Capítulo 40

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CAPÍTULO 40

>N A R R A D O R A N Ó N I M O<

En un lugar, cerca y a la vez lejos de ella, se encontraba aquel verdugo que sólo existía para cagarla a su manera. Estaba sentado en aquella silla giratoria un poco anticuada y gótica, dando vueltas en ella, riéndose a carcajadas maquiavélicas; digno de un villano.

—Ay niñita —jocoso, se detuvo y miró aquel inmenso cuadro, dónde claramente se reflejaba la hermosa figura femenina de Aria—. No sabes la que te espera —Bebió un trago de su copa, la cual yacía en su mano y luego la dejo en la mesa, para seguir mirando el cuadro—. Si sólo hubieras cooperado y entregado lo que te pedí.

Negó con su cabeza repetidas veces y con agilidad y muchísima velocidad, agarró un dardo de su escritorio y lo lanzó hacia el cuadro; exactamente en el corazón de la joven.

—Hoy no estaría a punto de presionar este botoncito —Acarició dicho botón del control—, el cual será tu perdición.

Volvió a reír maquiavélico y sin importarle algo en su miserable eternidad, presionó aquel jodido botón rojo; la perdición de Danger.

Y así fue como el mundo se fue enterando en un pestañeo que Ariadne Rodríguez Sabathia era la mismísima Danger Droscp, la sanguinaria escurridiza más buscada por todos.

~P~D~S~

—¡JEFE! —a gritos llamó el joven novato a la puerta de su superior, esperó impaciente a que le abriera.

—¿Jeffrey? —preguntó aquel robusto, trigueño y serio hombre, que cargaba con su uniforme policial— ¿A qué se debe todo esto?

Claramente estaba molesto, pero todo rastro de enojo fue reemplazado por satisfacción y sorpresa al escuchar las siguientes palabras de su pupilo:

—Aria Rodríguez reveló a través de un video que ella es Danger Droscp y enseña pruebas que lo confirman —hizo una pausa nervioso y le mostró dicho video a su jefe—. Una Droscp, jefe, la peor de todos ellos.

Y eso era muy cierto, y ambos lo sabían.

—¡A la oficina, hay que hacer la orden de captura a Ariadne Rodríguez! —ordenó el jefe entrando a su casa, cogió su maleta de trabajo junto a la allá es del auto y luego salió. Subió al auto junto a su pupilo y lo puso en marcha lo más rápido que pudo para luego pisar el acelerador a fondo.

~P~D~S~

Para las brujas Goethe, enterarse de esa forma ha sido muy doloroso, ya que criaturas como ellas, sus predicciones al hacerse realidad en sus interiores, en sus almas, en sus corazones, duelen como la mierda.

—Esto se está descontrolando. —lamentó Génesis mirando a su hermana, quién había aparecido de la nada, luego de tantos años separadas por una predicción que se cumplió y ahora las volvió a juntar.

—Tarde o temprano iba a pasar. —murmuró Graciela, respirando un poco mejor luego de aquel terrible dolor que le arrebató el aliento.

—Y se va a poner aún peor. —prosiguió Génesis y su hermana asintió comprendiendo sus palabras.

—Ojalá y ella sepa elegir correctamente en el momento indicado —susurró Graciela, colocando su mano en su corazón—. Porque aunque tendrá a quien elija por ella, él siempre respetará su decisión así sea rendirse.

Génesis no dijo nada ante aquello que su hermana decía, porque ella esperaba lo mismo, después de todo, había algo en esta historia que se volvía a repetir de las dos anteriores.

Pacto de Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora