—¿Y bien, cómo puedo salir con ella? —preguntó el pelinegro, mirando el festival de granja al lado de la directora.
—Marin siempre piensa en sus niños más que en nada, ¿sabes? —respondió Mei, pensativa— Creo que tiene que ver con su pasado, pero ella nunca habla de eso. En cuanto al amor, tampoco confía mucho...
—¿Qué pasó? —Toji cuestionó ante la seriedad de Mei.
—Pues, la última pareja que tuvo solo buscaba aprovecharse de ella. Al principio, era un tipazo, ya sabes, le regalaba rosas, la llevaba a comer y todo eso. Pero una noche, de la nada, él le dijo que era una patética mujer que solo pensaba en sus alumnos y le escupió en el rostro —Mei miraba a su amiga con tristeza— Ella no expresó sentimiento alguno, pero algo en ella me dice que, por dentro, se rompió. Marin es como una caja fuerte con contraseña; jamás deja ver lo que hay dentro. Pero cuando se centra en sus alumnos, todo a su alrededor pierde interés, y su mundo se convierte en dejarles sonrisas y bellas experiencias a esos mocosos, entre ellos tu hijo.
Toji observaba a Marin, que miraba con amor a los niños que jugaban en el patio. De vez en cuando, se unía a sus juegos.
—Quiero reventarle los testículos al imbécil que le dijo eso.
Mei rió—Yo también. Ese debería ser nuestro próximo plan cuando hayas logrado salir con ella.
—Trato hecho.
—Mira, si quieres salir con ella, te recomiendo que Megumi esté de por medio. Que el niño le pida una salida y, obviamente, tú tendrás que acompañarlo. Habrá tiempo para que conozcas mejor a Marin cuando el mocoso quiera jugar o algo así. Pero... —hizo una pausa para mirarse las uñas— ¿Qué buscas exactamente con ella? Es decir, si quieres una noche con ella, deberías decirlo. Si quieres algo pasajero solo porque es bonita, también deberías decirlo. Pero si quieres algo serio...
—Marin me intriga demasiado. Al principio, solo pensé en lo hermosa que era y lo mucho que disfrutaría verla como la profesora de mi hijo, pero... no sé, hay algo en ella que me hace querer conocerla —la miró a los ojos— Me hace querer mirarla por horas. Verla es como un deleite, y sé que hay algo en ella que no revela. —Sonrió— Sé que es dulce y todo eso, pero sé que hay otro lado tan distinto que estoy dispuesto a conocer.
Mei también sonrió.
—Más vale que te apures, pues Naoya también hará lo posible por salir con ella, y estoy segura de que ella está a nada de aceptar.
Toji suspiró. Aquella mujer era un mundo tan nuevo por conocer que se moría de ganas de adentrarse en lo más profundo.
...
—¿Entonces le puedo pedir una salida? —un pequeño pelinegro miraba con asombro a su padre, sus ojos brillando de emoción— ¿Escuchaste, Yuuji? ¡Podré pedirle a la maestra que salga conmigo por un helado!
El niño de cabello rosado, asintió eufórico con sus ojos igual de brillantes. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció al mirar con duda al papá de su amigo —¿Seguro que no planea usted salir con ella, señor Fushiguro? —preguntó Yuuji, con una mezcla de curiosidad y desconfianza.
—Cierto —Megumi ahora miraba a su padre con los ojos entrecerrados, cruzando los brazos en un gesto de desconfianza— Algo en ti... no me hace confiar.
Toji bufó, sintiendo un ligero enojo—Maldito mocoso, si no tienes las agallas para invitarla a salir, entonces no lo hagas, pero no inventes excusas —dijo, pero su tono se suavizó al ver el rostro de su hijo a punto de llorar.
—¡No! Yo sí quiero salir con ella, pero... —las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Megumi— Me da miedo que me la quites.
El llanto del menor fue suficiente para atraer la atención de Marin, quien se acercó rápidamente, preocupada.

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Hurt-Toji Fushiguro
FanfictionPrimer paso: Ser maestra de preescolar Segundo paso: enamorar a uno de los padres de familia Mejor no pasemos al tercer paso ¿O si?