Slytherin boy's react

Te sientas en su regazo (1era parte)

(Enemigos con atracción)

(Su perspectiva)

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Theodore Nott

La sala común de Slytherin estaba más ruidosa de lo habitual esa noche. Las risas y las voces llenaban el espacio mientras la luz verde de las lámparas hechizadas proyectaba sombras largas en las paredes de piedra. Yo estaba sentado en mi sillón favorito, un cómodo y viejo sillón de cuero negro cerca de la chimenea, rodeado de mis amigos. Mattheo y Draco estaban charlando sobre alguna fiesta que se había organizado, mientras que yo intentaba concentrarme en cualquier cosa que no fuera el caos a mi alrededor.

Pero entonces, ella apareció.

T/n entró en la sala como si el mundo girara en torno a ella. Siempre tenía esa presencia, esa energía que parecía llenar cada rincón. Hablaba con Draco con una sonrisa en los labios que era imposible ignorar. Sentí mi mandíbula tensarse sin siquiera darme cuenta. ¿Por qué demonios me molestaba tanto? Quizá era porque esa sonrisa no me la dedicaba a mí. Aunque, pensándolo bien, eso no es lo que quería. No. Ella y yo éramos enemigos desde el principio. El tipo de enemigos que disfrutan encontrar la manera de fastidiarse mutuamente.

Y, sin embargo, allí estaba, hablando con Draco, riéndose, como si todo estuviera perfecto. Apretando los dientes, intenté concentrarme en la conversación de Pansy, pero mis ojos volvían una y otra vez hacia ella.

"Theo, ¿estás escuchando?" Mattheo me miró, arqueando una ceja.

"Sí, claro," mentí, forzando una sonrisa. No podía dejar que ella notara mi distracción. Pero la verdad era que todo lo que escuchaba era la risa de T/n y el murmullo de su voz, como si me estuviera retando a hacer algo.

Entonces Draco se levantó para ir por una bebida, dejando a T/n sola junto a su asiento vacío. La vi mirarlo, como si pensara en sentarse ahí. Pero, antes de que pudiera hacerlo, otro chico tomó el asiento sin siquiera mirarla. Podía ver el leve chasquido de su lengua y la forma en que sus ojos recorrieron la sala, buscando un lugar donde sentarse. Pero todos los sillones y sillas estaban ocupados. Qué pena.

Y entonces, nuestros ojos se encontraron. Esa mirada suya, desafiante, como si esperara que yo dijera algo. Sabía que debía ignorarla, que lo más inteligente sería simplemente seguir con mi noche. Pero no soy conocido por tomar las decisiones más inteligentes cuando se trata de ella.

Le ofrecí una sonrisa lenta, casi perezosa, mientras me acomodaba un poco más en mi sillón. "Puedes sentarte en mi regazo si quieres," dije, mi voz baja, pero lo suficientemente fuerte como para que ella me escuchara. Era una provocación clara. Sabía que no lo haría. O al menos, eso pensé.

Por un breve momento, vi la duda en su mirada, esa fracción de segundo donde parecía que iba a lanzarme alguna respuesta sarcástica. Pero, para mi sorpresa, lo único que hizo fue sonreír, esa sonrisa que siempre lograba sacarme de quicio, y caminó hacia mí.

Y antes de que pudiera procesarlo, se sentó en mi regazo.

Al principio fue un toque ligero, apenas perceptible, como si intentara no involucrarse demasiado. Pero a medida que pasaban los segundos, se acomodó mejor, su cuerpo encajando con el mío de una manera que no podía ignorar. El calor de su piel atravesaba la tela de nuestras túnicas, y sentí mi respiración volverse más lenta, más pesada. Podía oler su perfume, un aroma suave pero embriagador que parecía envolverme.

Mis manos, casi por instinto, se posaron en su cintura. Al principio, con un toque casual, pero pronto mis dedos comenzaron a deslizarse, acariciando el borde de su vestido, sintiendo la suavidad de su piel. T/n se movió un poco, lo suficiente para que el roce entre nuestros cuerpos fuera más evidente, más... intencional.