Pacto de Sangre (Completa)

Capítulo 32

CAPÍTULO 32

>S O F Í A R O D R Í G U E Z<

>2 D Í A S Y M E D I O A N T E S<

—¿A dónde? —Escucho preguntar a mi hermano Blake mientras me dirijo hacia la habitación de Aria, dónde están ellos.

—Wallace —Responde Aria para sorpresa de todos, pero ni eso me detiene—. Me regreso a Wallace.

—Aria, no estoy de acuerdo con que...

—¡Papá, Blake! —Entro dando un portazo, sin importarme la mala mirada que Aria me echó.

—¿Qué sucede Sofía? —Pregunta mi padre y agitada le respondo:

—Shadow. Está muy mal.

Y yo no puedo hacer nada, no cuando ella está aquí.

—¿Qué? —Me trago un sollozo y junto a Blake y más atrás mi padre, salimos en busca de Shadow, sin ni siquiera mirarla. Esto tiene que ser obra de Aria, estoy segura.

—Mira. —Señalo a Shadow hecho una bolita entre sus sábanas mientras su rostro se desencaja al verlo.

—¡Shadow! —Lo zarandea para que abra sus ojos y le hable— ¿Estás bien? —No obtiene respuesta como era obvio y me mira interrogante— ¿Qué le sucede?

Desde que Blake supo —y no de la mejor forma— que Shadow no compartía lazos sanguíneos con los Rodríguez, estuvo triste, ya que lo consideraba como su hermano y mejor amigo, y el enterarse de que no era un Rodríguez, lo hizo apartarse un poco. Tiempo después, la relación entre ellos no ha empeorado o mejorado, está en ese punto intermedio que mantiene ambos lados de la balanza.

Pero aún así, todavía Blake lo siente como su mejor amigo de la infancia, aunque demuestre lo contrario.

Así como yo aún sigo considerando a mi hermana como mi mejor amiga de la infancia.

—No puede respirar. —Le digo con voz quebrada, asustada por él y que pueda morir en poco tiempo.

—¿Cómo sucedió? —Pregunta mi padre ingresando a la habitación, dejándome saber que escucho lo que dije, y en ese mismo instante, nuestra atención es captada por el quejido de Shadow— Shadow, ¿qué sucedió? —Se acerca más a él y le habla.

Igualmente me acerco y sus ojos entrecerrados, se abren por completo, dándonos un susto al verlos de color amarillentos y rojizos, como un puto drogadicto.

—¿Qué cojones es eso? —Pregunta Blake estupefacto y papá le imita.

—Mierda. —Mascullo con dolor, viéndole en ese estado, descubriendo que fue lo que lo puso así.

No me equivocaba al sospechar de ella. Esos síntomas que tiene Shadow, son efectos de su veneno, del cual nosotras solas, sabemos la cura.

—¿Qué? —Pregunta mi padre mientras retrocedo hacia la salida, sin dejar ver a Shadow— Sofía, ¡¿a dónde vas?!

—¡Ya vuelvo! —Salgo de la habitación de Shadow y me dirijo hacia el estacionamiento, al verla irse con esos chupasangres, me dirijo sigilosa hacia su habitación.

Y como lo sospechaba; su puerta tiene llave. Pero eso no me va a impedir entrar. Quito de mi cabello el pasador y lo meto en la cerradura, gracias a Satanás que logro abrir la puerta rápido. Después de todo, las películas si sirvieron de algo. La puerta cruje un poco mientras la abro, la oscuridad de su habitación me recibe cuando entro por completo.