♤Capítulo 14

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La familia Bridgerton se encontraba haciendo un picnic a las afueras de Londres: Este tipo de planes eran comunes y relativamente habituales en la familia de los Vizcondes. Lady Violet y Lord Edmund lo comenzaron a hacer cuando sus hijos eran pequeños, y hoy, muchísimos años después, lo seguían haciendo con su madre. Fueron hasta allí en barco, un transporte que también solían tomar.

Benjamin había ido con ellos: Lady Bridgerton le había dicho a su hija Magnolia que lo invitara después de haberlos visto bailar en el baile de Lady Danbury. Por supuesto, ambas mujeres habían peleado bastante al regresar a casa esa noche, Violet no podía entender ni creer cómo su hija había bailado y conversado más de una vez con aquel Lord que tanta mala fama tenía y que todo el mundo le había advertido que no se relacionara con él de ninguna manera. ¡Y ahí estaba! Magnolia le contó todas las veces que ella y el futuro posible Príncipe se habían visto. Claro que obvió algunos detalles y tampoco le contó que el hombrecillo se había escabullido en su habitación y se habían dado un beso.

Porque una Señorita no podía tener ningún tipo de contacto físico más allá de tomarse las manos e interacción íntima antes de casarse. Y mucho menos con alguien que no es su esposo ni cortejante.

También había discutido con sus tres hermanos mayores, incluso en este momento lo estaban mirando mal al joven Duque que tenía sus ojos puestos en otro lado intentando hacerse el que no se daba cuenta de las miradas juzgadoras y rabiosas que aquellos tres le enviaban. Se sentía nervioso.

Pero allí estaba Benjamin Holt. En un picnic familiar de los Bridgerton como si fuera el prometido de Magnolia Bridgerton.

Lady Violet decidió invitarlo porque Magnolia le había dicho fervientemente que el chico no estaba jugando con ella ni se había comportado mal. Con mucha duda decidió creer e insistirle a la Señorita que lo invitara. Así podía observarlo y analizarlo. Claro que no le dijo el por qué quería que fuera a su hija: Magnolia se había negado muchísimas veces a invitarlo, era demasiado apresurado e incómodo. Pero su madre era muy insistente, y para que la dejara en paz, lo hizo al fin. Le pareció increíble que el Lord le haya dicho que sí; sin titubear ni pensarlo.

Magnolia había dudado mucho respecto a sus sentimientos por el Duque, no sabía lo que sentía por él. Pero la noche del baile al verlo bailar con Celina Scheffield y otras Señoritas más, se dió cuenta que sí sentía cosas románticas por el chico. El malestar en su estómago y los celos y enojo se lo confirmaron. Aparte, no podía negar que el Duque era atractivo hasta la médula, y su actitud y energía lo ayudaba a ser más atrayente aún.

Todas las Señoritas morían por él.

Pero él solo parecía estar interesado en Magnolia.

–¿Sabe de lo que me di cuenta?–le dijo bajito inclinándose un poco a su oído mientras yacían sentados en una tela amplia. Aprovechó ese momento para hablarle sólo a ella porque los demás estaban viendo atentamente como Gregory y Hyacinth jugaban corriéndose y detrás su madre intentaba agarrarlos mientras los retaba.

–¿De qué?–respondió mirándolo.

–Todos sus hermanos tienen nombres por orden alfabético, pero usted no. ¿Por qué?

La susodicha suspiró.

–Cuando mis padres tuvieron a Francesca, no pensaban tener más hijos. O por lo menos por un tiempo, ya que la habían tenido muy pegada a Eloise. Pero mamá quedó embarazada otra vez casi tres años después y no tenían nombres de niña pensados porque estaban convencidos de que era varón: Cuando nací yo, claramente no era hombre y entraron en pánico respecto a qué nombre iban a ponerme porque no habían pensado ninguno. Mamá quería ponerme Giorgia, para seguir con los nombres Italianos como Francesca. Pero a papá no le gustaba; él quería llamarme Giselle, pero mamá no quiso porque tenía una tía mala que se llamaba así. Así que por no ponerse de acuerdo, me pusieron un nombre que rompió los nombres en orden alfabético.
Luego tuvieron a los dos más pequeños y siguieron con la "tradición" y yo fui la única que quedó diferente...–le contó.

–Bueno, usted es diferente a sus hermanos. Se parece mucho a su madre.

Y era verdad: Violet era rubia, con una piel muy clara y ojos azules. Magnolia, tenía su pálida piel y su cabello claro (color miel en su caso). Lo que nadie sabía era de quién había sacado los ojos grises, pero del resto era una versión más joven de su mamá. Era la única parecida a ella; el resto de sus hermanos eran copias perfectas de su padre. Eso sí, no había sacado el cuerpo tan delgado de su madre. Ella tenía atributos prominentes...

Realmente todo aquel que conocía a su familia le preguntaba el por qué de su nombre. Y ya estaba bastante cansada de contar una y otra vez la misma historia.

Cuando Lady Bridgerton al fin pudo sentarse, habló.

–Duque Holt, ¿qué estudia?–estaba dando por hecho que lo hacía apropósito, para acorralarlo.

Magnolia la miró con incredulidad y enojo.

–Estudio Economía, Lady Bridgerton.–respondió Benjamin con suma calma.

La Señorita Bridgerton lo miró sorprendida, no tenía idea de que estudiaba. Un sujeto con tanta mala fama como él, no esperaba que estudiara.

Tanto la señora Matriarca como el resto de sus hijos se vieron sorprendidos por la respuesta del Lord.

–Oh...qué bien.–trastabilló un poco al no haber funcionado su plan.

–¿Dónde estudió antes, Duque?–le preguntó con la misma intención de su madre y una mirada desafiante Colin, quien había ido con su reciente mujer Penélope.

–En Leduc Moreau College.–sus respuestas eran cortas pero tajantes.

Nuevamente, todos quedaron asombrados: El colegio Leduc Moreau era antiguo y muy prestigioso. Estaba ubicado en Francia y la más alta élite de allí e incluso de otros países de Europa iban ahí. No sólo era caro, sino que también tenía un muy buen nivel educativo; se decía que si no eras inteligente realmente, te echaban. Sin importar quién eras y quién es tu familia.

Magnolia los miró a todos con una expresión de triunfo, orgullo y burla al ninguno conseguir desestabilizarlo o encontrarle algo malo.

–¿Qué intenciones tiene con nuestra hermana?–atacó Anthony, apoyado silenciosamente por los otros dos: Anthony, Benedict y Colin realmente eran un trío muy beligerante cuando se trataba de sus hermanas.

Benjamin se acomodó en su lugar inquieto, ahora sí  habían logrado hacerlo flaquear un poco. Se aclaró la garganta.

–Creo que este es un buen momento para pedirles permiso para dejarme cortejar a la Señorita Magnolia.–dijo.

–No.–respondieron los tres al unísono.

–¡Sí!–dijo la chica inmediatamente después.–¡No me importa lo que digan o quieran ustedes! El Duque me cortejará.–volteó a mirarlo con unos ojos que Benjamin no supo descifrar qué reflejaban.–Quiero que lo haga.

Sublime Magnolia 🌸👑 BRIDGERTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora