—¿Dónde estabas? —apenas entré al dormitorio me encontré a Hermione. Estaba sentada en su cama leyendo un libro.
—Estaba con Neville, fuí su asistente en el invernadero.
—Claro que no. —cerró su libro y se paró frente a mi.—Neville vino a buscarte en la tarde.
—Bueno eso es por qué me quedé dormida en biblioteca.
—También fuimos a buscarte a la biblioteca. —caminé hacía mi cama, sin contestarle pero sabía que no se rendiría, comencé a quitarme mi túnica.
—Si te digo te enojaras.
—No lo haré. —ambas sabíamos que eso no era cierto.—Bueno... no tanto, ¿Estabas con Harry? ¿Ya se arreglaron?
Harry.
No contesté y seguí quitándome la camiseta.
—No estaba con Harry ni con Ron ni con Neville. No estaba con ninguno de ellos. Estaba con Draco.
Empecé a ponerme la pijama esperando su respuesta. Fué cuando me dí cuenta de su cara, abría los ojos con sorpresa mientras apretaba su libro con fuerza.
—Con... ¿Quién?
—Con Draco, Hermione. -me senté a su lado. —Lo siento, no sé que pasó y por favor no le digas a Harry. A nadie, prometelo.
Ella me miró aún sería.
—¿Y qué hiciste con Malfoy?
Me quedé callada unos segundos pensando si decirle o no.
—Camille, ¿Qué hiciste con Malfoy?
—Nos besamos Hermione.
Ella abrió aún más los ojos, intentaba hablar pero no salía ninguna palabra de su boca.
—¿Qué te ocurre? ¿Por qué hiciste eso? —dijo un poco alterada.
—No... no lo sé. —Tragué en seco mirando mis manos muestras jugaba con ellas.—Todo sucedio tan pronto... y rápido y luego me besó pero no me separé. También lo bese Hermione.—confesé firme, ella pareció abrir más sus ojos.
Hermione formaba una cara horrorizada cada que yo empezaba a balbucear más y más.
