CAPÍTULO 52
>A A R O N W A L K E R<
Ruedo los ojos ante la burla lejana de Demetrius mientras llevo a Ariadne en brazos a nuestra habitación. Se durmió poco después de estar abrazados bajo el cielo nocturno.
Hubiera llegado más rápido a la habitación con mi velocidad vampírica, pero no quise despertarla en el trayecto.
La dejo en la cama y cuando me aseguro de que esté cómoda y tapada, me acuesto a su lado.
—Aaron... —Balbucea abrazándome con su pierna y su brazo, mientras su cabeza descansa en mi pecho.
—Aquí estoy, chiquita —Beso su frente y la abrazo por la cintura—. No me iré.
Veo el fantasma de una sonrisa en sus labios y eso me hace sonreír también.
Es la mujer más bella que mis ojos han visto en mis trescientos setenta años de vida.
Es mi mujer.
Aparto un fino mechón de cabello de su cara para que no le moleste y lo coloco detrás de su oreja.
Entonces lo veo.
Veo la cicatriz a penas visible detrás de su oreja, esa que me transporta al pasado, a ese día en que todo se fue a la mierda.
Y todo por mi culpa.
>P A S A D O<
—¿Por qué es tan difícil hacerlo? —Refunfuño en el intento de hacerme la corbata. Sin ella no puedo irme, no señor.
En estos siete meses (dos de conocernos y cinco de novios) que hemos pasado juntos, he notado que a mi chiquilla le gusta que use corbatas en ocasiones especiales como nuestras citas y aniversario. Lo malo es que tenía quien me ayudara a hacerla antes de irme al encuentro con mi novia, pero ahora me las tengo arreglar solo... y no me está saliendo muy bien que digamos.
Resoplo inconforme con el resultado obtenido y suena el cacharro que tengo por teléfono.
Preferiría las notas y cartas de la antigüedad.
Acepté la llamada y encendí el altavoz.
—Hola, colmillito.
Una sonrisa se pinta en mis labios escuchando su dulce y mortal voz.
—Hola, chiquilla. —No evito que mi tono salga algo misterioso y feliz.
—¿Qué te traes entre manos, eh?
—¿Yo? —Bufo fingiendo indignación que la hace reír— Nada.
—¿Sabes que no te creo, cierto? —Puedo jurar que ha alzado una ceja interrogante, buscando la respuesta para su pregunta— ¿Estás listo?
—Estoy tratando de hacerme la puñetera corbata —Confieso, volviendo a deshacer la misma—. ¿Ya llegas?
La verdad es que estaba muy impaciente y algo preocupado, pues ella había insistido en venir a mi apartamento y de ahí nos iríamos juntos a nuestro lugar en el bosque; en una cabaña. Quería pasar a recogerla en su casa, pero por verla feliz, accedí a su petición de venir sola a mi apartamento.
Lo único bueno fue que aceptó mi condición (a regañadientes) de venir con guardaespaldas en el mismo auto.
Pero aún así, la preocupación no me abandonaba.
—¿Sabes que no es necesario que uses corbata, verdad? —Murmura— Todavía me falta media hora para llegar, no seas impaciente.
—Impaciente es mi segundo nombre, lo sabes —La hago reír con mi respuesta—. Como también sabes que me gusta verte sonreír cuando me ves llevando corbata en nuestras citas y aniversario.
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Pacto de Sangre (Completa)
FantasyElla es alguien a quién nunca desearás conocer. Él es condenadamente atractivo como lo es ella. Ella es excesivamente peligrosa tanto como él. Él es indiferente cuando de alimentarse se trate. Un vampiro y una humana, dan inicio a su historia con un...