La luz que entraba por las ventanas del salón de bodas realzaba el brillo del vestido blanco de Marin. El largo velo se deslizaba suavemente sobre su cabello castaño, mientras que el vestido, en forma de princesa, remarcaba su cintura con una perfección que parecía sacada de un sueño. Tsumiki, la pequeña que observaba desde un rincón, estaba completamente encantada. Sus ojos brillaban con admiración y asombro.
"Cuando un hombre te haga sentir como aquella canción que solemos bailar juntas... Sabrás que él es el indicado," resonaban en su mente las suaves palabras de la mujer que la arropó en Tokio. Sabía que, en ese momento, ella la veía desde el cielo, compartiendo su alegría.
Desde niña, Marin había soñado con este momento. Los cuentos de hadas y las historias de príncipes y princesas habían alimentado sus fantasías de un amor perfecto. A medida que crecía, esos sueños parecían desmoronarse al enfrentarse a la dura realidad. Sin embargo, Toji Fushiguro había llegado para hacer realidad ese sueño. No era el príncipe clásico que rescata a la damisela de una bruja malvada, pero sí era el héroe que la había sacado de una vida solitaria y dolorosa. Era un príncipe diferente, sarcástico y seductor, pero, al final del día, era quien cuidaba de su corazón.
— Marin... Te ves hermosa —dijo Tsumiki con una sonrisa llena de cariño. — Gracias por casarte con papá.
Marin se volvió hacia la pequeña con una sonrisa cálida, sus ojos llenos de lágrimas a punto de derramarse. — Gracias a ustedes por ser tan encantadores — respondió, acercándose a la niña y tomándola de las manos. — Sois la familia que siempre deseé — agregó, con las lágrimas a punto de escapar. Sin embargo, la maquilladora, que se acercaba con una expresión ligeramente molesta, le recordó a Marin la importancia de no arruinar su obra de arte.
— ¡Arruinarás mi obra de arte! — exclamó, mientras otras dos mujeres en la habitación reían con confianza.
En otra habitación del lugar, Toji ya estaba listo desde hacía horas, pero no podía evitar sudar nerviosamente. A pesar de su apariencia imponente y segura en el escenario, el hecho de casarse frente a una multitud lo ponía extremadamente nervioso. Aunque disfrutaba de bailar y cantar bajo el anonimato de una máscara, la idea de ser el centro de atención con un compromiso tan solemne lo aterrorizaba.
— ¡Toji! — La voz de Mei Mei lo sacó de sus pensamientos. Ella se asomó a la habitación con una sonrisa de emoción. — Ya está lista, es hora de que la esperes.
Toji suspiró profundamente, se levantó de la silla y se dio una última mirada en el espejo. Miró hacia arriba, sintiendo una mezcla de gratitud y nostalgia.
— Gracias, Aoi, por enviarme a una mujer tan maravillosa que cuida de mí y de tus hijos. Prometo que siempre veré por ella y, aunque esto es una despedida, siempre te llevaré en mi corazón — dijo en voz baja, con una sonrisa melancólica. Luego salió de la habitación, caminando hacia el largo altar.
El camino hacia el altar era un trayecto que simbolizaba el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas. Mientras avanzaba, su nerviosismo se mezclaba con una profunda felicidad y esperanza. Finalmente, llegó al lugar donde el hombre que los uniría en matrimonio esperaba, y se preparó para el momento más importante de su vida.
Mientras caminaba por el jardín hacia el altar, Toji observó a los asistentes que habían llegado para compartir este momento especial. Vio a Sukuna sentado junto a Mei Mei, ambos disfrutando del día con una sonrisa en el rostro. En un rincón cercano estaban las compañeras de trabajo de Marin, acompañadas por Satoru, quien charlaba animadamente con ellos. Más allá, reconoció a sus compañeros del club, y los padres de Aoi, Megumi y Tsumiki estaban presentes, una imagen que le brindaba una gran satisfacción.
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Hurt-Toji Fushiguro
FanfictionPrimer paso: Ser maestra de preescolar Segundo paso: enamorar a uno de los padres de familia Mejor no pasemos al tercer paso ¿O si?