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—¡Es por aquí! ¡Síganme!
Caminaba apresurada por el callejón, mis padres me seguían por detrás. Mi segundo año en Hogwarts comenzaría. En todas las vacaciones hablaba con Ron y Hermione por cartas, todos estábamos preocupados por Harry, él no respondía ninguna, pero los tres acordamos en vernos en la librería. Y ya iba atrasada.
—Cariño solo nos retrasamos 30 minutos. —me dijo mi madre mientras trataba de alcanzarme. No le contesté y entré corriendo a la librería.—¡Compraremos tus libros, encuentra a tus amigos! —volvió a gritar mi madre.
—¿De qué me perdí? —le pregunté a Ron apenas llegué a su lado.
—Harry está allí en frente. —lo señaló con una mueca. Harry estaba con un señor, era uno de los escritores del mundo mágico. —Camille, ella es mi madre Molly Weasley.
Una señora volteó a mirarme con una sonrisa amigable, antes de que dijera algo me dió un abrazo. —Un placer, un placer Camille.
—Un placer señora Weasley.
—Ella es mi hija Ginny Weasley. —tomó de los hombros a una pequeña que me sonreía tierna.
—Hola Ginny. —me correspondió el saludó de manos algo apenada. Volví a mirar a Harry, el señor lo hizo a un lado cuando le dió unos libros. Él pobre se tambaleó por tanto libro.
—¡Harry! ¡Damelos todos para que los firme! —chilló emocionada la señora Weasley mientras le quitaba los libros a Harry. Nos empujó a todos del lugar y Harry, Ron, su hermana y yo caminamos saliendo del montón de gente.
—Pensé que no saldríamos de ahí. —me quejé cuando estuvimos algo lejos.
—Camille... —Harry me abrazó, a lo que yo le correspondí.
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