Caminaban de regreso, y Toji se ofreció a llevarla hasta casa.
—No, no es necesario, puedo ir sola —insistió Marin, pero ante la persistencia de Toji, terminó aceptando. La sorpresa llegó en cuanto vio el auto de aquel hombre: un bonito Mercedes Benz clase E de color negro.
Su sorpresa fue inmediata. ¿Un barista ganaba tanto?
—B-bonito auto —dijo Marin, intentando no verse demasiado sorprendida, pero fallando en el intento.
—Gracias, regalo de la herencia de mi clan —respondió Toji mientras le abría la puerta del copiloto. Claro que era mentira; la única manera de haber obtenido aquel auto había sido después de haberle hecho un sucio y procativo baile a un miembro importante de una de las familias imperiales de Japón como despedida de soltera.
Abrió la puerta de los asientos traseros para recostar a Megumi, quien había caído dormido en sus brazos después de salir de la cafetería. Después de cerrarla, se dirigió con nervios a la puerta del piloto para entrar.
—No sabía que provenía de un clan —habló Marin con curiosidad después de que él se sentara y cerrara la puerta.
—Ah, sí, el clan Zeni...gata.
—¿Zenigata? —preguntó ella, frunciendo el ceño al escuchar el nombre pronunciado tan rápido.
—Sí, ese mismo —asintió Toji con nervios, consciente de que pudo haber cometido un error fatal. Luego, pasó a encender el auto.
—Vaya, nunca había escuchado de él, pero debe ser agradable —comentó Marin, sin saber qué más decir, pero en su mente se quedó la duda de por qué eran ahora Fushiguro.
Toji negó con una risa y preguntó —¿Por dónde vive?
—Ah, sí —ella también rió ante lo despistada que estaba, y luego comenzó a guiarlo en el camino.
Marin llegó a casa con una sensación agradable, una calidez que no había sentido en mucho tiempo. Había pasado una tarde encantadora con un hombre después de tanto tiempo. Bueno, un hombre y medio, pues Megumi también había contribuido a que la salida fuera agradable.
Ese par era demasiado agradable, pensó Marin mientras bajaba del auto. Antes de que pudiera despedirse, Toji la interrumpió.
—Me alegra que hayas pasado un buen rato. De verdad, lo digo en serio —dijo él, su voz suave pero firme.
—Yo también lo disfruté mucho, Toji —respondió ella, sintiendo un leve sonrojo en sus mejillas.
Toji sonrió, y ella sintió una pequeña chispa de emoción. Después de despedirse, Marin entró a su casa con una sonrisa en los labios y el corazón ligero.
Toji observó cómo entraba, sintiendo una mezcla de satisfacción y esperanza. Había dado un gran paso hacia conocerla mejor, y ahora solo faltaba seguir cortejándola y, eventualmente, enamorarla. Lo más difícil siempre viene después, pero Toji estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío por Marin.
...
Cierto hombre caminaba por las calles de Tokio, dirigiéndose a retocarse los mechones rubios que tanto le gustaban. Mientras avanzaba, sus pensamientos giraban alrededor de su amada Marin.
Nada parecía surtir efecto en ella. Marin era terriblemente ardiente y no sabía qué hacer para que aceptara tener una agradable cita y pasar una noche única, la cual solo él sabía ofrecer. Pero, por más que intentaba coquetear con ella, ella solo sonreía nerviosa y se daba la vuelta, especialmente cuando se trataba de cierto mocoso pelinegro de ojos azules... y su molesto padre, un pelinegro musculoso de ojos igualmente azules.
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Hurt-Toji Fushiguro
FanfictionPrimer paso: Ser maestra de preescolar Segundo paso: enamorar a uno de los padres de familia Mejor no pasemos al tercer paso ¿O si?