Capítulo 63

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CAPÍTULO 63

>A R I A R O D R Í G U E Z<

Me quejo al sentir dolor en mi cabeza, abro mis ojos y los froto soltando un bostezo.

Diablos, hace cuanto no descansa así.

Un peso sobre mi estómago y una respiración helada cerca de mi cuello, me hacen saber de la presencia de alguien a mi lado. Volteo mi cabeza hacia la derecha y ahí lo veo.

¿Está dormido? Los vampiros no duermen hasta llegado un determinado siglo que necesitan el descanso eterno de al menos una hora.

—Aaron, ¿estás despierto? —Lo llamo por lo bajo, intentando ignorar sentimientos y sensaciones que comienzan a joderme ahora.

Y como si mi voz fuera una alarma, bate sus ojos de golpe y me mira sorprendido.

—Ariadne, despertaste.

—¿Estabas dormido? —Arqueo las cejas con curiosidad.

—No —Frunce el ceño—. Creo que sí.

—Los vampiros no duermen. —Le recuerdo.

—De alguna forma, tú me haces dormir. —Sonríe dejando mostrar sus colmillos, sentándose en la cama.

—¿Me culpas? —Finjo indignación, imitando su gesto.

—Para nada —Ríe levemente, y yo sonrío al sentir sus labios besar mi nariz de forma cariñosa—. Me parece fascinante.

—¿Te parece fascinante que te haga dormir?

—Pues sí.

—Pues eres todo un rarito.

Me atrevo a besar su mejilla derecha en tanto la izquierda es cubierta por una de mis manos, me separo con una sonrisa tímida al saber que no dejamos de mirarnos, que se esfuma poco a poco con un doloroso recuerdo que llega a mi mente.

Lo miro, con nulas esperanzas de que sea sólo una pesadilla.

—Aaron, ¿mi padre...?

Suspira.

—Lo siento, Ariadne.

Sentí las ganas de llorar como nunca antes pero me aguanté. Sentí el abrazo de Aaron de inmediato y sonreí a medias con tristeza.

—Estoy bien.

Para nada convencido con mis palabras, deshace su abrazo y se levanta, mis ojos lo siguen por toda la habitación y se fijan en sus manos al tener en las mismas un sobre blanco con el sello de los Rodríguez, el cual decide dejar en mis manos temblorosas.

Mi preocupación no era que la policía haya registrado el despacho porque ahí no había nada ilegal y el asunto de los Droscp está bajo tierra y muy lejos de aquí y de Wallace. Mi preocupación era el contenido de ese sobre.

—¿Qué es esto? —Mi voz sale débil y afectada, me niego a creer que mi padre hizo esa estupidez de las películas dejarles cartas a los hijos mates de morir.

Pero deseo tanto leer una carta suya dirigida hacia mí, sentir que sigue vivo en mi podrido y oscuro corazón de piedra, poder despedirme de él mediante la carta, querer disculparme por no haber sidos buena hija.

Y sobretodo, saber si me daría alguna pista de que alguien quería matarlo (son muchos, pero alguien en específico habrá) y cobrar venganza.

Porque esto no quedará así como si nada, no sé Sofía, Blake y Shadow, pero yo sí me voy a cargar a los hijos de perra que le hicieron esto a mi padre y a Martha.

Pacto de Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora