El Favorito Del Señor Min [SOPE].

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POV. Jung Hoseok.

Estoy exhausto...

Cuando finalmente llegamos a casa de Yoongi, subí rápidamente las escaleras y me encerré en el baño, allí terminé por vomitar todo. Incluso si estoy molesto, no puedo evitar sentir vergüenza. Vomité encima de Yoongi.

Mi enojo y vergüenza hacen un torbellino de sentimientos dentro de mí.

Comienzo por quitarme la ropa y me colocó debajo de la regadera, el agua hace que me sienta un poco más consiente. Yoongi está allá afuera, esperando. Y yo, yo tengo muchas preguntas que hacerle.

Terminó de limpiarme y es cuando decido salir, cubierto solo con la bata de baño.

Yoongi vestía solo con el pantalón, no tenía camisa ni zapatos.

— ¿Ya te sientes mejor? — me pregunta el Alfa, me observa caminar por la habitación sin moverse de su lugar — ¿Estás enojado conmigo? — evalúa simplemente, como si la respuesta no fuera demasiado obvia.

Ignore sus preguntas y entré al closet para ponerme un camisón y un shorts de pijama, cuando salí él permanecía en el mismo lugar, empujaba el interior de su mejilla con su lengua mientras me miraba con sus ojos oscuros.

—  Hoseok. Te estoy hablando — insiste — ¿Por qué apagaste tu teléfono? ¿Por qué no me llamaste cuando te llevaron a la comisaría? — su voz estaba llena de tensión y algo más.

Inhalé profundamente, tratando de no dejarme llevar demasiado por mi enojo.

— Sabes que sería mucho más fácil si lo habláramos en vez de ignorar cada jodida pregunta que te hago — espetó.

— Tienes razón Yoongi — me giré, me crucé de brazos y lo miré con el entrecejo fruncido — ¿Cuánto tiempo llevas sabiendo que las reparaciones del edificio habían terminado?

— Desde hace más de una semana — admite.

— Y no me lo dijiste — enfureci — ¿Por qué, porque no encontraste el momento para decírmelo? ¿O porque no planeabas hacerlo?

Sus ojos me miran con neutralidad, esa jodida mirada. Entonces lo comprendí todo, él siempre actúa a su voluntad sin tomar en cuenta mi opinión. Aunque no debería sorprenderme. Tuvo las oportunidades para ser sincero conmigo, pero no lo fue. 

— No te molestes en responder — le sonreí con amargura —. ¿No acordamos en ser sinceros? Me exiges algo que tú no das.

Frunce su ceño. Sus ojos rasgados me atraviesan.

— Eso no es verdad — contradice con firmeza.

— ¿Ah no? — lo reto — Entonces dime, ¿Por qué coño no me dijiste lo del departamento?

— Era algo sin importancia.

— No para mí. Y lo es aún más si yo te pregunté y tú me metiste descaradamente en la cara.