El final.

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La gran mente maestra, Hannibal Lecter, cortaba vegetales para el espectacular estofado para la reunión de esta tarde. A pesar de estar concentrado en su labor, observaba movimientos extraños por el rabillo del ojo, escuchaba que claramente alguien se ocultaba a su alrededor, obviamente lo estaban acechando.

Se hacía el que no se daba cuenta, sabía quién era, y por lo tanto, su rostro formó una tenue sonrisa. Quien lo estaba vigilando, sus "pisadas desapercibidas" lo delataban ante el mejor criminal.

Hannibal: Tu camuflaje no servirá si no tienes cuidado- vertía las verduras a la cacerola, sin mirar tras él. -¿O no, Dante?

Dante: ¿Cómo te diste cuenta, abuelo?-  desapareció su camuflaje, y su cuerpo volvió a la normalidad. -Sólo intentaba asustarte, o al menos sorprenderte.- le sonrió.

Hannibal: Necesitas esforzarte más para lograrlo... Haces ruido al moverte, pequeño.- le devolvió la sonrisa.

El pequeño infante de seis años, era la versión masculina de su madre, Adhara

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El pequeño infante de seis años, era la versión masculina de su madre, Adhara. Sus ojos son tan resplandecientes y rojos como ella, así como también tenía el cabello negro. Poseía las habilidades mentales de su progenitora, pero, podía cambiar de forma como su padre, sin olvidar que tiene el mismo gusto por la carne humana, y su carácter, es idéntico al del payaso.

-Aquí estás, mi amor- Adhara entró en la cocina, mirando a su pequeño. -Te estaba buscando.

Dante: ¡Mamita!- le sonrió. -Estaba jugando con el abuelo.

-¿Ah sí?- lo cargó. -¿Sigues intentando asustar a mi papá? Déjame decirte que será muy difícil, no se asustó ni con tu padre- salió de la cocina e iba subiendo las escaleras.

Dante: Lo sé, no se espanta con nada...- se abrazó a su mamá.

-Bueno, por ahora debo darte un baño, recuerda que hoy vendrán unos amigos para comer.

Dante siempre tuvo un vínculo especial con su joven madre, era muy unido a ella, apreciaba cada momento que pasaban juntos, ya que Pennywise siempre estaba con su mamá, y le daban celos de hijo. Después de unos minutos, el niño ya se encontraba muy bien alistado y perfectamente peinado.

-Ve a ayudar a tus abuelos a poner la mesa, Dante- le da un beso en la frente. -Y no corras en las escaleras.

Dante: Sí, mami- el pequeño fue a cumplir su cometido.

(...)

Un par de horas más tarde, risas y bullicio resonaban en la cocina, los invitados recién habían llegado, compartiendo lo que hicieron todo este tiempo que no se vieron. Hannibal y Leatherface, repartían los platos con comida a los presentes, hacía tiempo que no cocinaba para tantos desde que vivían en su casa. 

Freddy: ¡Mira nada más!- miraba al niño que estaba sentado a un lado de Adhara. -¡Es idéntico a ti, mocosa!- a lo que ella asintió gustosa.

Dante: ¿Y por qué estás quemado?- como todo infante, era curioso.

Terroríficas pero bellas pesadillas. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora