𝙋𝙧ó𝙡𝙤𝙜𝙤

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Hace 9 años atras.

Abril

¿Sabes la felicidad cuando llega el verano y puedes volver al sitio que te hace feliz? Así me sentía yo. El coche pasaba por la costa llegando al pueblo donde yo y mi familia veraneábamos todos los veranos. Una casa al lado de la costa con unas vistas preciosas. La casa es blanca y tiene dos pisos. Afuera hay un terreno grande con una pista de tenis.

Pero lo mejor no era donde, sino con quién. Todos los veranos yo y la familia Alcaraz nos juntábamos para veranear. Gracias a que mis padres fueron a la escuela con ellos.

Al principio, para mí era vergonzoso veranear con ellos, ya que no los conocía de nada. Me llevaba fatal con Carlos, pero ahora me llevo bien. Bueno, hace dos años que nos empezamos a llevar bien. Y gracias a eso he hecho una amistad muy bonita con él.

Su padre y él siempre me ayudan con el tenis, pero siempre igual, no se me da nada bien. Por eso, cuando terminamos, subo a mi cuarto a seguir leyendo mi novela. Me encantan las letras. Y de hecho, me encantaría ser escritora y crear mis propias historias de Thriller. No soy muy de romances.

- Abril, mira — la voz de mi hermanita de 7 años pequeña me saca de mis pensamientos.

Unos caballos pastan en el monte. Me asomó por el lado de su ventana para verlos mejor, pero nos alejamos rápido, ya que el coche está en marcha y vamos por la autopista.

- ¿Falta mucho? — Será la 5 vez que pregunto lo mismo en 2 minutos, pero los nervios me comen.

- En 10 minutos estamos — mi madre, distraída leyendo, me responde.

Tamara y yo nos miramos y sonreímos a la vez. A las dos nos encanta pasar el verano con los Alcaraz.

Los 10 minutos previstos pasan volando, y en nada entramos al pequeño pueblo. La casa está más alejada del pueblo, así que avanzamos más.

- Quiero que os portéis bien — mi padre, que va conduciendo, nos habla mientras mira hacia la carretera.

- Sí, papá —respondimos a la vez.

- Y abril, no quiero ninguna pelea con Carlitos.

¿Os había dicho que nos llevábamos bien? Bueno... nos llevamos bien, pero tenemos nuestros momentos de diferencia.

- Es que nunca me deja sus coches de juguetes — me quejo.

- Tienes tus muñecas y las de tu hermana.

- Pero a mí me gustan los coches de Carlitos — me cruzo los brazos y mi madre ríe.

Poco después llegamos a la casa. Los Alcaraz ya han llegado, ya que su coche está aparcado. Mi padre aparca y salimos del coche para coger las maletas.

De la casa salen los padres de Carlos y saludan a los nuestros. Tamara y yo nos colamos entre ellos para entrar en la casa y subir al cuarto mientras reímos. Las dos compartimos cuarto.
Al llegar, dejamos las maletas y bajamos al patio donde unos golpes de pelota se escuchan.

Supongo que Carlos está jugando con Alavaro, su hermano mayor, al tenis. Al salir, ellos nos miran y sonríen. Álvaro es el primero en venir y abrazarnos a las dos.

- Menos mal que habéis llegado, ¿me podéis ayudar contra Carlitos? —Sonríe victorioso y suelto una risa.

Tamara va al parque junto a Álvaro y me quedo enfrente de Carlos. Está más cambiado, ha crecido un poco y ya me saca altura. Teniendo en cuenta que él es un año mayor que yo.

Me lanzo a abrazarle y él me devuelve el abrazo.

- Echaba de menos molestarte, Carlitos — digo en broma.

- Muy gracioso, Abril.

Nos separamos y reímos a la vez.

- Vamos a jugar — se aleja un poco y coge la raqueta.

- ¿Sabes que soy muy mala, y hace tiempo que no juego? —Me excuso.

- No me sirve, vamos - señala al otro lado del campo, donde la raqueta que antes tenía Álvaro descansa en el suelo.

Y así, empezamos a jugar. Claro que él acaba ganando, pero aun así me gusta jugar con él y tener su presencia.



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El verano pasó rápido y, en un abrir y cerrar los ojos, estábamos todos despidiéndonos entre todos. El viaje a casa fue largo, nos pilló de noche y no pude evitar cerrar los ojos y dormirme. Lo curioso es que a la mañana siguiente desperté en mi cama. Y otra vez vuelta a la rutina de siempre.

 Y otra vez vuelta a la rutina de siempre

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𝐀𝐋𝐋 𝐓𝐎𝐎 𝐖𝐄𝐋𝐋 - Carlos AlcarazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora