Capitulo VII

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 Abril

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Abril

- ¿Abril? — soltaron los dos a la vez.

- Bueno, al menos podríais alegraros y ayudarme, ¿no? — dije molesta.

Los dos se miraron sonriendo y Álvaro me ayudó a levantarme. Rápidamente, salí al pasillo para coger la maleta y la empecé a meter en el cuarto.

- ¿Qué haces aquí? — dijo Carlitos, que me miraba con el ceño fruncido.

- Bueno... —La meta se había enganchado con la alfombra y no para de tirar — te dije que tenía una sorpresa, ¿no?

Y no sé si fueron los nervios o la maleta que no ayudaba, me caigo otra vez de culo, muriéndome de la vergüenza. Álvaro se acercó riendo y llevó la maleta al lado del armario mientras Carlos me levantaba cogiéndole de los brazos.

- La sorpresa era que venía a verte — dije por fin, colocándome la ropa bien.

- Pues me encanta la sorpresa — me abrazo.

Correspondí el abrazo y al separarme miré a Álvaro, que nos miraba con los brazos cruzados.

- Sabes que tú eres mi favorito Alvarito — dije riendo, haciendo que Carlos soltara una queja y me acerque a abrazarlo.

- Oye, ¿y... por qué traes la maleta aquí? — Ya me había separado de Álvaro y me giré a mirarlo.

- Bueno, es que me tengo que quedarme aquí. Contigo.

- ¿En mi cama? — dijo él.

- Tú duermes en el suelo, majo — bromeé.

- No te pongas tiquismiquis que ya hemos dormido más veces juntos, eh — se quejó.

Álvaro se fue, ya que tenía prisa, y dejó un beso en la mejilla. Carlos me ayudó a abrir la maleta y colocar mi ropa en el armario.

- ¿Pero qué te has traído, media casa? — se quedó boquiabierto.

- Mucho que traigo esto, Elena quería que me trajera el doble.

- Las chicas estáis locas, no os entiendo — saco una camiseta —, pero si he visto una igual a esta antes.

- No es igual, la otra es de tirantes — me excusé quitándosela de las manos.

- Es lo mismo — dijo él.

- Que no — le lancé la camiseta a la cara haciendo que sacara una sonrisa.

Como venganza fue a por un cojín y me lo lanzo cuando, me agaché a por la ropa. Lo miré mal y se la devolví. Y así empezamos una guerra donde toda mi ropa salió disparada por toda la habitación y los cojines acabaron en el suelo.

Estábamos tirados en la cama, riéndonos a carcajadas. Miré un segundo a Carlos para apreciarlo bien. Su sonrisa era tan bonita que no pude evitar reír. Él me miró y me pillo mirándolo. Los dos páramos de reír, pero seguíamos con una sonrisa en la cara y las respiraciones agitadas.

𝐀𝐋𝐋 𝐓𝐎𝐎 𝐖𝐄𝐋𝐋 - Carlos AlcarazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora