Tomé su mano y ambos comenzamos a correr hacía las grandes puertas. Aproveché que Ron estaba tomando cerveza de mantequilla como loco para poder huir de él. Salimos al vestíbulo, caminando a la puerta principal que estaba abierta, y bajamos la escalera de piedra. Al bajar el primer escalón recogí el final de su vestido. No quería que Camille se cayera.
Una vez abajo, estuvimos rodeados de arbustos, jardines y grandes estatuas de piedra. Se oía el correr del agua de una gran fuente. Aquí y allá había gente sentada en bancas. Nosotros tomamos uno de los caminos de entre los rosales.
Comenzamos a caminar por el sendero, era una noche cálida. No era fría.
—Se que ya lo dije una vez, pero lamento lo que pasó y el haberte ignorado.—dije rompiendo el silencio. Ella siguió caminando sin mirarme.—Sirius también...
—No hay problema Harry, todo está bien, Sirius debe tener sus razones para no responder mis cartas y bueno... tú solo hiciste lo que te pidió. Todo está bien. Lo prometo.
Sonríe por lo que dijo, pero algo me hacía seguir dudando.—Y entre nosotros...
—¿Que hay de nosotros?
—No solo somos amigos y lo sabes.—le expliqué.—¿Qué pasa con nosotros?
—¿Tú que quieres que pase?...
No aguante más. Verla aquí, con ese vestido rojo que combinaba con su cabello, tan solo verla frente mío, provocaba algo dentro de mi. Dí una mirada rápida al lugar, detrás de ella había un gran árbol. Rápidamente la tomé de la cara estampandola contra este, para empezar a besarla.
Su espalda choco con el árbol y ella siguió mi beso después de unos segundos.
—No sabes cuánto extrañaba esto.—le dije separándome.—Odiaba verte con el idiota ese.
—Pues la próxima vez que haya un baile, pídeme que sea tu pareja pero no como último recurso.—murmuro contra mis labios.
—Nunca serás mi último recurso.—le susurré para luego volver a besarla. Cuánto extrañaba volver a besar sus labios.
—¿Y?
—¿Y qué?—respondi confundido.
—¿Solo se besaron y ya? ¿Bajo el árbol? Qué romántico hermano.—Eran pasadas las 2 a.m. y hace un rato que había acompañado a Camille a la entrada de su dormitorio. Ron ya estaba aquí, así que fue lo primero que le conté cuando llegué a la habitación.
