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Abrí mis ojos con un poco de dificultad, giré mi cabeza y ví al Alfa aún dormido a mi lado, me deslicé sin hacer movimientos innecesarios para no despertarlo

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Abrí mis ojos con un poco de dificultad, giré mi cabeza y ví al Alfa aún dormido a mi lado, me deslicé sin hacer movimientos innecesarios para no despertarlo.

Me puse unas pantuflas y baje para preparar el desayuno. Eran las 6:00 a.m y la casa estaba en absoluto silencio con las luces apagadas, entré a la cocina y di un vistazo, los muebles eran de roble oscuro, no era una cocina moderna, de hecho era bastante rústica pero elegante.

Di comienzo a mi labor, pensé en hacer unos panqueques o tal vez unos sandwiches, algo ligero que pudiéramos comer antes de ir a trabajar.

Mi lobo dentro de mí ronroneaba feliz.

— Buenos días.

La voz desconocida me hizo girar sobre mis talones, la señora Jia me miraba con notaría molestia y desdén.

— Buen día. — le respondí.

— No es necesario que haga eso. Es mi trabajo. — Su tono no era para nada amable, es obvio que no le agrada mi presencia en esta casa.

— No se preocupe yo cocinaré. — continúe batiendo los huevos.

— Joven, ese es mi trabajo.

— Yo no te estoy diciendo que no lo sea. — aclaré. — sin embargo, yo cocinaré para Yoongi y para mí.

La mujer beta me dió una mirada de disgusto y se largó de la cocina.

Justo en ese momento me debati si era correcto haberle hablado así, pero su mirada y su tono de voz me hicieron responderle de esa manera.

Las cosas no fueron mejorando, para el segundo día la señora Jia parecía esconderme los condimentos y las especias, en el tercer día no logré encontrar mis zapatos y el cuarto día decidí encarar a la mujer cuando noté que toda mi ropa había sido reacomodada.

Baje hacia la cocina y la encontré preparando la cena.

— Señora Jia, quisiera hablar con usted.

La mujer enarcó una ceja sin disimular su fastidio.

— Dígame.

— Le agradecería que no tocará mis cosas, entiendo que su trabajo es ordenar la ropa de Yoongi, pero no lo haga con la mía.

— Es parte de trabajo.

— No, no lo es. No toque mis cosas. Sus razones por las cuales yo le desagrado me tienen sin importancia pero no por eso tiene que actuar de manera tan infantil y poco profesional.

— Se equivoca joven — levantó el tono de su voz. — Yo solo lo trato como he tratado al resto de jóvenes que mi señor a traído. — soltó aquello con cizaña — No hay diferencias.

Empuñe mis manos hasta que mis uñas se encajaron en mis palmas.

— Joven, el único que puede darme órdenes es el señor Min. Cocinar, ordenar y limpiar es mi trabajo y no dejaré de hacerlo al menos que mi señor me lo pida. Si es todo, volveré a preparar la cena de esta noche. — en sus labios se dibujo una sonrisa de triunfo.

Guardé silencio y volví a la habitación.

Yoongi volvería en cualquier momento, y sería el momento perfecto para explicarle lo que estaba pasando, además, también quería saber eso del resto de jóvenes que ha traído aquí. Es decir, ¿Que ha traído a sus ex parejas aquí?

Miré la cama y no pude evitar preguntarme: 

¿A cuántos ha metido allí?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de los pasos detrás de mí.

— Joven — la empleada más joven tocó la puerta — , El señor Min lo espera en su estudio.

— ¿Podrías decirle que no bajaré a cenar?

— Por supuesto. — hizo una reverencia y se retiró.

A diferencia de la señora Jia, está chica era respetuosa y mantenía siempre una distancia.

Pero no puedo evitar sentir un poco de inquietud, es una joven muy linda y es Omega. Y aunque siempre tenga una distancia no puedo evitar mirar como se sonroja cuando ve a Yoongi.

Deje escapar un suspiro cansado y terminé por refugiarme bajo las sábanas.

Pocos minutos después sentí el aroma de Yoongi aproximándose a mí.

— ¿Tienes algún malestar? ¿Quieres que te lleve a la clínica?

Hice un sonido con mi garganta negándome a su propuesta.

— ¿No me dirás lo que te sucede? — Inquirió.

— ¿Con cuántos Omegas a estado después de marcarme? — pregunté sin quitar las sábanas de mi rostro.

— ¿A qué viene esa pregunta?

— ¿Los has traído aquí? ¿A tu casa? — continúe.

— ¿Quien te dijo-?

— ¿Los has cogido aquí en tu cama? — me levanté y por primera vez lo mire con mis ojos cristalizados al borde de puto llanto. — Dime Yoongi. ¿Los cogías aquí, hmm? ¿También los llamabas "mi amor"?

— ¿Quien te dijo toda esa mierda? — me insistió.

— Respóndeme.

Sus ojos rasgados se enfocaron en los míos.

— Si es cierto — mi lobo gruñó molesto. — pero no teníamos sexo en mi cama mucho menos dormía con ellos, solo era eso, sexo. Y si, yo los traía aquí, era una manera de evitar que me vieran saliendo de algún hotel con ellos y crear un escándalo. — sus manos acunaron mi rostro — Y jamas he tocado a nadie como te toco a tí. Te lo dije,  ¿Lo recuerdas?

¡¡Mierda!! ¡¿Que pasa conmigo?!

Estoy a nada de llorar.

— Hoseok — su voz fue un susurro ronco.

Alcé mi rostro.

— Tú eres la excepción a todo eso que dije que nunca haría.

Mi corazón se aceleró con euforia mientras mi mente se aliviaba de toda inseguridad.

— Ahora dime, ¿Quién te dijo eso?

— No importa.

— Si no me dices despediré a todo el personal de la casa. — sentenció con braveza.

Exhalé, acaricié su mano con suavidad mientras hacía círculos imaginarios sobre su piel pálida.

— Fue la señora Jia, Yoongi, no quiero creerme dueño ni señor de nada, pero te dije que no me gustaba que tocaran mis cosas y en los últimos días Jia lo ha estado haciendo, hoy note que removió mis cosas y me molesté, cuando le pedí que por favor dejará de hacerlo me dijo que... — recordar lo que me dijo hace que me moleste. — ese es su trabajo, y que solo actuaba de la misma manera en la que lo hacía con los otros jóvenes que tú traías.

— Bien, — beso mi frente con suavidad. — espera aquí, y no salgas de la habitación.

— ¿A dónde vas?

— Iré a aclarar algunas cosas.

No fue una orden, fue una petición.

Mis ojos cedieron al cansancio y sin saber en qué momento; caí rendido ante el sueño.





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El Favorito Del Señor Min [SOPE]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora