Capítulo 8: Malas decisiones

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¿Recordatorio diario?

Sí, no me gusta Kenma.

Sigamos.

—¡Un poco más arriba, por favor!

Amo el vóley. Desde pequeño lo prático: Fue lo que me salvó de estar en casa por tanto tiempo. Resulta que mis padres discutían demasiado —¡muchísimo!— y yo estaba cansado de escucharlos, así que un día me escapé de casa y me entretuve viendo un partido callejero. Ahí decidí obsesionarme con tal de no escucharlos más.

Y aquí estoy, con casi dieciocho, liderando un equipo.

—¡Bien, descanso de diez minutos! —alcé la voz, ganándome la atención de los chicos—. ¡Practiquen ejercicios tranquilos, después volveremos con los remates y bloqueos!

—¡Sí!

Suelto un suspiro y salgo de la cancha, caminando a las gradas. Yaku no se tarda en llegar, parece pálido.

—¿Estás bien?

—Lev me invitó al baile.

Dijo sin aliento, sentándose. Yo lo miré y reí vagamente, bebiendo.

—Y yo le dije que no.

—¿¡Por qué hiciste eso!? —pregunté atragantado. Yaku ni se inmutó, solo suspiró con la mirada perdida.

—No lo sé. No sentí que fuera buena idea.

—¿Por qué no? —tosí.

Me voy a morir y él no hace nada. Idiota.

—Porque si me invitó al baile, probablemente le gusto —Yo lo miré listo para mentir pero él negó—. No lo niegues. No soy estúpido, Tetsuro.

—Ya. Lo siento.

—Y si le gusto —continuó—, eso significa que quizás, si se confiese y si yo acepto, tendré que conocer a su familia. Y me van a odiar.

—¿Por qué harían eso? —fruncí el ceño.

—Uno, son rusos —enumeró con los dedos—, dos; soy un hombre.

—Si le tienes que gustar a él, no a sus padres —golpeé su frente. Él se quejó—. Y si no los aceptan, vienen a vivir a mi casa. Todos felices y ya.

¿Los padres de Kenma me aceptarían?

La pregunta pasa tan fugazmente por mi cabeza que me asusta.

¿Por qué estoy preguntándome eso?

¿Tan estúpido soy?

El día se termina pasando rápido. Cuando quiero darme cuenta, estoy regresando a casa. Mi teléfono en mano y los audífonos con música que me relaja lo suficiente para ignorar lo que pasa por mi cabeza.

Sí, es Kenma. ¿Y qué? Eso no significa que me guste. Lo conozco hace muy poco.

Pero, debo ser sincero, parece que no quiere salir de mi mente. Su forma de ser y su bonito (¿¡Bonito!?) rostro pasan y pasan, se pasean por mi cabeza y disfrutan de verme sufrir por ello.

Miro el techo y suspiró.

Dame paciencia Dios porque sino me mato.

—Hermano.

—¡Hey, hey, hey, decidiste aparecer!

Bokuto suena tan feliz. Yo sonrío cansado después de contestar la llamada.

—Es viernes. ¿Hacemos algo? —pregunté.

—Somos como almas gemelas, hermano —reí—. Ven a mi casa, justo hay una fiesta a unas calles de aquí. Podemos llamar a Konoha y a Tooru.

—Acepto. En unas dos horas estoy ahí.

—¡Nos vemos!

—Adiós. Mándale saludos a Akaashi.

—No.

Cortó la llamada, haciéndome reír otra vez.

Sé que una fiesta logrará sacarme a Kenma de la cabeza.

Sorpresa: no lo hizo.

Todo es una mierda.

Bailo, bebo, río. Hablo con desconocidos, veo a mi mejor amigo coquetear con su pareja, huelo el humo de cigarro que afecta mis pulmones. La música está fuerte y el nivel de alcohol igual pero aún así, Kenma no sale de mi cabeza.

¿Es porque todavía no cometo mi plan?

Entonces aquí es la primera vez que la cago.

Borracho, marco su número. Él claramente contesta porque no duerme nunca.

—¡Estoy yendo a tu casa!

—¿Qué?

—Hazme lugar en tu cama, Kyanma.

Sonreí atontado. En mi cabeza, todo tenía sentido. Lo que estaba haciendo supuestamente estaba bien y era coherente.

Bien, sueno mal. No hice algo extremadamente idiota, ¿si? Así que cálmense si están pensando en algo estúpido.

—¿Estás borracho, Tetsuro?

Kenma sonaba molesto. ¿O confundido? No podría deducirlo. Tenía más alcohol que otra cosa encima. Ni siquiera sé cómo logré llegar a su casa sin perderme o ser atropellado.

Reí.

—Claro que no.

—Estás borracho, grandísimo idiota —bufó. Yo carcajeé. Me gusta verlo enojado—. ¿Por qué bebiste? Se supone que-

—Ya, ya. No te enojes —me quejé meloso. Kenma suspiró—. No te enojes porque sino lloro.

—¿En dónde estás?

—En la esquina de tu casa —sonreí. Kenma me insultó y yo había llegado antes de tiempo—. ¡Abre la puerta, príncipe!

—¿Príncipe? Dios, ¿qué tomaste?

—No lo sé. Iba aceptando tragos que me daban —me encogí de hombros—. Aunque en un momento tomé una mezcla de no sé qué cosas. Fue increíble.

La puerta se abrió frente a mí. Kenma tenía el cabello desordenado y un pijama a cuadro rojo con negro. Se veía tierno.

—Eres un idiota —dijo con un ceño fruncido demasiado bonito.

Reí.

—Hola, bebé.

Y sin pensarlo, gracias al alcohol, tomé una muy mala decisión.

Agacharme y besarlo, todavía con la llamada en curso.

Agacharme y besarlo, todavía con la llamada en curso

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HOLA AMORES!!

Cómo andan?

yo cansada d vivir

Qué les pareció el cap?

espero les haya gustado!

nos vemos el jueves que viene, mis amores! cuídense!!

tkm tkm tkm

Difícilmente, Kenma¹ | Kuroken Donde viven las historias. Descúbrelo ahora