—Antes de entrar, debo darle un shot de bienvenida.
La castaña suspiró y abrió la boca, resignada.
En verdad mataría a su amiga.
Aquel lugar estaba lleno, la música resonaba a todo volumen y las luces neón iluminaban a los musculosos chicos que daban bailes bastante sensuales. Había de todo tipo: desde chicos fornidos, chicos rellenitos y chicos delgados pero con cuerpos marcados. El ambiente era vibrante y electrizante, pero Marin no se sentía del todo cómoda. A pesar de ello, había aceptado salir con sus amigas, intentando ser más sociable.
—Mei, ¿cómo conoces estos lugares? —preguntó Utahime, con el miedo palpable en su voz.
—Tengo gustos culposos —respondió la peliblanca— Pónganse cómodas chicas, vayan a donde quieran.
Mei se separó del grupo al ver a un chico que le llamó la atención, dejándolas a su suerte. Marin suspiró, considerando que si se separaba de ellas y se escondía en la barra, probablemente no la pasaría tan mal.
—Yo iré por este lado —dijo la castaña, y antes de recibir respuesta, corrió lejos de ellas.
Shoko y Yuki la miraron confundidas, pero solo se rieron antes de dirigirse hacia donde les llamaba la atención. Marin, por su parte, suspiró de nuevo y sonrió para sí misma. Se cruzó de brazos, intentando calmar los nervios, y comenzó a caminar por el lugar con pasos inseguros.
Mientras avanzaba, sus ojos se fijaban en las parejas y los grupos que disfrutaban de la atmósfera festiva. Las risas, las conversaciones y los aplausos llenaban el aire. Marin se sintió un poco fuera de lugar, pero se esforzó por mantener una actitud positiva.
—¿Por qué tan sola, gatita? —una voz masculina detrás de ella la sorprendió.
Marin se volteó rápidamente, encontrándose con un hombre alto y atractivo, con una sonrisa confiada. Vestía solo unos pantalones ajustados y tenía el torso desnudo, mostrando sus músculos bien definidos.
...
El pelinegro exhaló y terminó de vestirse con aquel traje de enfermero. Bueno, "traje" era un decir, ya que en realidad solo consistía en los típicos pantalones sueltos de color azul y un cubrebocas. Al final de cuentas, todo su torso estaba expuesto. Solo sonrió, después de todo hacía lo que mejor le salía: bailar y seducir mujeres por el bien de las dos bocas que tenía que alimentar.
"Breakin' Dishes" de Rihanna comenzó a sonar de fondo, el ritmo vibrante llenando el club.
En cuanto la música comenzó, salió a dar su espectáculo. Era un bailarín solicitado, así que ya tenía una multitud esperando por él. Sin dudar, continuó con su rutina erótica de baile, moviendo la pelvis y las caderas como mejor sabía. Se acercó a una mujer que había pagado una cantidad considerable de dinero por un baile privado.
Su trabajo era hacer que esas mujeres se sintieran deseadas, un respiro de sus deprimentes vidas cotidianas. Le bailaba a la dama sentada en una silla, deslizando sus manos femeninas por todo su torso para que sintiera sus abdominales. Luego se daba la vuelta, permitiendo que ella le tomara las caderas. Al final, eso las volvía locas de verdad.
Como siempre, terminó la noche con muchos fajos de dinero metidos en su pantalón y recogió otros cuantos del suelo. Pero mientras hacía esto, pudo ver a lo lejos a una bella mujer, la misma que había visto esa misma tarde.
—¿Pero qué tenemos aquí? —murmuró con una sonrisa, recogiendo el último billete antes de prepararse para lo siguiente. No le importaba por qué la profesora de su pequeño estaba allí; suponía que por las mismas razones que todas las demás: abandonar un poco sus aburridas vidas.
ESTÁS LEYENDO
Hurt-Toji Fushiguro
FanfictionPrimer paso: Ser maestra de preescolar Segundo paso: enamorar a uno de los padres de familia Mejor no pasemos al tercer paso ¿O si?