Capítulo 14

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Vancouver

La música country que sonaba inundo el auto mientras conducía hasta mi casa, con una sonrisa tonta en mis labios recordaba lo sucedido en el día. No era que estuviera especialmente contento por lo que Estheisy le había hecho, pero estar con Kaia hacia que todo alrededor dejara de importarme, podía estar cayéndose el mundo entero y yo ser el único capaz de salvarlo, y si ella me pedía estar a su lado todo podía irse al mismísimo infierno. Pero ella podía romperse una uña y haría todo para tener el mundo a sus pies si hacía falta. Coloque el freno de mano y tome solo mis llaves al bajar, escuche los ladridos de Scoisa y al abrir la puerta de entrada hizo acto de presencia moviendo alegremente su cola.

–¿Me extrañaste nena? –Di leves caricias detrás de sus peludas orejas y ella saco la lengua varias veces en señal de satisfacción.

Caminamos juntos hasta mi habitación y saque un bolso de mano que tenía al fondo de mi armario, abrí uno de los cajones y saque varias camisetas de estar por casa, dos pijamas, cuatro pantalones y varios boxers. Tomé una bufanda y un par de calcetines además de mis artículos de higiene y cerré el bolso.

–Vamos a por tus cosas.

Coloque el bolso sobre la mesa del comedor y abrí la alacena donde guardaba la comida de Scoisa, coloque un poco en un recipiente grande y rebusque por los cajones hasta dar con los recipientes que utilizábamos al ir a la montaña. Por último, empaque una manta grande que le serviría como cama y tome su correa y mis llaves antes de irme.

–¡Vancouver! –Si la ignoro quizás se vaya–. ¡Vancouver! –Camine más rápido y abrí la puerta trasera del coche para que Scoisa subiera, pero al cerrarla se encontraba delante de mí.

–Joder, ¿qué quieres Estheisy? –Jamás alguien había conseguido sacarme tanto de mis casillas como lo hacía esta mujer..

–Quiero explicarte lo que sucedió. –Me dio su peor mirada de arrepentimiento que más bien parecía una mueca, solo pude rodar los ojos.

–Lo siento, tendrá que ser otro día porque tengo prisa. –Di media vuelta y abrí la puerta del conductor para lanzar el bolso hasta el asiento del copiloto.

–¿Vas con ella cierto? –Detuve mis movimientos y gire hacía ella decidido a terminar con esto.

–Es mi novia Estheisy, debo estar con ella. –Sus ojos se abrieron como platos y aproveché el momento de shock que pasaba para montarme en el auto e irme de allí.

Si Kaia se entera estoy muerto.

Algunos minutos después me encontraba con ambas manos en el volante mirando a la nada, había llegado al estacionamiento del edificio de Kaia hace ya unos diez minutos. Pero claro, ¿en que momento me iba a detener a analizar qué pasaría varios días completos a su lado? Solté un suspiro (igual que las últimas siete veces que decidí era momento de salir y no lo hice), mire la entrada del edifico y baje del coche dispuesto a entrar de una vez por todas.

Di dos toques en la puerta, silencio total. Esperé un poco y volví a tocar, silencio. Me comenzaba a impacientar así que me tome la libertad de abrir la puerta por mi cuenta, definitivamente debía enseñarle a cerrarla cuando estuviera sola. El piso se encontraba en silencio, Scoisa entro alegre y deje todo lo que traía junto a la entrada mientras buscaba rastro de ella con la mirada. La sala estaba vacía y la cocina seguía desorganizada, lo que me daba a entender que no había tocado la zona desde que me fui. No escuchaba la ducha así que no estaba en el baño ¿Dónde diablos se había metido?

–¿Vancouver? –Solté un grito acompañado de una maldición y volteé en su dirección, salía de la habitación mientras se frotaba los ojos. Se veía jodidamente sexy en esa camisa holgada que llevaba, pero definitivamente el susto que me había causado ayudo a que no tuviera una jodida erección.

Lo que me faltaba por conocerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora