—¡Amos! ¡Este es Amos Diggory! Trabaja conmigo en el ministerio.—el señor Weasley se abrazó con felicidad con ese hombre.—Y el es su hijo Cedric.
—Si señor.
—¿Son todos tuyos Arthur? —preguntó el hombre mirandonos a todos.
—No, no, ella es Hermione y ella Camille, amigas de Ron, los demás pelirrojos son los míos y él es...
—¡Por Merlín! —todos comenzaron a avanzar, menos Harry y yo, el hombre lo veía emocionado, nuestras manos estaban entrelazadas, así que ambos nos quedamos junto a él.—¡Harry Potter!
—Oh... sí.—contestó Harry aceptando su mano.—¡Increíble, increíble! ¡Y está jovencita! —tomó mi mano emocionado.
—Camille Cullen. —rei mirando su emoción.
—Vamos chicos, caminen.—Harry y yo nos miramos intentando no reír, siguiendo al señor Amos por detrás.
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—¡Nos tocó hasta arriba! —se quejó Ron mientras subiamos las escaleras. Ron era el más emocionado por venir.
—Pongamoslo de esta manera. Si acaso llueve, serán los primeros en saberlo.—todos paramos para mirar a Draco con su padre, ambos tenían asientos pisos abajo de los nuestros. El señor Weasley miraba a Lucius con una mirada fria.
—Nosotros estaremos en el balcón del ministerio. El mismo Cornelius Fudge nos invitó personalmente.—dijo Draco en burla, vestía un traje negro, demasiado formal para solo un partido de Quidditch.
—No presumas Draco, es gente sin importancia.—regaño su padre luego de lastimarlo con su bastón. Yo lo miré burlona. Su padre comenzó a avanzar dejándolo atrás, los demás también siguieron caminando.
—No presumas Draco... —dije burlandome. El me miro enojado mientras seguía tocando su pecho.
—Cullen... que podría esperar de tí, después de todo los modales de estás personas se pegan a ti.
—Camille... vámonos.—Draco y yo nos miramos desafiantes, luego miró a Harry con más enojo. Harry tomó mi hombro y ambos comenzamos a caminar hacía los asientos.
