expresas tus deseos más lascivos.

Ni siquiera me da chance a responder cuando comienza a masturbarnos; soba su polla con mis tetas, con una lentitud que me desespera. Cuando intento agarrar su miembro, se detiene y me lleva mis manos atadas sobre mi cabeza, otra vez.

—No puedes tocar, bonita.

—Eso es cruel, niño —Veo un asomo de sonrisa ¿Triste?—. ¿A dónde vas? —Le pregunto al verlo levantarse y dirigirse a una mesita de noche hecha de bambú. Coge algo en sus manos que no me deja ver con su cuerpo desnudo tapándolo, y se vuelve a mí, mostrándome una cinta lo suficientemente larga y ancha para vendar mis ojos— Es un chiste ¿no?

Aunque no me caería mal que me lo hiciera así.

—No —Decidido, se acerca a mi persona, y luego de unos pocos minutos de resistencia, no veo ni carajo—. Que hermosa, mi chiquilla.

—Vete al infierno.

—De allí vengo y ahí te voy a llevar.

—Contigo.

—Conmigo.

Su mano juega con mi rajita y su boca impacta en la mía, siento uno de sus colmillos morder mi labio inferior y probar las gotas de sangre que brota de mi labio, mientras mete su dedo corazón e índice en mi coño y con el pulgar estimula mi clítoris. Muerdo mi labio inferior, ahogando un sonoro gemido, casi doloroso como placentero.

Pacto de Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora