En definitiva, hace días vengo observando, ni más ni menos, que a un rarito.
¿Y por qué?
Simple. Quiero estar con él.
Y saben, el no poder hacerlo es frustrante, convirtiéndose en mi primer problema.
Porque tengo dos.
El segundo es que estar con Ken...
Con el pasar de los días, me había vuelto su tutor. El baile cada vez estaba más cerca y mi plan de llevar a Kenma a mi cama parecía más imposible.
—¿En dónde estabas?
Kenma tomó confianza rápido. Dejó caer su lapiz bajo la horrible luz de la biblioteca y clavó sus ojos en mí; me sentí avergonzado cuando notó la marca en mi cuello.
Bien, quizás me distraje con una chica de segundo en los baños pero...
—Yo-
—Ya entendí. No hace falta que lo expliques —tomó su lapiz otra vez. Sentí mi estómago revolverse—. ¿Me ayudas?
Apenado asentí. Me siento mal.
Y me sentí así por lo que restó del día. Kenma no me dirigió ni la mirada, lo que solo me lastimó más. Por eso, durante la salida, decidí hablar con mi mejor amigo.
—Hipotéticamente hablando, si un amigo te ignora porque llegaste tarde a una juntada porque estabas distrayéndote con alguien más, ¿puedes pensar que eran celos?
Yaku me miró confundido y negó.
—Amigo, Kenma puede haberse enojado porque fuiste un impuntual de mierda por una cosa de mierda.
—¡¿Quién dijo que estaba hablando de Kenma?!
—Tu humor —bufé—. ¿Así que se enojó por eso y tu cruzas los dedos deseando que esté celoso?
—Uh, sí.
—¿Qué te he dicho de ese chico? No juegues con él así. Es malo.
—Lo sé pero...
—Ni te atrevas a soltar algún comentario hormonal porque te romperé la nariz.
Rodé los ojos y seguí caminando. Él rió y me siguió.
—¿Por qué no intentas conocerlo y te pones de novio? Te vendría bien.
—¿Quién eres? ¿Mi padre? —volvió a reír. Estúpido—. A parte, ¡no quiero una relación! Soy un hombre libre.
—Eres un hombre idiota solamente.
—¡Oh, ahí está Kenma! —Lo golpeé suavemente—. Nos vemos después, amigo.
—¡Cuidado con lo que haces, Kuroo!
Llegué trotando al rubio teñido. Kenma caminaba metido en su consola, escuchando música e ignorando a los idiotas como yo.
—Hola, hola.
Le quité sus auriculares. Kenma me miró molesto y me los sacó de un manotazo.
—Qué mal humor que cargas hoy.
—¿Por qué no mejor te vas? No quiero compañía.
—¡Gruñón! —pasé mi brazo por sus hombros y Kenma intentó alejarse—. ¿Vamos a tu casa y jugamos un rato?
—Preferiría no ir contigo, gracias. Aléjate.
—¿Qué comeremos hoy?
A duras penas, logré llegar con él. Kenma me soportó de mala gana, incluso cocinamos juntos sin hablar porque se negaba a tener cualquier tipo de contacto conmigo. ¿Qué iba a saber yo que pasaba por su cabeza?
En algún momento de la tarde, fuimos a su habitación. Me tiré en su cama con mi teléfono, preguntándome cuándo sería capaz de dirigirme la palabra. Kenma comenzó a ordenar su ropa y diez minutos después me di cuenta que no hablaría así que decidí hacerlo yo.
—¿Hasta cuándo?
—¿Hasta cuándo qué?
El gato no le comió la lengua. Qué bien.
—¿Hasta cuándo vas a seguir enojado?
—¿Quién dijo que estoy enojado?
—Tu humor —dejé mi teléfono a un lado y me acomodé, apoyando mis brazos detrás de mi cabeza—. Lo que me pregunto es por qué.
—No estoy enojado, Kuro. Déjame.
—No —sonreí. Kenma se dió vuelta, me miró y bufó—. Solo estás celoso, ¿o no?
—No digas estupideces, por favor...
Refunfuñó dándose vuelta otra vez. Yo reí. Podría aprovecharme de la situación.
Vamos, Tetsuro. Usa la cabeza.
—Estabas tan celoso de que llegara tarde porque estaba con alguien más —molesté. Kenma volvió a darse vuelta—. ¿Quieres saber qué hacía?
—No, Kuro. Cállate.
—La estaba besando —cerré mis ojos recordando con una sonrisa—. Y ella me besaba después. Luego bajó a mi cuello y pasó lo que pasó. ¿Por eso estabas-?
Bien, esto no es una emergencia pero...
No sé en qué momento llegó a mí pero cuando dejé de hablar fue porque Kenma estampó sus labios contra los míos.
Me estaba besando.
Mierda.
¡Ayuda!
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HOLA NO ME PEGUEN VOLVÍ 😦
Cómo va la vida?
KENMA BESÓ A KUROO JQKXNEZEJLWJWOMJNZOMJNKMXEJNFXKMWKMKM
