Los tranquilizas en un ataque de ansiedad

521 18 6
                                    

(Exnovios)

(Su perspectiva)

*****

Theodore Nott

El castillo siempre tenía un aire de misterio por la noche, los pasillos oscuros y silenciosos solo iluminados por la luz tenue de las antorchas y el brillo ocasional de las ventanas que dejaban entrar la luz de la luna. Aquella noche, sin embargo, la tranquilidad usual me resultaba opresiva. Sentía un nudo en el pecho, una presión constante que no me dejaba respirar. Mis pensamientos eran un torbellino de dudas y miedos que no podía controlar, y cuanto más intentaba calmarme, más intenso se volvía el ataque de ansiedad.

Me encontré en una de las torres menos frecuentadas, un lugar que solía frecuentar cuando necesitaba estar solo. Pero esta vez, la soledad no traía la paz que buscaba. Mis manos temblaban, y mi respiración se volvía cada vez más irregular. Me apoyé contra la pared fría de piedra, cerrando los ojos con fuerza mientras trataba de recuperar el control.

"No puedo hacer esto... No puedo..." Mis pensamientos eran una maraña desordenada. "¿Por qué siempre termino aquí? ¿Por qué nunca puedo...?" No había respuestas, solo un vacío creciente y la sensación abrumadora de ahogo.

De repente, escuché pasos ligeros acercándose. Mi primer instinto fue apartarme, no quería que nadie me viera en ese estado. Pero era demasiado tarde. Una voz suave y familiar rompió el silencio.

"Theodore..."

Abrí los ojos y la vi. T/n, con su mirada preocupada, se acercaba lentamente. Había algo en su presencia que siempre había sido reconfortante, algo que, incluso después de todo, aún me afectaba. Ella se detuvo a unos pasos de distancia, dudando.

"¿Estás bien?" Su voz era baja, como si temiera romperme si hablaba demasiado fuerte.

Quise decirle que se fuera, que no necesitaba su ayuda. Pero las palabras no salieron, solo un murmullo ininteligible. Ella no esperó una respuesta. Se acercó un poco más y, con una suavidad que siempre había admirado en ella, tomó mi mano.

"Theo, respira conmigo. Entra por la nariz, cuenta hasta cuatro... y suelta lentamente por la boca."

Cerré los ojos y seguí su guía, tratando de concentrarme en su voz, en el ritmo de su respiración. Poco a poco, el pánico comenzó a disiparse, aunque no completamente. Sentía la calidez de su mano en la mía, un ancla en el torbellino de mis emociones.

"Gracias," logré susurrar, aunque no pude mirarla a los ojos.

Ella apretó suavemente mi mano antes de soltarla, y hubo un silencio entre nosotros, lleno de palabras no dichas. Recordé los días en que su simple presencia podía calmarme, cómo solíamos hablar de todo y de nada, cómo había una facilidad en estar juntos que ahora se sentía tan lejana.

"Lamento que me hayas visto así," dije finalmente, todavía sin atreverme a levantar la mirada.

"No tienes que disculparte," respondió ella con suavidad. "Todos necesitamos ayuda a veces." Había una tristeza en su voz, una melancolía que reflejaba la mía. "Y... aunque no estemos juntos, sigo preocupándome por ti."

Sus palabras golpearon algo profundo dentro de mí. "Yo también," admití, las palabras escapando antes de que pudiera detenerlas. "Siempre me importarás."

Nos quedamos en silencio nuevamente, la tensión palpable. Había tantas cosas que quería decirle, tantas emociones que aún no había procesado. Pero el miedo de arruinar lo poco que quedaba entre nosotros me mantenía en silencio.

Slytherin boy's reactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora